'La legislatura del retrovisor' o el precedente de la mayoría absoluta del PP que puede marcar la política de Cantabria

'La legislatura del retrovisor'. Así bautizaron socialistas y regionalistas de Cantabria a la etapa en la que tuvieron que pasar bajo las 'horcas caudinas' de la revisión del PP a su gestión de las dos legislaturas anteriores. Empezó a finales de 2011, cuando tomó posesión como presidente autonómico Ignacio Diego, en lo que vino a ser la primera mayoría absoluta del PP, que entronizó una manera de hacer política que dedicó buena parte de sus esfuerzos a mirar atrás y auditar y denunciar todo lo que encontró sospecho en los gobiernos presididos por Miguel Ángel Revilla. Varios consejeros, tanto del PSOE como del PRC, estuvieron en el punto de mira, aunque fueron exonerados años después de un largo proceso judicial.

Si esto se va a repetir con la legislatura que estará presidida por María José Sáenz de Buruaga solo el tiempo lo dirá, pero al futura jefa del Ejecutivo formó parte de aquel equipo, entonces como vicepresidenta, y también en las filas de Vox cuentan con altos cargos de aquel Gobierno autonómico cuando aún defendían las siglas del PP. Sus dirigentes y candidatos, con Leticia Díaz al frente, lo han anunciado ya en campaña: si gobiernan lo revisarán todo, ya que parten del hecho de que los dos últimos gobiernos de Miguel Ángel Revilla han estado inmersos en la “corrupción”, acusación para la que el caso de Obras Públicas, en donde se detectó una presunta trama de mordidas y comisiones de un alto cargo de Servicio de Carreteras, puso la prueba en bandeja en puertas del 28M.

“En el banquillo del PRC y del PSOE van a estar presentes todos o casi todos los consejeros del Gobierno en funciones. Ello pone en bandeja a los populares y a Vox convertir la nueva legislatura en una especie de 'causa general' de la herencia recibida y dedicar toda su energía a mantener a la defensiva a cada parlamentario con detalles, 'casos' fabricados, presuntas irregularidades, deficiencias y debilidades de su gestión. Es decir: mantenerlos ocupados y a la defensiva, en vez de activos y vigilantes de la gestión de Buruaga y de su Gobierno. No nos olvidemos que los diputados del PP son expertos en estas habilidades”, reconoce un dirigente regionalista.

El Partido Popular consiguió en 2011 lo que parecía imposible de hacer: la mayoría absoluta. Con la crisis económica arreciando, con Mariano Rajoy como figura ascendente de la derecha ante un José Luis Rodríguez Zapatero en caída libre, el Partido Popular tomó una ola que le aupó cuatro años en el poder, como este 28 de mayo, en que el Partido Popular cogió otra ola que hará presidenta de Cantabria a María José Sáenz de Buruaga. De ambos períodos, de ambas mayorías absolutas, una coincidencia: Sáenz de Buruaga, quien participó de ambos, fue vicepresidenta de Ignacio Diego y ahora será presidenta, por lo que conoce en primera persona los resortes del poder.

Escenarios distintos

La actual presidenta del PP y futura presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, sabe bien de esta estrategia porque participó de ella como miembro destacado del Gobierno de Ignacio Diego: fue su vicepresidenta y consejera de Sanidad y quien pilotó la privatización del Hospital Valdecilla, al menos en lo que afectaba a sus servicios no sanitarios. Ella participó del acoso y derribo de la gestión del regionalista Miguel Ángel Revilla y de su vicepresidenta entonces, la socialista Dolores Gorostiaga, por su gestión entre 2003 y 2011.

Sin embargo, las circunstancias no son las mismas. Ni Pedro Sánchez se encuentra en la situación de José Luis Rodríguez Zapatero -aunque las elecciones generales del 23 de julio pueden deparar otro Gobierno del PP en Madrid- ni el crecimiento de España tiene punto de comparación con la recesión de entonces. Estos condicionantes pueden dar pistas de cómo actúan los populares cuando gobiernan en mayoría absoluta y tienen por detrás dos gobiernos PRC-PSOE: Ignacio Diego tuvo dos legislaturas de Miguel Ángel Revilla para mirarse como Sáenz de Buruaga tendrá también ahora otras dos con sendos bipartitos de regionalistas y socialistas liderados de nuevo por el veterano político cántabro.

Ya en junio de 2011, el portavoz regionalista en la Cámara, Rafael de la Sierra, criticaba que Ignacio Diego estuviera “mirando al retrovisor” y no “hacia adelante”. Se la conoció así como la legislatura del “retrovisor” porque durante dos años el Gobierno entrante del PP se dedicó más a auditar la gestión de Revilla y sus socios que a gobernar. Incluso en términos de declaraciones y del afloramiento de escándalos (GFB, Cabárceno, Racing...) Ignacio Diego actuaba más como jefe de la oposición del Gobierno anterior que como el nuevo mandatario.

El Partido Popular de aquel entonces tampoco tenía mucha opción. La crisis y las propias elecciones habían dejado las arcas vacías. Poca gestión había que desarrollar y poco que vender ante los medios de comunicación con los niveles de desempleo disparados y las empresas cerrando sus puertas y despidiendo. La renta de los cántabros experimentó el mayor desplome en 20 años durante el mandato del dirigente 'popular' Ignacio Diego, que hizo célebre una frase: “Nos ha tocado gestionar la miseria”.

También del trauma de aquella legislatura con férrea mayoría del PP se entiende mejor alguna de las exigencias que ha puesto el Comité Ejecutivo del PRC para facilitar la investidura de Buruaga con su abstención, haciendo innecesaria la participación de Vox y propiciando un Gobierno el PP en solitario, como el hecho de pedir que no “sometan” al PRC “a la tortura de comisiones de investigación como hicieron en 2011 durante la mayoría absoluta de Ignacio Diego. ”No hay nadie imputado ni tenemos nada que ocultar, pero queremos que se dediquen a gobernar“, solicitó Revilla a la que será su sucesora en unas pocas semanas.