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Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

El insoportable masculino

Paco Gómez Nadal

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Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Lo insoportable es lo que no sabemos. Sabemos lo atroz: cada día las noticias se pueblan con mujeres asesinadas, quemadas, violadas, perseguidas, censuradas, estigmatizadas. No sabemos de lo que sufren otras miles, cientos de miles, millones de mujeres en el mundo que sobreviven con violencia, golpeadas, humilladas, inferiorizadas o confinadas en vidas truncadas sin que sea noticia hasta que sus cuerpos muertos floten en el denso magma de la actualidad o hasta que, cargadas de una valentía que no debería exigirse a nadie, denuncian, se enfrentan, se exponen al juicio público para que los hombres-normales sean por fin vistos como lo que son: hombres malos, hombres patriarcales habituados a imponer, a tener privilegios, a utilizar a las mujeres como propiedades, como cosas, como herramientas para sublimar sus frustraciones o dar juego a sus perversiones.

Lo insoportable ocurre en las sombras de cientos de miles de hogares, en países enteros —como Afganistán, Arabia Saudita o tantos otros menos evidentes—. Lo insoportable ocurre en los pueblos de Cantabria, en los silencios y en los gritos de la vivienda vecina, del bar donde tomamos el pincho de tortilla, en las malditas fiestas de verano en las que el alcohol justifica la inhumanidad de esos hombres.

Ofende escuchar a los victimarios relatar sus terribles experiencias infantiles para justificar su violencia y su inhumanidad como adultos. Ofende la mera petición de empatía con el violador, con el asesino, con el asesino-suicida, con el asesino “normal”.