El Instituto Insular de Deportes empieza ya a admitir con la boca chica no haber cuidado la prevención de riesgos laborales y se ampara en que las privatizaciones y el capitalismo punto com tiene estas cosas del ahorro de costes y la sacudida de responsabilidades de encima. También se sabe ya que Eulen lleva desde marzo de 2005 con personal subrogado y que la empresa anterior, Ferroser, se marchó dejando un alarmante informe del lamentable estado eléctrico de la Ciudad Deportiva, informe que circuló este domingo por el Estadio de Gran Canaria. Es aquí cuando entramos en la segunda razón de este estado calamitoso de las cosas: desde 1998 ha descendido notablemente el nivel de inversiones en las instalaciones deportivas por la capacidad de degullir presupuesto que sigue teniendo la inversión del Estadio de Gran Canaria. En el escalafón de prioridades del Cabildo estaba hasta ahora mismo el estadio de Siete Palmas, el Centro Insular de Deportes, y en último lugar, la Ciudad Deportiva. Las cosas terminan por tener su propia explicación.