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Sobre este blog

Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.

 

‘Vergüenza’: cómo explotar hasta la saciedad la enciclopedia del “cuñao”

Foto: loslunesseriefilos.com

Mario Cerdeño

Posiblemente no, seguramente se está en España ante uno de los periodos más prolíficos y esperanzadores en la producción televisiva nacional gracias a: por un lado, la entrada de nuevos agentes en el mercado como Netflix o HBO y su inversión en la creación de ficción made in spain; por otro lado, la apuesta cada vez más arriesgada de las cadenas en abierto, ejemplos como ‘La Casa de Papel’ o ‘El Ministerio del Tiempo’; incluso, las cadenas de pago como FOX (tercera temporada de ‘Vis a Vis’) y Comedy Central (‘El Fin de la Comedia’) también participan en el mercado; y, por último, la puesta en escena de Movistar+ como motor en la creación de productos televisivos: ‘La Peste’, ‘La Zona’ o ‘Vergüenza’.

‘Vergüenza’, la serie creada, escrita y dirigida por Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero, se estrenó el pasado 24 de noviembre en Movistar+. Una comedia con tintes dramáticos protagonizada por Javier Gutiérrez (‘El Autor’, ‘La isla Mínima’) y Malena Alterio (‘Aquí no hay Quien viva’, ‘Al final del camino’), ampliamente conocidos por el público español.

Cavestany y Fernández Armero, ambos creadores, nunca fueron santo de mi devoción; de hecho, tampoco recuerdo títulos especialmente llamativos más allá de ‘El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo’ o ‘Salir pitando’. Quizás, por eso, nunca esperé demasiado de ‘Vergüenza’; motivos me sobraban.

La historia de Jesús (Javier Gutiérrez) y Nuria (Malena Alterio) es la de un matrimonio sumido en los típicos problemas de la clase media española debidos a la crisis. Él es fotógrafo de bodas y bautizos con la ambición de convertirse alguna vez en un gran fotógrafo artístico. Mientras, ella se encuentra en una situación de inestabilidad laboral que le ha imposibilitado cumplir sus sueños. La realidad diaria de ambos está abocada al patetismo más vergonzoso que les terminará por dejar en ridículo delante de familiares y amigos.

Siempre he pensado que crear una buena comedia es mucho más difícil que construir un buen rama. El humor siempre está sujeto a la más terrible subjetividad y, a veces, es muy difícil dar en el clavo. Tras ver el primer episodio de ‘Vergüenza’ todos mis temores se cumplieron y tras ver la primera temporada completa se ratificaron: esta serie no es mi serie. Siento romper todas las críticas positivas que la lanzaban como un producto terriblemente novedoso, arriesgado y grandioso. No lo comparto porque creo que se puede hacer otro tipo de comedia más inteligente, más sutil y menos predecible.

Puedo llegar a entender o compartir los que piensan que ‘Vergüenza’ utiliza un humor más arriesgado, incorrecto y ácido a lo que estamos acostumbrados en España y, por eso, me gustaría recordar el caso nacional de ‘El Fin de la Comedia’. Sin embargo, para aquellos más puestos en el mundo de las series, en mi opinión, les sabrá a muy poquito. Eso sí, quien conecte con ella les resultará una comedia bastante resultona.

La serie creada por Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero explora toda la enciclopedia completa de lo que denomina como “cuñadismo”; nada novedoso. De ahí, se deriva el principal problema que tengo con ‘Vergüenza’: es terriblemente predecible. Es tan fácil ir tres o cuatro pasos por delante de lo que va a pasar en cada gag y broma que le quita toda la gracia e intención. No tiene nada creativo porque utiliza todo el ideario del topicazo “cuñadil” de la a a la z; e, incluso, alguna situación cómica que dejó tener gracia en los años noventa.

A través de sus dos protagonistas la ficción explora y explota los límites del patetismo y el ridículo para provocar en el espectador una sensación de vergüenza ajena. El siguiente problema es que muchas de estas situaciones carecen de cohesión e, incluso, en muchos casos cuesta creerlas porque resultan forzadas y poco naturales. Son muy poquitas veces las que un gag o broma me resulta realmente espontáneo.

Los dos actores, Javier Gutiérrez y Malena Alterio, que llevan el peso de ‘Vergüenza’ me parecen solventes aunque, a veces, me faltaría un puntito más de química entre ambos. Resuelven bastante bien dos personajes llenos de patetismo y mala suerte.

‘Vergüenza’, en mi más sincera opinión, no marcará un antes y un después en la ficción española con mucho que algunos se empeñen. Será tan olvidadiza como tantas otras, lo siento.

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