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Santa Cruz de Tenerife no recuperará los costes del derribo de la fábrica de Celgán

Antigua fábrica de Celgán en la capital tinerfeña / Ramón de la Rocha, Efe

Noé Ramón

Santa Cruz de Tenerife —

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife tiene muy complicado recuperar los más de 339.000 euros del coste del derribo de la antigua fábrica de Celgán, cuya primer fase ya ha asumido de forma subsidiaria. Este inmueble pertenece a la empresa Amojo SL, que era propiedad de la familia del expresidente del Gobierno canario, Manuel Hermoso, que posteriormente la vendió a la sociedad gallega Inversiones Anadico SL.

No fue hasta justo un mes después de esta venta cuando el Ayuntamiento insistió en que la compañía llevara a cabo la demolición de forma “inmediata” y la pagara de su propio bolsillo. Entonces se alegó el peligro inminente de desplome y ordenó el desalojo por parte de los ocupas que vivían en su interior. Y todo ello, pese a que desde hace una década es conocido el mal estado de este inmueble.

Lo cierto es que la empresa Amojo SL ha sido declarada insolvente por el Juzgado de lo Social número 4 y sus propietarios se encuentran en paradero desconocido, con lo cual difícilmente podrán devolver el dinero adelantado por el Ayuntamiento. En concreto, la cifra ya alcanza los 217.000 euros por el derribo de la parte que estaba en peor estado, a lo que se sumará en breve la cantidad restante hasta alcanzar los 339.000 euros.

Otro tanto ocurre con los 150.000 euros que se impusieron de multa por no llevar a cabo el derribo en la fecha ordenada, cuyo cobro se ha dado por prescrito. El único empleado que Amojo SL tenía en Santa Cruz presentó una reclamación y en la publicación a principios de año en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de la citación judicial se refleja que los propietarios están en “paradero desconocido” y la empresa ha sido declarada en quiebra.

Desde la Plataforma a Favor del Derribo del Mamotreto, se llama la atención de que este interés por derribar la antigua fábrica surge justo cuando el Ayuntamiento ha puesto todo tipo de obstáculos para no demoler la totalidad del edificio de aparcamientos de Las Teresitas. Y ello pese a que una sentencia firme obliga a que el derribo lo costeen los condenados y por lo tanto no suponga ningún desembolso para el erario público. La portavoz de la Plataforma, Lola Schneider se pregunta por qué tanta rapidez para derribar el edificio Celgán cuando se sabe que el dinero nunca será recuperado para el pueblo de Santa Cruz y sin embargo los mil y un reparos que se imponen a cumplir el fallo firme del mamotreto.

La parcela de la fábrica, un espacio muy codiciado

Lo cierto es que todo lo que ha rodeado a la parcela de la antigua fábrica de Celgán ha permanecido siempre rodeado de sospechas. Promociones Amojo S.L. la empresa inmobiliaria constituida por los hijos del expresidente del Gobierno Manuel Hermoso, se hizo con la propiedad una vez que los terrenos fueron recalificados de suelo industrial a residencial. La compraventa se llevó a cabo mediante un préstamo hipotecario de 5.288.906 euros. Posteriormente, la parcela se puso en venta por 8.168.941 euros, lo que supondría un beneficio de tres millones de euros.

Esta parcela, precisamente, fue el origen de la batalla vecinal contra el Plan General de Ordenación (PGO), por la aparición de numerosas edificaciones en situación de fuera de ordenación a lo largo y ancho de la ciudad. Con esta calificación urbanística estaba la cercana urbanización La Florita cuyos dueños presentaron una avalancha de reclamaciones al PGO a finales de 2009. No resultaba muy lógico que mientras se confirmaba la rebaja de alturas en todos los edificios del barrio, que por tanto quedaban fuera de ordenación, en la parcela de Celgán se permitía la construcción de dos torres de 12 plantas, sobre una superficie total de 6.003 metros cuadrados. De estos, 3.079 metros cuadrados quedaban para uso residencia, y los restantes, para cesión al Ayuntamiento.

En el año 2007 la empresa Promociones Amojo S.L. tenía como presidenta a Ana Hermoso Varela, como vicepresidente a Manuel Hermoso Varela y por consejeros delegados a Ricardo Barrios Pérez, Marcos Hermoso Varela, Jorge Hermoso Varela, Laudelino Quintero Quintero y por administrador a José Hermoso Varela. Esta empresa era tan sólo una parte del grupo Prefabricados Maher (de Manuel Hermoso), hoy desaparecida, dedicada a suministrar materiales de construcción, aunque la sociedad dominante es Amán S.L., cuya principal actividad es la explotación de actividades agropecuarias. Los propietarios de Amojo y Amán eran los mismos.

La inmobiliaria creada en 1999 por los hijos de expresidente del Gobierno, en vez de construir las dos torres de 12 plantas que estaban proyectadas, y en vista de la crisis que pesa en el sector inmobiliario, decidieron poner en venta el solar, del que una parte de los terrenos corresponden al Ayuntamiento para uso público. Puede que en la decisión haya pesado que Amojo tuviese en 2008 un volumen de negocio de 971.962,02 euros, lo que supone una disminución respecto a las ganancias de 2007 de 16.552.533, 84 euros, según se desprende de las cuentas presentadas al Registro Mercantil. O quizás que tras las protestas vecinales de finales de 2009 y principios de 2010 quedaron frustrados los planes para construir estas torres, tal y como determinó la Comisión del Territorio y Medio Ambiente de Canarias (Cotmac).

La venta de esta parcela de Celgán a Amojo, se llevó a cabo en 2006 de acuerdo al PGO de 1992. En 2004, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, con Manuel Parejo como concejal de urbanismo y responsable de la Gerencia de Urbanismo, aprobó en un Pleno consolidar esos terrenos como urbanos consolidados, con lo que aumentaban su valor.

En junio de ese año, el mismo Ayuntamiento había aprobado que se firmase un convenio urbanístico para que los solares tuviesen como destino una parte residencial y otra para hacer una plaza, bajo la cual debían construirse en torno a 500 plazas de garaje. Al final prevaleció lo acordado por el Ayuntamiento: nada de uso docente junto a las plazas residenciales. Había que compensar con espacios públicos la construcción de las dos torres.

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