Un viaje a la Vall de Boí: el románico catalán y el Parque Nacional de Aigüestortes
La comarca de Alta Ribagorça ocupa uno de los sectores más abruptos del Pirineo. En esta zona de frontera entre las comunidades de Aragón y Cataluña, los grandes macizos pirenaicos se juntan dejando alturas superiores a los 3.000 metros con grandes moles como la que soporta al Aneto (en la vertiente aragonesa) o los grandes ‘altiplanos’ que forman los altos de Besiberri y Aigüestortes ya del lado leridano. Justo entre estos dos gigantes se localiza el Valle del Boí (la Vall de Boí), objetivo de este viaje que aúna como pocos historia y naturaleza. Esta comarca guarda uno de los tesoros artísticos más importantes de la Península Ibérica y, al mismo tiempo, sirve de puerta de entrada al único parque nacional catalán. Dos por uno. Las famosas iglesias románicas de Boí(que forman parte del listado del Patrimonio Mundial de la Unesco) y el Parque Nacional de Aigüestortes.
Para entender este espacio hay que irse hasta el siglo XI. Justo en este momento se establece en la zona la Baronía de Erill. Estos nuevos nobles y el Obispado de La Roda impulsaron la población del valle y la construcción de estas iglesias que se convirtieron en una de las señas de identidad de la región. En la actualidad, el conjunto histórico artístico está formado por ocho templos principales y una ermita. Estamos hablando de un conjunto homogéneo marcado por dos elementos. Uno es ornamental y es el uso del arco lombardo y espectaculares pinturas murales. El segundo es práctico y se materializa en altas torres que servían a la vez de campanarios y de torres de comunicación y vigilancia.
El acceso al valle se hace desde la N-230 poco después del pueblo de Pont de Suert. En este lugar se unen varios de los torrentes que bajan desde las alturas pirenaicas formando ya un caudal considerable que se ha aprovechado para crear el Centro de Fauna Pont de Suert (N-230, 126) que se dedica a preservar y divulgar la importancia de los cauces de montaña. Aquí puedes ver nutrias, visones europeos y un centro de cría de peces y tritones de la zona que se utilizan para repoblar los ríos. Uno de estas torrenteras de montaña es el Noguera de Tor. El valle excavado por este pequeño río es el primer objeto de nuestra atención. Aquí vamos a encontrarnos las tres primeras joyas del románico pirenaico: la Assumpció de Cóll (Plaça Major ag Coll, 6 -Coll-); Santa María de Cardet (Carrer de Roquetes -Cardet-) y la apartada Ermita de San Quirce de Durro (Carr. Sant Quirc-durro, sn).
Erill la Vall, la ‘puerta’ del valle.- Entre las veinte casas que forman Erill la Vall destaca sobremanera la mole de Santa Eulalia (Plaça de Baix, 3), la más grande de las iglesias románicas del valle y un ejemplo paradigmático de este grupo de ‘iglesias italianas’ construidas en este valle catalán durante los siglos XI y XII. El templo es espectacular por fuera y por dentro. Su torre está perfectamente alineada con sus vecinas de Boí (San Juan) y Tahull (San Clemente) y presentan una particularidad que, curiosamente, las emparenta con los minaretes musulmanes: en todos los casos la altura es igual al perímetro. En el interior podemos ver una réplica del Descendimiento de Cristo, un conjunto de tallas medievales cuyo original se custodia en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona. En Erill también se encuentra el Centro del Románico (Carrer del Batalló, 5) un moderno centro de interpretación donde se puede ver, se puede tocar y se puede sentir gracias a un potentísimo trabajo de digitalización y recreación a través de realidad virtual. La experiencia es muy completa y buenísima.
De iglesia en iglesia por el Boí.- El puente de Boí sirve para cruzar el Noguera de Tor e incorporarnos a la carretera L-501 que asciende hasta Boí entre manchas de bosque. Erill la Vall, Boí y Tahull forma la triada de pueblos románicos del valle. Abigarrados conjuntos de casas de piedra con techos de pizarra negra que se arremolinan en torno a sus preciosas iglesias. En Boí, la gran dama a visitar es San Juan Bautista (Carretera de Taüll, 31), la más antigua de los grandes templos de la comarca y la que presenta más elementos de la primera etapa de construcción de las iglesias en el siglo XI. En San Juan Bautista podemos ver el primero de los grandes conjuntos de pinturas murales medievales de la comarca (lamentablemente copias porque las originales están en Barcelona). Otra cosa para ver en Boí es la Casa del Parque Nacional de Aigüestortes (Carrer Graieres, 2), uno de los centros de interpretación de este espacio natural.
