Unas horas más tarde de esas gratificantes definiciones, consistentes en potenciar el individualismo y el egoísmo como valores del nuevo siglo, a pocos metros del Cabildo, en la calle de Triana, se vivía un nuevo ejemplo de reinvidicación solidaria. Llovía a eso de las ocho pero de un extremo a otro de la calle, la veintena de seguidores del Partido Comunista del Pueblo Canario, que lidera el incansable Carmelo Suárez, volvía a manifestarse contra el negocio de la guerra, contra los egoísmos e insolidaridades que genera el sistema, contra la prostitución infantil y el consumismo. Mensajes antiguos, que no viejos, mensajes leídos ante el megáfono por dos jóvenes, entre pancartas combativas, entre sábanas marcadas con manos rojas. Reclaman solidaridad entre los pueblos, mejor reparto de la riqueza, el final de las distancias entre el norte y el sur. Hay que felicitar por perseverante a Carmelo Suárez y a su gente. Pero quizá tenga más razón que ellos Rosa Rodríguez y, lo primero, el pavo.