Moraleda, que es un profesional de su actual ocupación, como si llevara ejerciéndola desde pequeño, despachó muy bien las cuestiones planteadas por los periodistas, que se detuvieron especialmente a la hora de hablar de la inmigración, un fenómeno que parece que el Gobierno tiene bastante estudiado y cuya solución sitúa en el ámbito plurinacional. Pidió a los medios canarios su apoyo para convencer a las autoridades comunitarias de la necesidad de sumarse a la aplicación de las soluciones, las de contención del fenómeno en el trayecto y las de ayuda para el desarrollo. Moraleda, por lo demás, se despachó con un elegante pase de pecho la valoración que le merece el desplante que Soria le hizo el año pasado a Zapatero (el presidente del Cabildo pescaba salmón durante la visita oficial del jefe del Gobierno). Y, para mejor proveer, evitó hasta mencionar su nombre. No parecía desprecio sino puro control de la situación por manifiesta superación de las mezquindades.