La mujer que intentó matar a su hijo arrojándolo por la borda en Tenerife ingresará en un psiquiátrico
La mujer acusada de intentar matar hasta en tres ocasiones a su hijo ahogándolo al tirarlo por la borda de un barco en Tenerife ha quedado absuelta del delito de asesinato, pero deberá ingresar en un centro psiquiátrico.
En el juicio, celebrado este lunes en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, la Fiscalía ha aceptado reducir la petición de pena de 12 a 10 años como solicitaba la defensa y ahora será el juez quien tenga la última palabra.
Durante la sesión judicial, todas las partes han coincidido en que la mujer sufrió un brote psicótico y prueba de ello es que días antes de lo ocurrido mandaba mensajes a sus amigos repletos de citas bíblicas y anunciando la llegada del advenimiento.
La razón que dio para intentar acabar con la vida de su hijo es que quería salvarlo del apocalipsis.
A la mujer se le ha retirado la patria postestad del hijo, que reside en Francia con su padre, y desde que ocurrieron los hechos, en abril de 2021, ha permanecido en el módulo de enfermería de Tenerife II, pero las previsiones es que en un futuro pueda ser trasladada a un centro psiquiátrico de Francia.
Los hechos tuvieron lugar cuando la mujer con su hijo estaban en un barco de recreo frente a la costa de Adeje y tal y, como relató el capitán, primero le pidió que le sacara una foto a ambos en la parte delantera de la embarcación, a lo que accedió aunque le advirtió que dejara al niño en el suelo para evitar algún percance.
Tras sacarle un par de instantáneas le dijo que iba a quedarse en la proa, el capitán se fue y poco después oyó que algo caía al agua y vio que dos personas, a las que se unió, se lanzaron al mar para evitar que se ahogara.
A continuación, cuando iban a comer, la madre pidió permiso para ir a la popa y fue entonces cuando se tiró con el menor al mar, a la vez que intentaba hundirlo.
Todo ocurrió en apenas cinco segundos y de nuevo gracias a la intervención de los pasajeros se pudo evitar el homicidio, aunque para ello en esta ocasión tuvieron que recurrir a la fuerza, dándole una cachetada y agarrándola del cuello.
Tras preguntarle qué estaba haciendo, dos pasajeros se hicieron cargo del hijo y llevaron a la madre a la cabina, donde fue atendida por una psicóloga alemana que casualmente estaba en el barco. La justificación que daba la mujer por lo sucedido es que no quería que su hijo viviera y ella tampoco.
El capitán llamó a la Policía para que se desplazara al puerto y pudiera detener a la pasajera en cuanto atracaran. Pero una vez más la madre logró arrancar su hijo de las manos de quienes lo cuidaban para tirarlo nuevamente al agua, aunque esta vez no lo consiguió.
El testigo señaló que le llamó especialmente la atención que cuando llegaron al puerto mostraba una actitud muy fría frente al histerismo que demostró cuando ocurrieron los hechos.
Testimonio de los forenses
Los forenses concluyeron que, efectivamente, en el momento de los hechos la acusada tenía sus facultades mentales alteradas, era incapaz de actuar de forma racional o de manera diferente a como lo hizo.
Por ello, propusieron continuar con el tratamiento, pero en un centro especializado y dan por hecho que deberá ser objeto de un seguimiento a lo largo de toda su vida dado que se trata de una enfermedad crónica.
La psicóloga de Tenerife II indicó que siguen su evolución desde que fue internada y que en más de una ocasión ha intentado suicidarse, por lo que permanece en el Módulo de Enfermería y en los momentos críticos es trasladada al Psiquiátrico.
Ratifica que cuando entró en el recinto penitenciario presentaba un estado de psicosis agudo y costó mucho estabilizarla, y aunque poco a poco se ha constatado una mejoría considera que al tratarse de una enfermedad crónica debe ser tratada en un centro especializado, de los que sólo hay tres en el territorio nacional.
En el caso de que no hubiese sido un trastorno podría haber sido condenada a prisión permanente revisable, que suma veinte años, mientras que ahora la pena, a falta de que lo confirme el juez, será de una década como máximo de internamiento.
La mujer intervino brevemente para pedir perdón a su hijo, disculparse por lo ocurrido y mostrar su deseo de ser trasladada a un centro francés.
La imputada asumió su culpabilidad y todas las partes dan por probado que en aquel momento sufría un trastorno mental que consistía en un brote psicótico con ideas delirantes, alucinaciones, juicio de la realidad alterado y pensamientos obsesivos que afectaban totalmente su capacidad de razonar y actuar.
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