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Adolescencia

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Todavía no vi la serie de la que todo el mundo habla, así que tranquila, puedes seguir leyendo, no encontrarás spoilers

Encontramos en el mundo dos narrativas antagónicas en estos momentos: una que habla de lo que está mal, de las destrucciones y amenazas que nos rodean, del miedo que nos dan; otra de las acciones que con mucho esfuerzo siguen construyendo el progreso de la humanidad, aunque sea contra viento y marea, que nos habla de la esperanza.

La narrativa del miedo está enormemente amplificada; la de la esperanza es más modesta en su difusión y alcance. Ambas describen realidades que existen en nuestro entorno: tan naíf es dejarse arrastrar por el miedo y no reconocer lo bueno que construimos, como solo mirar hacia la esperanza y obviar las amenazas que nos rodean. Gracias a la enorme amplificación que las informaciones de la destrucción tienen en nuestros días es, sin duda, muy difícil no sucumbir a ellas, olvidarnos de lo bueno que hay en el mundo y dejarnos caer en la desesperación. 

Por este motivo, sin negar ni olvidar esta parte de la realidad, decido que esta columna será para contribuir a las informaciones de la esperanza. Me gusta explicitar desde dónde escribo para que así tú decidas si seguir leyendo, informadamente. 

Tengo la suerte de trabajar con adolescentes desde hace ya casi 20 años. Hace unas semanas conviví con veintitantos de ellos y ellas durante un fin de semana en la Granja Escuela la Chopera (una joya de La Sagra, si no la conocéis) en una actividad organizada por la asociación en la que trabajo, Proyecto Kieu, como parte de un proyecto de voluntariado local con jóvenes, ALVA (Acción Local de Voluntariado para el Aprendizaje). 

Los chicos y chicas ALVA de este encuentro tienen entre 14 y 22 años y hacen voluntariado en sus pueblos. Había participantes de Alameda, Cabañas, Numancia, Recas y Yuncos todos residentes en La Sagra aunque además de la nacionalidad española, durante el encuentro contamos otros 10 orígenes nacionales: Argelia, Bulgaria, Ecuador, Francia, Guinea, Honduras, Hungría, Marruecos, Perú y Portugal; así de diversa es nuestra comarca. 

Lo que une a este grupo, que contaba también con personas con diversidad funcional y neurodivergencia, es su compromiso con el desarrollo de actividades de mejora de sus municipios.

Los chicos y chicas ALVA organizan actividades infantiles, juveniles en sus pueblos; apoyan a sus Espacios Jóvenes a organizar torneos, talleres, excursiones, eventos culturales y ambientales; también a las concejalías de referencia cuando hacen falta colaboraciones para las actividades socio-culturales del municipio. 

El encuentro formativo ALVA se realiza cada año y sirve para aprender herramientas que permitan entender que el voluntariado local, aunque parezca pequeño, tiene el poder de construir comunidad, acercar a las personas y, en última instancia, cambiar el mundo desde la acción directa y cercana. 

Una de las actividades, la que se preveía tostón del encuentro, tenía que ver con conocer la ley del voluntariado de Castilla La Mancha. Se trataba en equipos de leer partes de la ley y luego componen un rap que reflejase tanto la ley, como la tarea voluntaria que ellos y ellas están llevando a cabo.

Después, en la noche, compartimos los raps a los que pusieron base y lo pasamos increíble. Como digo, trabajo con adolescentes desde hace ya décadas y nunca dejan de sorprenderme en su creatividad y talento. Pero lo de las letras del rap de esa noche… no tengo por menos que compartirlo. Aquí está solo una de ellas:  

Ey, esto va pa’ la gente que ayuda de verdad,

que da sin esperar, con pura voluntad.

Porque ser voluntario no es por obligación,

es un acto libre, nace del corazón. 

Crees en lo que haces, respetas al demás,

porque en cada acción, tu esencia siempre está.

La solidaridad no es solo una palabra,

es estar ahí cuando el mundo se desarma.

Y lo hacés sin pedir nada a cambio,

sólo por el bien, sólo por el cambio.

Sin buscar aplausos, sin fama ni dinero,

porque vos sabés que ese amor es verdadero.

Te metes en la calle, hablas con la gente,

pones el cuerpo, el alma, estás presente.

Hacés comunidad, tejés redes nuevas,

construyendo futuro aunque el día duela.

Eres autónomo, firme ante el poder,

sabes lo que haces, no te vas a torcer.

Y lo tuyo no es solo un impulso del momento,

hay compromiso real, hay seguimiento.

Con lo público sumas, no reemplazas,

caminas al lado, no atrás, ni más.

Tu ayuda no quita el trabajo formal,

es un complemento que hace bien, que hace menos el mal.

Así que gracias, por estar, por sentir,

por no rendirte y por construir.

Este mundo necesita tu energía sincera,

sos esperanza, sos luz, donde todo desespera.

Lo dice la muchachada, no lo digo yo. A pesar de las oscuridades, hay esperanza. 

Por cierto que ALVA lo paga la parte de tu impuestos de la renta que gestiona la comunidad autónoma de Castilla La Mancha cuando marcas la casilla de “fines sociales”. Así que, si la has marcado el año pasado, puedes estar orgullosa.

Ahora que estamos en plena campaña de la declaración de la renta, puedes marcarla de nuevo o por primera vez, no te cuesta ni más ni menos de lo que ya pagas. Es bueno saber en qué se gastan nuestros impuestos y cómo contribuimos con un gesto tan simple a un mejor mundo construido entre todos y todas.