'Óxido': Sara Yun muestra en Fotonoviembre el drama de los marineros abandonados en el puerto
Tenerife Espacio de las Artes (TEA) acogió este martes la inauguración de una exposición de la artista canaria Sara Yun que lleva por título Óxido y en la que descubre el día a día de cuatro de los veintidós tripulantes de un barco que fue abandonado por su armador en el Puerto de Luz de Las Palmas de Gran Canaria, a miles de kilómetros de sus hogares.
La exposición forma parte de la programación de la XIII edición de la Bienal Internacional de Fotografía de Tenerife Fotonoviembre y ofrece una reflexión sobre la capacidad de lucha del ser humano.
Si en su anterior trabajo -Detrás de la máscara- la lucha era por el amor, en esta ocasión la batalla que se libra es por la dignidad. Óxido -exposición producida y patrocinada por Clece- se puede visitar hasta el próximo día 17 en el espacio Tienda de TEA.
La consejera del Cabildo de Tenerife, Coromoto Yanes; la vicepresidenta y consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno de Canarias, Patricia Hernández; el presidente de Clece, Cristóbal Valderas; el director del Centro de Fotografía Isla de Tenerife, Antonio Vela; y la artista Sara Yun fueron los encargados de inaugurar esta muestra en un acto en el que también estuvo presente uno de los protagonistas, Issa Sidi Fall.
Coromoto Yanes agradeció de manera especial a Clece el trabajo que realiza a nivel social y valoró que Óxido muestra una “realidad social” haciendo visible dolores ajenos.
También quiso Patricia Hernández agradecer a Clece su labor y su defensa por la dignidad de las personas valorando el hecho que esta empresa ayude a personas en riesgo de exclusión social y animando a empresas de las islas a seguir este ejemplo.
“Apoyos así, otorgados las personas en riesgo, son fundamentales para contribuir al progreso y crecimiento de la isla”, agregó la vicepresidenta del Gobierno de Canarias no sin antes felicitar a la artista por su trabajo.
Cristóbal Valderas indicó que la empresa que preside tiene más de 75.000 trabajadores en todo el país (5.000 de los cuales están en Canarias) y que colaboran lo máximo posible en integrar a personas o colectivos que se hayan en riesgo como es el caso de los marineros retratados por Sara Yun en esta muestra. “En las sociedades donde más riquezas se acumula es donde más diferencias sociales se producen”, lamentó Valderas.
Por su parte, Antonio Vela también quiso aplaudir la labor social llevada a cabo por Clece, empresa comprometida con los colectivos más desfavorecidos. No obstante, remarcó que esta exposición -que saca a la luz la vivencia de un grupo de marineros abandonados por el armador de su barco- es un gran trabajo, un ejemplo de lo que es la fotografía documental.
Abandonados en un barco
Durante el acto de presentación de Óxido, Sara Yun dio las gracias a Clece pero quiso agradecer de una manera especial a los protagonistas de sus fotografías, ya que sin ellos y sin su colaboración no existiría esta exposición. “Creo en el poder de la imagen para cambiar conciencias”, señaló.
Con Óxido, la artista ha querido hacer una reflexión sobre las consecuencias que conlleva la toma de decisiones por parte de los marineros y exhibe la lucha por su propia dignidad, una lucha que les ha llevado a vivir en condiciones infrahumanas durante años, poniendo sus propias vidas en peligro.
Sin embargo, casos como los de Ismael Reyes (Cuba), Issa Sidi Fall (Mauritania) -presente en el acto inaugural-, Mor Thiam (Senegal) y Pedro Leyva (Cuba), los personajes que presenta Sara Yun en esta exposición que forma parte de la Sección Oficial de Fotonoviembre, no son en absoluto un hecho aislado.
Y por ello, la grancanaria ha querido sacar a la luz sus historias, las vidas de estos hombres que -sin papeles, sin dinero y sin trabajo- sobreviven gracias a la caridad de algunas personas y a la asociación Stella Maris, que les abastece con algunos víveres indispensables.
Invisibles ante la sociedad, estas personas solo tienen dos opciones: o rendirse y renunciar a lo que el armador José Antonio Gámez les debe o bien luchar por lo que les corresponde mediante la espera malviviendo en el barco.
Así, esperando para poder regresar a sus respectivos países y poder por fin reunirse con sus familias, pasan los días, días que ya se han convertido en años. La prolongada situación de incertidumbre oxida no solo su salud, al no poder cubrir las necesidades básicas, sino también sus almas.
En junio de 2014 se llevaron el petrolero Iballa G a Turquía, no se sabe bien si fue para llevarlo a un desguace o si fue para repararlo. Es entonces cuando los marineros, que llevabaun ya cinco años viviendo en el barco, tuvieron que salir del barco y buscar un nuevo refugio.
Sin haber cobrado aún el dinero que se les debe y siendo considerados inmigrantes ilegales, no tienen adonde ir, y gracias a la ayuda desinteresada de algunas amistades que hicieron durante su estancia en el puerto, consiguen tomar rumbo, cada uno por separado, y a día de hoy siguen esperando que se haga justicia.