Las escuelas infantiles reclaman test para la plantilla y protocolos claros para su reapertura: “No abriremos sin garantías”

Imagen de archivo de una escuela infantil. / EFE

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Las escuelas infantiles se encuentran ante el dilema y la responsabilidad de si deben y pueden abrir o no el próximo 25 de mayo, una vez que España entre en la fase dos del plan de desescalada. De momento, el Gobierno estatal ha anunciado que en esas fechas pueden abrir centros educativos para menores de 6 años y para clases de refuerzo en el caso de alumnado de cursos en los que se titula, como 4º de ESO o Bachillerato. No obstante, no se han dado las instrucciones precisas sobre cómo será esa vuelta más allá de que para los más pequeños se producirá en aquellos casos en los que sus padres o madres acrediten que trabajan de forma presencial y no pueden quedarse a cargo de otro familiar. Las asociaciones de escuelas de cero a tres años de Canarias aguardan a que se dicten medidas más concretas para organizar esta posible vuelta. Sin embargo, sus representantes sí que tienen claro que no se abrirá sin garantías. Entre sus reclamos, consideran indispensable hacer “test a la plantilla y protocolos claros”. 

“Lo que nos preocupa es que no existen protocolos sanitarios específicos”, remarca Gustavo Hernández, portavoz de la asociación Educando, que integra a las escuelas infantiles de Las Palmas. Insiste en que la educación presencial pasa por la necesidad de que se realicen test a las educadoras (se trata de una profesión feminizada; el 96% son mujeres) para conocer si tienen o han tenido el virus. También considera que debe contarse incluso con la implicación de los centros de salud cercanos para establecer los protocolos de higiene, precaución y las medidas que tomar ante un caso detectado en la escuela. En la misma línea se manifiesta Marina Amador, presidenta de Acinte, la Asociación de Centros Infantiles de Tenerife, que recuerda que habrá que bajar las ratios por aula y apunta que garantizar la distancia social entre los más pequeños es complicado. 

Marina Amador apela a la prudencia y a que desde el Ministerio y desde la Consejería de Educación se marquen unas pautas más concretas ya que la vuelta a los centros supone una “responsabilidad muy grande” y es consciente de que la administración no tiene una tarea fácil al respecto. En este sentido, matiza que las escuelas quieren abrir porque son conscientes de que cumplen una labor fundamental y la plantilla es muy vocacional, pero necesitan hacerlo con garantías de seguridad, que no suponga un riesgo para el personal ni para los menores. Tanto ella como Hernández afirman que aún no tienen datos de cuántas escuelas infantiles estarán dispuestas a abrir ya que depende de las pautas fijadas. No obstante, sí que perciben la preocupación de los padres y conocen la demanda de algunas familias de contar con este servicio que prestan para poder conciliar con su vida laboral. Este es un punto que hay que tener en cuenta, pero sin olvidar la importancia que tiene esta etapa para el desarrollo de los menores. El portavoz de Educando subraya que hay estudios que apuntan que los niños y niñas que se forman en esta etapa tienen más facilidad de adaptarse al colegio posteriormente, además de que tienen más desarrollada su creatividad menos posibilidades de fracasar escolarmente. 

Hacia una vuelta viable

Las escuelas infantiles de Canarias son en su mayoría privadas. Las asociaciones llevan años demandando la creación de una red de atención temprana para fomentar la escolarización de cero a tres años, también con ayudas a las familias para que puedan acceder a este servicio. De hecho, en el Archipiélago, solo el 16% de los menores de esa franja de edad se encuentran escolarizados, de ese porcentaje, el 5% se corresponde con escuelas públicas. Se trata de un dato que contrasta con la media estatal, que se sitúa en el 38% de escolarización. Así lo puso de manifiesto un reciente estudio de la plataforma canaria 5% para Educación basado en datos del Ministerio. “Esta situación se produce cuando el objetivo es llegar como mínimo al 40% y en el País Vasco están sobre el 60%”, destaca Hernández. 

Las asociaciones canarias de escuelas infantiles apuntan que la apertura también debe estudiarse desde el punto de vista económico ya que hay muchas familias que están pasando dificultades en esta crisis y a ello se le suma que la mayoría de escuelas infantiles son pequeñas empresas, que han cesado su actividad y a cuyo personal se le ha aplicado un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Con la bajada de ratios para garantizar la distancia social, estiman que muchos centros seguirán cerrados y temen que a la larga suponga la desaparición del 70% del tejido de escuelas infantiles en España. “Queremos salvar a un sector que supone un total de 296 centros en las Islas, que genera 2.000 puestos de trabajo directos en Canarias y más de 4.000 indirectos si se tienen en cuenta proveedores, comedores, asesores fiscales etc”. Mayo siempre ha sido un mes de matriculaciones pero este año no tienen aún alumnado para el próximo curso.

Las escuelas infantiles canarias también temen que las familias opten por llevar a sus pequeños a ludotecas y otros espacios que han proliferado en los últimos tiempos. “Las escuelas infantiles son los únicos establecimientos apropiados para la incorporación de los niños y niñas de las edades de cero a seis años. Son las únicas que poseen autorización administrativa, y, con anterioridad al estado de alarma, ya cumplían con todos los requisitos legales establecidos, no solo en materia de educación, sino en materia higiénico sanitaria, laboral fiscal… Es responsabilidad de la Administración que no se permita que los menores accedan a estructuras ilegales que no cuentan con autorización y que trabajan al margen de cualquier normativa”, destaca la Federación Nacional de Centros de Educación Infantil en un comunicado. Una máxima que defienden estos colectivos en las Islas. Gustavo Hernández recuerda que desde hace diez años los profesionales están esperando por un decreto que regule a estas otras modalidades como ludotecas pero que aún no se ha publicado. 

Esta semana, la consejera de Educación, María José Guerra, ha iniciado una ronda de reuniones con la comunidad educativa para preparar el fin de curso y la vuelta del próximo curso en septiembre. A principios de semana tuvo lugar el encuentro con los sindicatos, que se niegan a que el profesorado vuelva a las clases antes de septiembre y el resto de semana se reunirá con plataformas de directoras y directores de centros educativos de Secundaria y de Infantil y Primaria, el jueves con la Federación de las Asociaciones de Madres y Padres (Ampas), y el viernes con las asociaciones de centros privados de Educación Infantil. 

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