Muy agitado y calentito resultó el último Consejo de Administración del año, celebrado este martes por la Caja Insular de Ahorros de Canarias. Se abordaba uno de los asuntos más importantes del ejercicio, la aplicación de una sentencia del Tribunal Constitucional que puede poner en situación delicada la cuenta de resultados de la entidad, pero que corresponde aplicar en función de los derechos de varios centenares de trabajadores. La concurrencia de informes contradictorios, el del sindicato por un lado y el de la empresa por el otro, hicieron que no hubiera acuerdo, con lo que la dirección gana tiempo. Para no alcanzar acuerdo alguno se enfrascaron los consejeros de la entidad en bizantinas discusiones con nuevas acusaciones del presidente a algunos consejeros de estar filtrando cosas a la prensa, concretamente a nosotros. Como si una entidad pública de derecho privado como ésta fuera una logia masónica. Pero hubo paz, y cena posterior, con brindis y buen rollito.