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El retraso con las citas no mejora con la baja ocupación hospitalaria: “Me salió un bulto, tenía antecedentes de cáncer y tardaron cuatro meses en llamar”

Quirófano de Valdecilla durante una intervención.

Blanca Sáinz

21 de noviembre de 2021 20:30 h

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Con una ocupación de camas en los hospitales que apenas alcanza el 1% en los pacientes COVID y con una Atención Primaria que aún sigue sin reestablecerse a pesar de la práctica vuelta a la normalidad en todos los demás ámbitos, los pacientes de Cantabria están comenzando a reivindicar los servicios de los que disponían antes de que la pandemia lo copase todo. Sin embargo, lo que están obteniendo no está siendo exactamente lo que reclaman.

Este es el caso de Marina, de 29 años. Ella encontró un bulto en su pecho y acudió a su médico de cabecera del Servicio Cántabro de Salud (SCS) para que le citase con un especialista, pero esa cita tardó cuatro meses en llegar: “Mi médico me puso como preferente y tenía antecedentes familiares de cáncer de mama, y aún así tardaron cuatro meses en llamarme. Al final no fue nada grave, pero si lo hubiese sido...”, advierte.

Sin embargo, el motivo que hizo a Marina esperar la revisión y no acudir a una consulta privada no fue otro que la confirmación de que el bulto no era grave por parte de su fisioterapeuta privado, quien, en una exploración le dijo que se trataba de algo muscular: “Desapareció con masajes, así que fui a la cita con la Seguridad Social, pero fui tranquila. No sé si hubiese esperado si no llega a ser por el diagnóstico que me dio el fisioterapeuta... Sin embargo, cuando acudí al especialista me dijeron que en el otro pecho sí que tenía algo, aunque al final tampoco fue nada grave”, indica.

Algo similar le ocurrió a Alicia, de 25 años, ya que también se encontró una protuberancia en el pecho y acudió al médico de inmediato. No obstante, en su caso sí que optó desde el principio por acudir a una clínica privada: “Mis padres insistieron por si era algo malo... Al final nos dieron una espera de entre seis meses y un año, y esperar todo eso si es algo malo no creo que sea muy positivo”, relata a elDiario.es.

A pesar de eso, mantuvo su cita en el Servicio Cántabro de Salud “para contar con dos opiniones”, y no la citaron hasta pasados siete meses por lo que sí que considera que, de repetirse una situación similar “volvería a ir a una consulta privada”: “Creo que el tiempo de espera es muy largo... A mí me han sacado las cuatro muelas del juicio y han tardado unos cuatro años en sacármelas todas, pero eso no era algo urgente. El bulto sí”, señala.

Precisamente, para Ainhoa, otra cántabra de 23 años, las muelas del juicio sí que supusieron una cuestión urgente para su salud, aunque no para que le adelantaran su cita en el Servicio de Maxilofacial del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla en Santander. “Me pusieron como preferente porque una de ellas se me estaba infectando frecuentemente y ya estaba comenzando a tomar antibióticos y antiinflamatorios, pero la cita preferente resultó ser de ocho meses”, revela Ainhoa antes de contar el proceso por el que pasó.

Así, a medida que pasaban las semanas veía como su problema iba creciendo y en verano terminó de estallar. Ella, que trabaja en hostelería sufrió de noches de insomnio por el dolor, y de jornadas interminables que le terminaron provocando malestar psicológico. Así que decidió irse a clínicas privadas, pero todas terminaban derivándola a la Seguridad Social por la proximidad de su muela a un nervio: “Nadie quería arriesgarse a sacármela por si la mandíbula se me quedaba dormida de forma persistente”.

Y decidió esperar mientras de vez en cuando tenía que acudir a Urgencias a que le inyectasen antiinflamatorios porque el dolor era “insoportable”: “Llegó un punto en el que no sabía lo que me tomaba ni cuántas pastillas. Sé que me pasé más de una vez y me encontré mal bastantes veces por pasarme, pero es que no podía hacer otra cosa porque no aguantaba más y tenía que trabajar”, reflexiona.

Aun así, el punto de inflexión llegó hace aproximadamente un mes cuando los dolores de estómago le terminaron provocando un desmayo en su lugar de trabajo: “Llevaba toda la tarde con dolor de estómago, me mareé, me desmayé y comencé a vomitar negro... Era una hemorragia gástrica provocada por toda la medicación que tomaba para soportar el dolor”, cuenta Ainhoa.

Finalmente, el 11 de noviembre le quitaron las muelas y aunque continúa tomando protectores de estómago, aún no puede tomar antiinflamatorios. “A mí la espera me ha dado muchos problemas, y no creo que mi caso sea aislado. Probablemente la pandemia ha contribuido a que todo se esté retrasando más de lo normal, pero también creo que ya ocurría antes”, finaliza.

Volante con reclamación directa

Un reciente informe del Ministerio de Sanidad señalaba que Cantabria es la segunda comunidad autónoma con mayor media de población en lista de espera, con 20,09 habitantes por cada mil, un dato bastante alejado de la media nacional, que es de 14,45. Asimismo, el tiempo de espera para someterse a una intervención quirúrgica en la sanidad pública se sitúa actualmente en 126 días.

En el caso de Marina, a pesar de no tratarse de una operación, hace unos días solicitó una analítica para unas pruebas de alergia que tenía pendientes desde antes de que arrancase la pandemia. Y después de su experiencia con el bulto en el pecho, pensaba que al tratarse de una analítica el trámite sería más sencillo, pero no fue así. “Cuando fui a que me diesen cita, me la dieron para el 12 de enero, y la misma administrativa me dio una hoja de reclamaciones junto con el volante porque, según me dijo, estaban llamando antes a la gente que pone reclamaciones, así que lo hice”, argumenta.

Pese a que reconoce que el tema de la alergia no es una cuestión preocupante, sí que admite que es “alucinante” que la sanidad pública tarde más de dos meses en realizar unos análisis: “Lo del bulto en el pecho me pareció más indignante, pero en general parece que te empujan a ir a la sanidad privada cuando hay mucha gente que no se lo puede permitir”, asevera. Como paciente que continúa en lista de espera y a la que los dos episodios le ha tocado vivirlos durante la pandemia, considera que esta está sirviendo de “excusa” para no dar un servicio de calidad.

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