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“Las críticas al nuevo calendario escolar se deben a la ignorancia y al miedo que generan los cambios”

Javier Ramínez hace balance en eldiario.es de sus ocho años al frente de la Federación de Educación de CCOO.

Rubén Vivar

Javier Ramírez (Palencia, 1971) acaba de presentar su dimisión como secretario de Educación de CCOO en Cantabria. Pese a que aun le restaban siete meses para concluir su mandato, ha preferido poner ahora punto final a esta etapa para que su regreso a las aulas coincida con el comienzo del curso escolar y la planificación del centro.

En los ocho años que ha ocupado este cargo, ha tenido que lidiar con tres consejeros: dos socialistas, Eva Díaz Tezanos y Ramón Ruiz, y uno del PP, Miguel Ángel Serna. La valoración que hace de cada uno de ellos es muy distinta: si a Ramón Ruiz lo ve con posibilidades de ser el mejor responsable de Educación de la historia de Cantabria, “si sigue en esta línea”, a Serna lo califica como “un baluarte de la extrema derecha” y un “enemigo” de la educación pública.

Aunque es natural de Palencia, siempre ha estado vinculado a Cantabria, donde lleva más de 23 años ejerciendo como profesor, casi la mitad de ellos como interino, lo que le ha llevado a recorrer buena parte de la geografía autonómica: ha sido docente en Ontaneda, Liébana, o Santander, pasando por Santoña o Soba, entre otros municipios. Ahora retornará al colegio Pablo Picasso de Laredo, donde tiene plaza fija desde hace siete años, para asumir la responsabilidad de dirigir el centro.

¿Qué balance hace de estos años como secretario de Educación de CCOO?

En lo personal fabuloso, he aprendido muchísimo. Además, estos días estoy teniendo una cantidad de muestras de cariño y de gratitud que me sonrojan. En lo profesional ha habido momentos complicados y otros muy buenos, sobre todo cuando llegas a acuerdos y ves que tus propuestas salen adelante y que han servido para mejorar la educación.

¿Y lo peor? ¿Qué espina se lleva clavada?

La mayor decepción han sido algunos despidos multitudinarios. Recuerdo una de las primeras broncas con Rosa Eva [Díaz Tezanos] de consejera. Había un programa de actividades extraescolares en el que trabajaban 75 monitores y recuerdo una frase mortal del anterior presidente de FAPA: “Monitor que no valga, a la calle”, vulnerando todos los derechos laborales. Nosotros exigimos que se respetara el convenio colectivo que acabábamos de firmar e incluso llegamos a un acuerdo con la empresa en el ORECLA, pero el resultado fue que la Consejería echó a los 75 monitores.

¿Qué diagnóstico hace de la situación actual de la educación en Cantabria?

Se están sentando otra vez las bases para mejorar la equidad, que en los cuatro años del Gobierno anterior se ha llevado un buen palo. Lo que hace falta es financiación para realizar reformas y ampliaciones de centros. En los próximos años veremos cómo las aulas de toda la vida desaparecen por otros conceptos de espacios diferentes y de organización de tiempos mucho más flexibles para una educación mucho más moderna.

Habla de una educación más moderna, ¿en qué sentido?

Viendo como está evolucionando la educación y cómo se realizan las sesiones de los docentes en otros países, tenemos que cambiar. Los pupitres de toda la vida hay que utilizarlos pero en ciertos momentos; no podemos tener a niños de Primero 25 horas a la semana sentados en un pupitre. Hay que cambiar, hay que hacer que los niños cuando aprendan manipulen y hay que enseñar a trabajar en grupo, también los docentes. Los tiempos tienen que ser más flexibles, no tienen por qué ser todas las clases de 45 minutos. Hay que evolucionar.

¿Y esto depende más del profesorado o del gobierno de turno y la ley educativa?

La Ley no hace, los niños aprenden a pesar de las leyes educativas. Creo que lo que tiene que hacer la administración es potenciar este tipo de actividades. A mí me parece una barbaridad lo que se hace con el banco de libros. Que se dé tantísimo dinero a las editoriales y no haya ni un solo céntimo para centros que eliminen o que no sea obligatorio el material. Habría que potenciar otras metodologías, otras enseñanzas. Me consta que algunos centros están empezando con los planes integrales de innovación educativa, pero esto tendría que ser generalizado y avanzar de una forma mucho más rápida.

¿Está preparado el profesorado para cambiar de modelo?

Tenemos que reciclarnos, la educación no la concibo si no es en la formación permanente del profesorado. No podemos quedarnos con lo que estudiamos en la carrera. El reciclaje tiene que ser constante. En otros oficios la formación forma parte del horario de trabajo, aquí es voluntad de cada profesor, que tiene que detraerlo de su horario de conciliación de la vida laboral familiar. Hay que intentar mejorar la formación del profesorado pero también facilitarla.

