Mogán es un municipio que por carecer, carece de casi todo: echa en falta desde un mercado municipal hasta un servicio público de abastacimiento de aguas que trate a todos los contribuyentes por igual, aparte de otro meneíto para impulsar las investigaciones interruptus contra la corrupción política, entendemos todavía. Pero ya lo último que se esperaba es que vecinos con discapacidad tengan que utilizar vehículos particulares no adecuados y recurrir a sus familiares para poder acudir al centro asistencial para enfermos de Alzheimer abierto en El Tablero, donde el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana suele reservar plazas para moganeros ante la falta de este tipo de servicio público en territorio del alcalde Francisco González (PP). Lo sangrante del caso no es que se necesiten vehículos adaptados para trasladar a los enfermos, sino que estos existen y se mueren de risa aparcados. Es el caso de la ambulancia de la asamblea local moganera de Cruz Roja, estacionada la mayor parte del tiempo delante del domicilio de uno de sus miembros, en Barrio Chico, junto a El Pajar ya en territorio tirajanero, por la supuesta carencia de personal para conducirla. En lo que Cruz Roja decide qué hacer con ese vehículo, no estaría mal que Protección Civil echara una mano -y dos- poniendo a alguien de lo suyos al volante de la ambulancia en paro. O que el alcalde haga algo por sus vecinos, de vez en cuando.