Vaya con doña Pepa Luzardo, ex alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, que parece haber descendido directamente de los cielos para intentar volver al machito sin mácula, como si los cuatro años que la tuvimos que padecer y los otros ocho que hizo de tuna de José Manuel Soria no hubieran servido para acumular un amplio catálogo de desfachateces. La actual portavoz del PP intenta meter el dedo en el ojo a la delegada del Gobierno, Carolina Darias, y al alcalde de la ciudad, Jerónimo Saavedra, por la contratación temporal, por seis meses, bajo la modalidad de obras y servicios en el departamento de limpieza viaria, del esposo de la primera. Es impecable el contrato, por mucho que se ponga Pepa y el ABC, porque este buen señor es sacado del paro y no resulta enchufado al modo y manera luzardiano. Un modo y manera que nos disponemos a analizar serenamente para todos ustedes a partir de hoy, empezando, por ejemplo, por la biblioteca. En ese departamento han establecido sus reales, mediante enchufe pepero por la modalidad de laborales fijas para toda la vida, una hija de la actual concejal Ana Guerra, la nuera de la actual concejal Isabel García Bolta y dos cuñadas de la mismísima Pepa Luzardo, también actual concejal. Más que una alcaldesa, la doña parecía presidir la empresa de trabajo temporal Metropole Inc. Mañana más, que ese Instituto Municipal de Educación y Formación es una mina.