Hay que pensar que lo importante es que los profesores vayamos al colegio no a trabajar sino a divertirnos. Si tú te diviertes en tu trabajo, sale mejor y los chavales van a estar más contentos. La ilusión tiene que ser un eje fundamental porque se lo transmites a los alumnos, lo emocional es un valor a tener presente.

¿Se ha notado cambio en el último año con el nuevo Gobierno y el nuevo consejero?

Sí, mucho. Ya solo la posibilidad de que llames a un director general y te cojo el teléfono, o de sentarse a una mesa de negociación. En líneas generales el cambio es sustancial. Creo que si la cosa sigue así vamos a tener el mejor consejero [Ramón Ruiz] que ha habido hasta ahora.

Alguien podrá pensar que estos halagos puedan ser porque el profesorado está muy contento porque han aprobado el calendario escolar que proponían desde la Junta Docente...  

Desde Comisiones lo propusimos a la Junta y con la Junta lo llevamos para adelante. Pero el calendario es una modificación de cinco días de clase. O sea, tenemos 1.200 horas de permanencia en el centro igual, y tenemos más de 150 horas que Finlandia.

El nuevo calendario nos va a suponer un esfuerzo porque a los docentes nos obliga a trabajar de otra manera pero creo que va a ser beneficioso para los niños, y también para las familias. Dentro de un año o dos años, esperamos que la situación económica remonte, y todas las familias encontrarán en esas semanas que no son las de temporada alta, una opción de vacaciones que de otra manera no podrían tener.

Creo que el lío del calendario es más una anécdota y es más hablar desde la ignorancia porque los profesores trabajamos los mismos días y creo que va a facilitar lo que hablábamos antes, a evolucionar la educación.

Parte de las familias no lo ve así.

La evolución siempre ha generado históricamente recelos. Hay un porcentaje importante de la sociedad que es conservadora, ya lo hemos visto en las elecciones, y a la gente le dan miedo los cambios. Desde Comisiones llevamos 18 años pidiendo este cambio; en 1998, repasando nuestros archivos, fue la primera vez que pedimos un calendario bimestral.

Pasó lo mismo con la jornada continua. Cuando se empezó a implantar hubo gente que dijo la mundial y ahora esto ya está superado y nadie lo cuestiona.

Mencionaba antes que se están sentando las bases para recuperar la equidad. ¿Cuánto y qué se perdió durante la anterior legislatura?

Se perdieron más de 1.000 docentes; subieron el número de alumnos por aula más de un 20%; se aprobaron conciertos a amigos de una manera dudosa; se intentó dinamitar la enseñanza pública de Cantabria; se eliminaron orientadores para cargarse la atención a la diversidad… Todo eso influyó en una peor atención a los alumnos que más lo necesitan.   

Ha habido muchos recortes, no solo de personal y de condiciones de trabajo, sino que el día a día en los centros ha sido muy complicado y hay que agradecerles mucho a los profesores de Cantabria porque han tenido mucha faena y poco reconocida.

Decía también que ve a Ramón Ruiz, posiblemente, como el mejor consejero. ¿Ha sido Miguel Ángel Serna el peor?

Con diferencia. Si Serna hubiese gobernado en una comunidad grande, como lo hizo Marcial en Castilla-La Mancha o la señora Figar en Madrid, hubiese sido el baluarte de la extrema derecha en la educación. Estoy convencido.

Es duro.

Es mi visión, lo que yo he visto. Además sin dar nunca la cara porque este señor su característica principal ha sido la cobardía; nunca ha dado la cara, ha tenido miedo a enfrentarse a la Junta de Personal porque imagino que no tendría la conciencia muy tranquila y sus actuaciones sabía que eran para perjudicar a la educación pública no para velar por ella, como era su deber como consejero.

¿Cómo está influyendo la LOMCE en el día a día en las aulas?

Se nota mucho en 2º, 3º y 4º de Primaria donde la carga de contenido es sumamente elevada, y en esos años lo que se necesita es más que avanzar en muchos contenidos afianzarlos, crear una buena base. Este modelo de una educación basada en los contenidos y no en los aprendizajes va a generar muchos alumnos con problemas y que van a necesitar unos refuerzos importantes.

En esta línea, también ha surgido de nuevo el debate sobre la cantidad de deberes que los niños se llevan para casa.

En este tema yo creo que debe haber un pacto entre los docentes y las familias. Que los alumnos aprendan a tener un hábito de estudiar un ratito todos los días es bueno; que todos los días tengan 3 horas de actividades pues es sacar los pies del tiesto porque también tienen derecho al descanso y al juego.

¿Cuáles son las principales reivindicaciones de CCOO a la Consejería de Educación?

Primero, como sindicato de clases, recuperar todo lo perdido. Como reivindicaciones principales creemos que es fundamental que seguir bajando las ratios y seguir apostando por los desdobles y la atención a la diversidad. También reducir la carga horaria a los docentes con más de 30 años de servicio, hay que racionalizar los esfuerzos, y a partir de ahí avanzar en nuevas metodologías, facilitar la formación de los profesores y el potenciar una nuevas formas de hacer.

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