Sobre este blog

Espacio de opinión de Tenerife Ahora

Una banda de cornetas

Paco Déniz

0

Aquella cabalgata dio para mucho, me encontré a un cómplice con el que sintonizar la interpretación del desfile y alegar de cosas que alegan las personas cuando se encuentran. Al ratito nuestros pies comenzaron a moverse al unísono de una música pegadiza que nos era familiar, casi casi de la banda sonora de nuestras vidas. También la mano comenzó a moverse de forma muy leve al compás del pie. Pasaba que la banda de cornetas se barruntaba desde allá atrás, pero su imponente marcialidad hizo que mi colega y yo nos moviéramos como en la película Full Monty, cuando los personajes están en la cola del paro y suena la música y no pueden evitar que su cuerpo responda a los acordes.

Al poco pasaron por allí los de la banda bien formados, provistos de un halo de obsolescencia de una marcialidad social perdida. Era un grupo de gente pobre, fronteriza con la marginalidad, en la ultraperiferia de los circuitos sociales más habituales, de edades dispares, bastantes chiquillos y chiquillas flacos, hermanos, primos y vecinos residentes en el barrio, casi famélicos algunos, como un regreso al pasado. Con boina lateral emulando a los paracas, desaliñados con dos tallas más, y zapatos polvorientos con calcetines blancos. En fin, un desfile de abandono escolar temprano ordenado ocasionalmente y comandado por un adulto que espera ser redimido algún día cuando la OJE vuelva a su esplendor, un adulto que por razones ajenas a él no pudo reengancharse en el cuartel, quedando un poco tocado. Un simpatizante de la bandera y los gloriosos rituales patrios.

Era una banda de cornetas de las que acompañan a las procesiones de barrio un domingo por la tarde soleado y aburrido. Todos marcando el paso, anunciando disciplina y orden, aireando una simbología musical rancia pero muy conocida, muy pegajosa, propia de otro planeta autoritario que se resiste a extinguirse. Una banda de cornetas resilientes compuesta por Celia Villalobos y su malcriadez innata, por la antojadiza Ana Oramas, bajo la batuta resentida de Felipe González y Aznar para los que el mantenimiento de la banda de cornetas es la única posibilidad que le queda a la humanidad para no perder el paso ante la competencia desleal de la potente, novedosa y animada batucada.

Sobre este blog

Espacio de opinión de Tenerife Ahora

Etiquetas
stats