La verdad es que debemos reconocer que no creíamos que Marco Aurelio Pérez, el incomparable alcalde de San Bartolomé de Tirajana, fuera capaz de sacar adelante el espinoso asunto de la clínica de Meloneras sin mayores daños colaterales. Nos lo había advertido: la clínica es el asunto estrella del final del mandato y no iba a permitir que nadie se lo chafara. Tanto empeño puso que hasta fue capaz de dirigirle la palabra -por primera vez desde la moción de censura- a Pepe Juan Santana, el alcalde descabalgado. Y todo, para pedirle un esfuerzo de consenso. El alcalde ya se ha resignado a no sacar adelante en este mandato el nuevo Plan General, ni falta que le hace, si bien es cierto que a otros les vendría muy bien que lo hiciera. Pero él se hace el loco. Y la discoteca de la Plaza de Maspalomas, que por cierto está en el nuevo planeamiento, tendrá que esperar unos meses.