Las personas en huelga de hambre en Tenerife desde hace una semana se reafirman en arriesgar su vida si no se para el nuevo hotel y las villas

Huelga de hambre en Tenerife. (Álvaro Morales).

Álvaro Morales

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La emblemática iglesia de La Concepción de La Laguna, con su simbólica torre y campanario, convive desde hace una semana con una protesta que, más allá de lecturas a favor o en contra sobre si contribuye o es contraproducente al movimiento ecologista, más potente que nunca en Tenerife a tres día de una manifestación (el 20A) que promete pasar a la historia por darse en ocho islas canarias (y Madrid, Barcelona, Berlín, Málaga…), no pasa precisamente inadvertida. Las seis personas en huelga de hambre desde hace justamente siete días (ha trascendido que son todas mujeres, pero sus portavoces insisten en no desvelar sus identidades hasta este jueves, a las 5 de la tarde) persisten en su decisión de llegar a las últimas consecuencias (pase lo que pase) si, sobre todo, el Gobierno regional no frena los reimpulsados proyectos del hotel La Tejita (en Granadilla de Abona, en el Sur de Tenerife) y las villas de lujo de Cuna del Alma, en el también sureño municipio de Adeje.

No pasan inadvertidas porque no se trata de seis casetitas con esas seis huelguistas extremas. Lo que hay en La Concepción es una acampada en toda regla (numerosas casetas y toldos recubiertos) que, bajo los potentes argumentos de la plataforma Canarias Se Agota, ocupa toda el lateral de la célebre iglesia en su parte Norte, desde la torre hasta su esquina inferior. 

Y es que tampoco esas seis huelguistas están solas. Entre diez y veinte personas se turnan para pasar el día y dormir con ellas, entre los que hay enfermeros, psicólogos y otros voluntarios que ayudan en lo que pueden a sobrellevar una situación que se ha ido agravando con el paso de los días sin que reciban una visita, una llamada, un recado… del presidente regional, Fernando Clavijo, o de cualquier otro dirigente actual en las Islas o Tenerife para, al menos, decirles que no pueden o, mejor, no quieren revertir la situación de esos proyectos. Algo absolutamente lícito, para muchas visiones, por decisiones judiciales, por ampararles el derecho de sus licencias o por simple postura política, si bien los políticos de turno podrían aprovechar la ocasión para mostrar humanismo e intentar persuadirlas de que el camino de una huelga general es extremo y no llega a ningún lado, salvo a poner gravemente en riesgo sus vidas. Que están las vías judiciales, políticas y participativas, en las que, por otro lado, los que protestan han dejado bastante de creer en estos casos, por supuesto.

Pero no, nada. Hasta este mediodía, nada de nada. Ninguna reacción política oficial. Mientras, las huelguistas y sus compañeros y compañeras que les respaldan se reafirman en sus argumentos y determinación. Así lo subraya Isora,  una de las portavoces de Canarias Se Agota. En declaraciones a Canarias Ahora este miércoles, asegura que “las personas en huelga están dispuestas a llegar a las últimas consecuencias”, por mucho riesgo que haya para sus vidas, porque consideran que las razones de su protesta merecen esa postura terminal tras años de lucha en contra del hotel La Tejita y las villas de Cuna del Alma, así como a favor de otro modelo de desarrollo que no deprede más la costa y los parajes protegidos y que realmente apuesta por la sostenibilidad y un reparto de la riqueza que rompa décadas de contradicciones salvajes, con récords anuales de turistas mientras las Islas siguen a la cola en Europa en renta, pobreza, dependencia, convergencia, salarios… Y eso que, encima, el turismo aquí disfruta de temporada permanente, no como en Baleares y otros tantos sitios.  

Por supuesto, los que acampan estos días en La Laguna no creen que a esos proyectos de La Tejita y El Puertito (Adeje) les asista la ley y, como muestran en gran parte de la cartelería que acompaña a sus casetas, consideran que hay motivos sobrantes para su paralización, lo que choca con lo ocurrido en este mandato, cuando se han reimpulsado por decisiones judiciales o políticas, pese a la postura en contra, por ejemplo, de Costas (estatal) en el caso del hotel de Granadilla.

Con todo, la huelga de hambre sigue, el empeoramiento de las seis personas que la llevan a cabo se agrava a cada hora y, de hecho, le hacen seguimiento constante. Es más, en la tarde del miércoles, y como trascendió por parte de los propios miembros de la plataforma, la situación de una de las huelguistas se agudizó y tuvo que acudir una ambulancia hasta La Concepción. Tras estabilizarla (solo están consumiendo agua), hoy seguía con su lucha y con el apoyo de enfermeros voluntarios.

Mientras, aún se espera una visita, una llamada, un recado… de algún político/a, aunque sea solo por humanismo (y hasta por su propia imagen, por mucho chantaje del que hablen). Ni siquiera se espera que prometan nada que crean que no deben ni pueden hacer, pero sí, al menos, un mínimo interés. Un “fisco” de empatía.

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