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Un proyecto canario pretende mejorar la salud materna y la vida de las mujeres de Sierra Leona

Agustín Roso, su mujer Liuba y las hermanas clarisas del centro de atención primaria Nuestra Señora de Guadalupe

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

Sierra Leona tiene una esperanza de vida de 57 años y una mortalidad materna de 1.360 mujeres por cada 100.000 partos, es decir, es el país en el muere un mayor porcentaje de mujeres cuando están dando a luz. Una cifra que sorprende si la comparamos con España, donde son cinco las que fallecen por esta causa al año. Ante estos datos, una pareja de canarios se ha embarcado en un proyecto que pretende aportar su granito de arena y paliar esta situación en el país africano.

El objetivo de la iniciativa es convertir un pequeño centro de atención primaria, situado en la ciudad Mile 91, en una clínica de Maternidad autosostenible. Actualmente, las hermanas clarisas gestionan una casa del socorro llamada Nuestra Señora de Guadalupe, pero cuentan con muy poco personal y medios para dar asistencia. Desde este punto hasta el hospital más cercano hay una hora y media de camino en coche.

El personal que compone este centro es una doctora de medicina general; una enfermera; una analista y una asistente, por lo que no hay una ginecóloga para atender los partos. Además, el promedio de pacientes que atienden al día es de 60. 

El ébola afectó en gran medida a Sierra Leona y a esta ciudad, razón que motivó al canario Coco Portillo a buscar financiación para paliar esta enfermedad en la zona. Antes de ello, venía desarrollando su proyecto de escuelas de WaraWara, en la región norte del país. En Gran Canaria, un día le habló al ingeniero Agustín Roso de ello y de la situación de las mujeres en este país, así como de la labor que hacían las monjas. 

Roso asegura que en ese momento sintió que tenía que ayudar, que era un proyecto que encajaba perfecto para él y su mujer, Liuba, ginecóloga de profesión. Se puso en contacto a través de él con la hermana Patricia, una de las personas que más ha luchado por la maternidad en esta ciudad. 

La primera visita del ingeniero canario y su mujer a Sierra Leona les marcó para siempre. Sostiene que el nivel de pobreza de la zona superaba lo conocido por el matrimonio hasta el momento. Un viaje en el que el suceso que más les marcó fue el hecho de ver a un bebé de seis meses que padecía una bronconeumonía. En el centro de las monjas no podían hacer nada por él, debían llevarlo al hospital, a una hora y media de camino.

Roso explica que la madre no daba autorización para trasladar al pequeño hasta que hablara con el padre. El tiempo corría en contra de su vida hasta que se localizó a este hombre, quien, bajo la incredulidad de esta pareja, decidió que dejarían morir al bebé, ya que había que invertir dinero en curarlo y no confiaba del todo en la ciencia. 

Aquel suceso dejó una importante huella en este matrimonio, que considera que lo más impactante era la actitud de la madre, que por miedo a que su marido la repudiara y quedara sin nada acató su decisión. 

Tras este acontecimiento, plantearon que el proyecto debía además recoger un plan de formación para estas mujeres, para que puedan ser un poco más independientes y no teman a quedarse solas. 

Claves del proyecto

El principal objetivo de esta iniciativa es que el centro de maternidad sea autosuficiente, tanto en su infraestructura como para la mujer. La idea es construir una casa de huéspedes y para ello están trabajando en 20 ejes. 

Por un lado, la construcción del edificio de la maternidad, acondicionándolo para la gestión de residuos sanitarios y la ampliación de máquinas. Además, debe contar con un plan de eficiencia energética ya que hoy día el centro sólo cuenta con 20 placas solares y un pequeño generador.

El agua, en estos momentos se obtiene de dos pozos. Sin embargo, es necesario uno nuevo con mayor capacidad de almacenamiento y que cuente con un sistema de saneamiento para no contaminar el acuífero del que se abastecen.  Tan importante como el agua es el hecho de disponer de un vehículo para poder trasladar a pacientes graves al hospital más cercano. 

El proyecto recoge, a su vez, la importancia de desarrollar un programa de microcréditos para formar a las mujeres y de crear una red de hospitalidad para dar cobijo a voluntarios que deseen ayudar. 

La limpieza es otro de los retos y está previsto un plan de formación de personal y suministro de materiales. También es fundamental el tratamiento de residuos del centro, que actualmente se queman en un agujero cavado en la tierra. Roso explica que para asegurar unas buenas condiciones de limpieza y evitar contagios es necesario instalar un horno y un plan de reciclado. 

Para sacar adelante esta iniciativa se necesita además personal que pueda dar asistencia y compartir su saber, un laboratorio médico que suministre material farmacéutico. El proyecto necesita consultores; personas del ámbito de la educación; informáticos; transporte aéreo y marítimo; un plan contra la desnutrición infantil; vestimenta; agua embotellada y juguetes. 

Para poder desarrollar todos estos puntos es necesario contar con un presupuesto de 200.000 euros. Por ello, todas las empresas que se sientan identificadas con alguna de las áreas pueden colaborar. Son necesarias unas 20 empresas que quieran patrocinar algunas de las claves. Hay entidades que ya se han animado y el proyecto marcha, pero aún se necesitan más.

En este enlace de Facebook se inluyen detalles de cómo es posible ayudar y contactar con los impulsores. 

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