Apenas un par de kilómetros más arriba nos encontramos con Tahüll y su ‘basílica perfecta’. San Climent de Tahüll (Avinguda de les Freixes, sn -Taüll-) es la imagen más famosa y reconocible de las grandes iglesias románicas de la comarca. Lo de basílica perfecta viene por sus proporciones y la disposición de sus tres naves interiores. Su torre exenta y su espectacular ábside son una de las cumbres del románico catalán. Pero si por algo destaca San Climent es por sus pinturas murales (las originales están en Barcelona). La imagen de Cristo Pantocrator de San Climent es una de las pinturas más representativas del románico europeo. Uno de los puntos fuertes de San Climent es el uso de la tecnología para ayudarnos a entender el espacio y como lucía cuando se abrió al culto allá por 1123. En el templo hay también varias tallas medievales. La importancia de Tahüll en aquellos tiempos se pone de manifiesto con otra iglesia románica: Santa María de Tahüll (Santa María, 1) donde también podemos ver pinturas murales.
El Trinxat, un plato sencillo y contundente.- El Trinxat de la Cerdanya es uno de los platos insignia de la gastronomía de montaña. Un plato sencillo pero muy rico y contundente elaborado a base de col y papas que se acompaña de panceta (como si fueran migas). Lo probamos en El Fai (Els Aiguals, 10 -Tahüll-) un restaurante que ofrece carnes de primera y menús espectaculares. Otro tradicional que probamos y nos gustó fue La Granja de Erill (Carrer de Santa Eulàlia -Erill-) con un arroz con setas glorioso.
El Parque Nacional de Aigüestortes por la Ruta de La Nutria.- Otro de los atractivos de acercarse hasta esta zona del Pirineo Leridano es poder hacer una incursión por el Parque Nacional de Aigüestortes, el único parque nacional en territorio catalán y una de las mejores experiencias de alta montaña en la Península Ibérica. En otros sectores de la cordillera, los espacios se centran en los diferentes valles y los accesos a la alta montaña, mientras que Aigüestortes es un verdadero museo al aire libre de los efectos de las eras de hielo en esta zona del país. Desde la zona de Boi, el acceso al parque se hace desde el Parking de La Molina (L-500), puerta de acceso al conocido como Sendero de La Nutria (Valle del Riu de Sant Nicolau).En los meses de verano el Bus del Parc hace buena parte del recorrido hasta el Planell d'Aigüestortes, una hoya boscosa a unos 1.900 metros de altitud que da acceso a los ‘estanys’ del parque, los lagos glaciares que dan nombre y sentido al espacio. Pero aún sin la posibilidad de subir en transporte público (se puede ir en taxi autorizado hasta el Planell), el camino hasta el Estany Llong es un agradable paseo de seis kilómetros (sólo ida) con unos 250 metros de desnivel con respecto a la salida (2.000 metros en el punto más alto). El nombre del sendero hace alusión a las nutrias que viven en el Sant Nicolau y que van subiendo y bajando según pasan las estaciones. Es bastante fácil verlas.
Los puntos culminantes de esta ruta son el Planell, un lugar situado a media altura donde las corrientes de agua se bifurcan una y mil veces en un paisaje de prados y pequeños hilos de agua (rodeados de un bosque denso) y el Estany Llong, que es la puerta de entrada a la alta montaña del parque. Desde aquí parte el sendero que pasa al Valle del Protarró -el sendero por las alturas es espectacular- donde se encuentra el otro gran lago del parque: el Estany de Sant Maurici. Para acceder hasta aquí en coche tienes que dar un rodeo hasta la carretera C-28.
Fotos bajo Licencia CC: Albert Torelló; Guillén Pérez; Jean Louis Mazieres; Julen Iturbe-Ormaetxe; raul2010
0