No se vayan a creer que es el tal Roca, especie en vías de extinción en Marbella, el único hispano aficionado a la caza. En Canarias, tierra con poco espacio para esas espectaculares batidas que se ven en la tele, hay muchísimas personas dadas al tiro, al perro y a la perdiz, especialmente en tierras andaluzas y extremeñas. Alcaldes, concejales, consejeros, presidentes, jueces, magistrados, periodistas y, naturalmente, empresarios de mayor o menor fortuna, tienen en sus domicilios gruesos álbumes de fotos que han inmortalizado la presencia de tantos y tantos canarios en partidas de caza verdaderamente memorables. Constituiría un brillante e ilustrativo trabajo sociológico estudiar esas colecciones fotográficas para, casando fechas con personajes, expedientes con sumarios, elecciones con campañas, comprender cómo se guisan algunas piezas en esta tierra.