“Hay que llamar a El Día para decírselo”. La frase no es del presidente del Movimiento Patriótico, henchido de independentismo al término de una asamblea. Es de Águeda Montelongo (escuchar audio), parlamentaria regional del Partido Popular, tras un debate parlamentario en el que Paulino Rivero contestaba a la portavoz conservadora, Australia Navarro. Ambos, portavoz y presidente, se enzarzaron alrededor de las apreciaciones del segundo acerca de la “desafección hacia España” que, a su juicio, están provocando entre los canarios los desplantes y serruchazos del Gobierno de Mariano Rajoy, además de los atropellos y chulerías que cada fin de semana viene a propinarnos el líder regional de la causa, José Manuel Soria. Acudiendo a lugares comunes muy pintureros, Navarro alegó que la mayoría de los canarios se sienten españoles, ignorando por completo el alcance del término desafección, al que seguramente equiparó al de independencia por economía de costes. Lo raro es que, manteniendo como mantuvo el PP (y como mantiene siempre) un discurso tan españolista, se pudiera escuchar a Águeda Montelongo decir eso, “hay que llamar a El Día para decírselo”, porque de todo el mundo es sabido que el periódico de don Pepito hace ya mucho que cultiva precisamente esa desafección hacia España pero acudiendo ya a técnicas mucho menos sutiles. Montelongo, queremos suponer, ordenaba llamar al periódico del insigne soberanista para contarle que Paulino Rivero había proclamado que el Gobierno no apoyaría (publicitariamente) a un periódico independentista. Vamos a ver cómo lo digerimos: tras un acalorado debate en el que el PP reivindicaba, por si había dudas, la profundad españolidad de Canarias, su parlamentaria Montelongo, secretaria segunda de la Mesa, consideraba aconsejable hacerle un arrumaco cómplice al único periódico de Canarias que reclama la independencia de España y la constitución de la República Canaria Independiente con él erigido en nuestro particular Atatürk. Si no fuera porque parecería grotesco, casi diríamos que el PP, a través de las instituciones donde gobierna y de la agencia de comunicación de la que Asier Antona es eficiente comercial, está echando una mano económica a don Pepito en el convencimiento de que a) lo de la independencia es una pendejada suya de él que no llegará a ninguna parte, y lo más importante, b) está atacando todos los días de modo inclemente y calumnioso a Paulino Rivero, que es lo que realmente da valor estratégico a ese periódico.