Tiempo de crisis: Sexo a precio de saldo
Mili, prostituta en el sur de Tenerife, trabajaba antes de la crisis una media de tres horas diarias y obtenía unos ingresos mensuales de 3.000 euros; ahora con 12 horas de trabajo, no supera los 800 euros. Ante el descenso de clientes muchas de sus compañeras han optado por rebajar el precio de sus servicios para atraer a los usuarios más preocupados por su bolsillo.
“Muchas chicas se han visto obligadas a aceptar servicios que anteriormente rechazaban para mantener su nivel de ingresos” explica. La realidad económica de empresarios arruinados y largas colas en las oficinas de empleo ha hecho que el tradicional sistema de regateo se implante en el negocio de la prostitución.
“Cada vez más clientes llaman para consultar el precio exacto del servicio e incluso insisten para intentar conseguir una rebaja de tres o cinco euros, o para disponer de más tiempo sin tener que pagar más” señala Mili. Las ofertas se hacen un hueco en el mundo del placer pagado: es habitual encontrar anuncios de contactos en los que se subraya “precios anticrisis”, “económicos” o “servicios desde 20 euros”.
Sin embargo, según indica Fernando Martín, responsable del área de clasificados del periódico canario El Día, el número de anuncios de contactos publicados en el diario “no ha experimentado un importante descenso” en estos últimos meses. La crisis económica es la causa del “overbooking” que experimentan en la actualidad las consultas de sexólogos y psicólogos, que han visto cómo los problemas derivados de la actual situación económica se convierten en un filón de oro.
“En los últimos meses se ha incrementado notablemente el número de consultas, no creo que ningún especialista en este ámbito pueda decir lo contrario”, comenta Ana Paredes, sexóloga y orientadora laboral. Iván Rotella, sexólogo y portavoz de la Federación Estatal de Profesionales de la Sexología, afirma que la crisis es el motivo de que muchas parejas decidan darse una segunda oportunidad o por lo menos se animen a intentarlo.
“Las consultas de los sexólogos tienen más gente porque muchas parejas han descubierto que resulta más barato acudir a un especialista que separarse directamente”, explica Rotella. Sexólogos y psicólogos representan un colectivo en alza en un momento de incertidumbre global que obliga a ajustarse el cinturón, pero ¿cómo afecta la crisis a otros profesionales del sexo?.
Sayo de León, educadora sexual y propietaria de la juguetería erótica Play Sex de Santa Cruz de Tenerife asegura no sufrir los consecuencias de este tsunami financiero. Obligados a reducir gastos, a eliminar de la lista de la compra los productos estrictamente necesarios, a racionar las salidas al cine o al teatro y a prescindir de cenas y copas con los amigos, ahora se pasa más tiempo en casa.
El excedente de tiempo y el aburrimiento pueden ser el motivo de que las ventas de productos eróticos se mantengan y en el caso de algunos establecimientos se disparen. “La crisis no se ha notado demasiado, vamos tirando, ya que contamos con una clientela fija que siempre repite”, comenta Sayo.
Para ella, una de las claves de que el negocio se mantenga es sustituir el concepto de sex shop tradicional por el de juguetería erótica, donde los clientes además de adquirir un producto reciben formación y educación en este ámbito. La alternativa es diversificar y apostar por experiencias novedosas como los encuentros de “tuppersex”, reuniones en domicilios o locales para la compraventa de artilugios eróticos.
“La sexualidad es gratis, te produce endorfinas y ferotoninas que te ayudan a ver las cosas con positivismo y a superar la crisis”, comenta.
Para Sayo de León, besos, caricias y mimos constituyen el mejor remedio y el más económico para olvidarse, o por lo menos, aplazar, las preocupaciones por desastres económicos y tragedias profesionales.