Fernando Pérez, cineasta cubano: “El lenguaje del documental no tiene por qué diferenciarse por territorios”

El cubano Fernando Pérez, retratado en Guía de Isora, donde asistió al festival Afrolatam

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

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El cineasta Fernando Pérez nació en La Habana en los años cuarenta. Su ciudad natal y Cuba son las grandes protagonistas de su trabajo cinematográfico, en el que ha explorado tanto el cine documental como el de ficción para contar historias.

Estos días ha participado en el Mercado de Cine de Realidad Afrolatam, en Guía de Isora (Tenerife), donde, junto a otros asesores, ha analizado en el taller CreaDoc, con seis proyectos de documentales de cineastas canarios que están en etapa de guión o de preparación.

Además, ha acudido como espectador a la sección de Pitching, celebrada en esta última jornada de Afrolatam. “Realmente me motivó muchísimo y me resultó muy enriquecedor escuchar los ocho proyectos. Me llevo un grato recuerdo profesional y humano de esta cita”.

¿Qué cree que aporta el género documental a la hora de narrar una historia?

Creo que existe un criterio muy extendido de que el cine son las películas de ficción y un poco que el documental se ve como ese género menor o secundario que muestra siempre la realidad, la geografía... Pero su categoría artística, de alguna manera, no la colocan al mismo nivel que en el cine de ficción. Creo que tanto el cine de ficción como el cine documental son cine: no quisiera establecer las diferencias. Y al documental yo le agregaría un plus, porque logra en muchos casos revelar aspectos de la realidad del mundo que luego te llegan a sorprender. Yo estaba viendo el pitching y el proyecto de las dos realizadores chinas me impactó. Impostores, que ganó un premio, también fue interesante. Monika Ertl: la mujer que vengó al Ché Guevara... Son proyectos muy motivadores y, por lo tanto, no los veo simplemente como documentales. Creo que son obras cinematográficas que tienen su espacio como expresión artística que penetra en la realidad.

¿Qué relación ve entre el cine documental cubano y el de otros países de Latinoamérica y África?

La realidad cubana tiene ya muchas conexiones como realidad en sí misma, no solo como se refleja en los documentales. Como realidad latinoamericana hay muchas cosas que nos unen. Como nos unen ciertas realidades con España y Canarias. Yo conozco muchos canarios o familias que vienen de canarios en Cuba. Nosotros hablamos como ustedes y ustedes como nosotros.

Hay muchas identificaciones en ese sentido y creo que también con el resto de proyectos y países que vienen aquí y se enfocan mucho en África y Latinoamérica, en esta parte del mundo. Creo que eso nos une, pero pienso que, de todas maneras, el lenguaje del cine documental no tiene por qué diferenciarse por territorios. Creo que es un lenguaje universal porque en muchos conflictos, aunque sean propios de una región, en el centro está el ser humano, el individuo. Y eso es universal, porque los seres humanos somos iguales en cualquier lugar del mundo.

¿Cuáles cree que son los retos del documental hoy en día?

Me costaría mucho trabajo hacer una generalización, pero creo que el documental tiene los mismos retos que puede tener cualquier expresión cinematográfica que aspire a no formar parte de ese cine de mainstream que copa las salas de todo el mundo y que está en manos de transnacionales.

No estoy diciendo que no haya buenas películas, pero lo que no comparto es justamente que no compartan muchas pantallas con otras expresiones como las que se muestran aquí, en este festival y en otros. Creo que lograr mantener estos espacios y lograr ganar otros espacios es uno de los grandes retos. El gran reto, porque es muy difícil, pero no imposible, porque siempre va a haber un espectador que aspire a ver ese otro cine alternativo como aspira también a ver ese otro mundo posible.

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