Ni en Navidad descansan, oye. No conformes con el pucherazo de La Caja, insaciables después de lo publicado y de lo conseguido con todo tipo de tropelías, trapisondas, presiones, chantajes y extorsiones políticas, el extrarradio ha empezado a poner precio a las cabezas de los que considera culpables de un crimen infecto: haber traspasado la delgada línea que el editor ha puesto entre sus intereses y sus intereses. Además de algunas insinuaciones inaceptables y obscenas, muy encriptadas pero no por ello necesariamente impunes, han puesto su punto de mira en la cabeza del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Jerónimo Saavedra, al que responsabilizan en primera instancia de haber puesto a su candidato a presidir La Caja en un lugar de la lista municipal que no era el que pretendían. Y, de paso, matar dos pájaros de un tiro.