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Poder

Algunas palabras tienen connotaciones negativas. El poder es una de ellas. Y sin embargo todos aspiramos a tener poder porque el poder es, sobre todo, la capacidad para hacer algo y eso da tranquilidad y bienestar. El poder tiene que ver con la dominación ejercida sobre cosas, objetos, animales, ideas, palabras, plantas, organizaciones, mercados, personas y, en última instancia, con el dominio de nosotros mismos. Una persona con poder ejerce un control sobre algo o alguien que le posibilita llevar a cabo determinadas acciones. Un agricultor tiene cierto poder (fruto del conocimiento, la técnica y el trabajo) sobre la tierra a la que extrae sus frutos. Una gran cadena de distribución de alimentos tiene poder sobre el agricultor cuando le marca un precio por el kilo de tomates. El ciclista que escala una montaña tiene poder sobre la montaña, sobre su propio cuerpo y sobre los cuerpos de sus rivales. El amigo carismático tiene poder sobre su grupo de amigos. El médico sobre el paciente. El profesor sobre el alumno. Cuando una persona no tiene poder sobre nada se siente indefensa, arrojada a un mundo que le zarandea de un lado a otro sin que pueda hacer nada. La incertidumbre es sentir que no tenemos poder sobre nuestro futuro y eso nos llena de angustia. Es lo que ocurre también con las adicciones, que ejercen un poder sobre nosotros. El poder es importante tenerlo, por eso cuando alguien oprimido o desfavorecido logra tener autonomía se dice que se empodera. Todos necesitamos ejercer algún tipo de poder, aunque sea el poder liberador de asumir que todo es incontrolable salvo nosotros mismos (y a veces ni eso).

Hay gente que se da de codazos (qué fatiga) con otra gente solo por tener más poder, como los ciervos con sus cornamentas pero en plan humano. De lo mucho que pone el poder hablan en la serie 'House of Cards', donde se aspira más al poder que al dinero y son capaces de golpearse en el riñón y en el hígado y en la cabeza solo para llegar a ser más poderosos. El poder (como el dinero) se acumula y a veces una persona puede tener más poder del que se necesita porque la mera acumulación de poder es para algunos fuente de placer. El problema es que el poder, cuando se acumula, lleva aparejado que unos tengan mucho poder y otros muy poco lo que provoca un desequilibro en la carga de incertidumbres.

El ansia de poder tiene que ver con el control y la capacidad de poder hacer cosas pero también con el reconocimiento. El poderoso aspira a que se le respete y se le venere. Tan antiguo como la humanidad. El poder se ejerce a través de muchos mecanismos: el dinero, la violencia, la influencia, el conocimiento, la simpatía, la generosidad, la filantropía o el carisma son algunos. Hay muchos espacios en los que se ejerce el poder (en las relaciones, en el trabajo, en la política, en nuestra propia mente) y hay muchas formas de ejercerlo. Hay gente poderosa que es temida porque en su mano está beneficiar o perjudicar a terceros, hay poderosos que son respetados porque ejercen su poder desde el respeto, la justicia y el cuidado a los demás y otros poderosos son admirados porque renuncian (quizá sea lo más difícil) a ejercer poder sobre los demás y se centran en tener poder sobre ellos mismos sabedores, quizá, de que todo poder tiene algo de fantasía porque ante la propia vida estamos todos indefensos.

Algunas palabras tienen connotaciones negativas. El poder es una de ellas. Y sin embargo todos aspiramos a tener poder porque el poder es, sobre todo, la capacidad para hacer algo y eso da tranquilidad y bienestar. El poder tiene que ver con la dominación ejercida sobre cosas, objetos, animales, ideas, palabras, plantas, organizaciones, mercados, personas y, en última instancia, con el dominio de nosotros mismos. Una persona con poder ejerce un control sobre algo o alguien que le posibilita llevar a cabo determinadas acciones. Un agricultor tiene cierto poder (fruto del conocimiento, la técnica y el trabajo) sobre la tierra a la que extrae sus frutos. Una gran cadena de distribución de alimentos tiene poder sobre el agricultor cuando le marca un precio por el kilo de tomates. El ciclista que escala una montaña tiene poder sobre la montaña, sobre su propio cuerpo y sobre los cuerpos de sus rivales. El amigo carismático tiene poder sobre su grupo de amigos. El médico sobre el paciente. El profesor sobre el alumno. Cuando una persona no tiene poder sobre nada se siente indefensa, arrojada a un mundo que le zarandea de un lado a otro sin que pueda hacer nada. La incertidumbre es sentir que no tenemos poder sobre nuestro futuro y eso nos llena de angustia. Es lo que ocurre también con las adicciones, que ejercen un poder sobre nosotros. El poder es importante tenerlo, por eso cuando alguien oprimido o desfavorecido logra tener autonomía se dice que se empodera. Todos necesitamos ejercer algún tipo de poder, aunque sea el poder liberador de asumir que todo es incontrolable salvo nosotros mismos (y a veces ni eso).

Hay gente que se da de codazos (qué fatiga) con otra gente solo por tener más poder, como los ciervos con sus cornamentas pero en plan humano. De lo mucho que pone el poder hablan en la serie 'House of Cards', donde se aspira más al poder que al dinero y son capaces de golpearse en el riñón y en el hígado y en la cabeza solo para llegar a ser más poderosos. El poder (como el dinero) se acumula y a veces una persona puede tener más poder del que se necesita porque la mera acumulación de poder es para algunos fuente de placer. El problema es que el poder, cuando se acumula, lleva aparejado que unos tengan mucho poder y otros muy poco lo que provoca un desequilibro en la carga de incertidumbres.