Ángel Llanos, primer teniente de alcalde de Santa Cruz de Tenerife, es un tipo singular. Llegó a la política desde un puesto de auxiliar y parece dispuesto a hacer de esta actividad su medio de vida para siempre. Demagogo, listo, oportunista... Llanos ha tenido por ahora el don de estar en el sitio justo en el momento preciso. Tras una campaña electoral en la que llamó a Zerolo de todo menos bonito, se ha colocado en un puesto clave del Ayuntamiento para terminar por hacerse imprescindible. Está como un clavo a las ocho de la mañana en su despacho y adelanta una gran cantidad de trabajo que, para las once, cuando llega Zerolo al curro, es una inmensidad. La debilidad del alcalde, además, le refuerza en su trabajo, y en él se quiere concentrar para que nadie venga a empujarlo cuando abandone don Miguel.