Tiene razón Soria cuando afirma que hay que cuidarse de los que andan por el mundo repartiendo patente de progresía. Tiene razón parcialmente, claro, porque a él le preocupan las procesiones de Semana Santa y dos o tres cosillas de aquí. Pero es cierto, cuídense de los que venden libertad y buen rollito porque pueden ser los peores. En el caso del desaguisado del programa Parlamento, el fingido progre se llama Federico González Ramírez, que es el director del programa y el que seleccionó a los invitados sin encomendarse a nadie más que a sí mismo. Bueno, a sí mismo y a ese espíritu de mauricismo en el que anda naufragando desde que hicieron a su señora, la periodista Marta Cantero, jefa de prensa de José Carlos Mauricio. No es que le consulten, no, es que directamente asumen lo que suponen que serán los deseos del camarada, y salen los churros que salen.