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Una casa en las afueras

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Pregunta la periodista: “¿Su oficio de editor nació de la rebeldía? ¿Cuánto tuvo que ver el fallecimiento de su padre a sus 18 años?”

Responde Jacobo, conde de Siruela: “No fue exactamente rebeldía, sino afirmación y evolución de mi personalidad. El triste fallecimiento de mi padre a los 52 años, me permitió con esa pequeña herencia vivir un año en Londres de los 70 y luego retirarme otro año a una casa de campo a las afueras de Toledo”.

En el piso de arriba vivían un filosofo esotérico francés (¿Raymond Edanz?) y su mujer, una artista y médium de la Escuela Metapsíquica de París (Suzanne Grange) con los que participaba en sesiones de escritura automática, dictados, según decían, por una entidad a la que llamaban Isaac que se manifestaba en el texto a través de un lenguaje poético sumamente enigmático.

“Como comprenderás, a un joven de apenas 20 años todo esto le resultaba fascinante. Ellos me motivaron a que iniciara mi vida como editor con la edición de 500 ejemplares de 'La muerte del rey Artur' en la mejor imprenta de Madrid y con las ilustraciones de Suzanne Grange. Y este libro tuvo la fortuna de ganar el primer premio al libro mejor editado del año y se vendió en pocos meses. Coincidió con el éxito de la película 'Excalibur' que puso el punto de atención el Medievo”.

El editor actual Jacobo Siruela responde a la periodista Elena Pita en una entrevista en una finca de Salamanca para el suplemento Abril de El Periodico y cuenta el tiempo de su vida que transcurrió en Toledo, en la casa de la Peraleda, que aún existe y se anuncia como Cigarral de la Peraleda, seguramente como reclamo turístico. En esa casa vivieron algún tiempo Raymond Edanz y Suzanne Grange, los autores del 'Mural del Anillo' de la antigua Universidad Laboral. Fue un lugar excéntrico al que se acercaron jóvenes toledanos en busca de un mundo distinto al asfixiante y timorato ambiente de la ciudad.

La obra del mural y la marca comercial de Siruela

Si lo que escuchaban y hablaban a Jacobo Siruela le pareció fascinante, a Antonio Pareja, Carlos Villasante o Pablo Sanguino les debió resultar sideral. Algunos de ellos se implicaron en la obra del 'Mural', cuyos bocetos se producían por inspiración automática en la casa de la Peraleda. Colaboraron en la búsqueda de un barro que soportara varias cochuras y altas temperaturas sin resquebrajarse. Y lo mismo con los óxidos y colores sometidos a idénticos procesos de cocción en la pequeña mufla instalada en el centro educativo.

La casa a las afueras de Toledo y las declaraciones de Jacobo Siruela en 2025 pueden parecer anécdoticas, pero supuso algo más. Por primera vez Siruela aparecía como marca comercial. Por primera vez se traducía en España una obra del 'Ciclo Artúrico'. “La traducción del francés antiguo la hizo Suzanne Grange que fue corregida –una  traducción de la traducción, decía Valle– por las hermanas Vaquero.

El premio nacional del libro, también ilustrado por Suzanne Grange, no solo sirvió para que naciera un editor, aún en activo, sino para que se introdujera en España la literatura medieval del Ciclo de la Mesa Redonda más las novelas de amor cortes de la literatura francesa. Y todo impulsado por dos franceses que creyeron descubrir en Toledo lo que no habían encontrado en Paris. Entre tanto, crecía en las paredes del bar de la Universidad Laboral, un 'Mural' alucinado de cerámica vidriada que narraba un cuento de vida y muerte en la que personajes terrestres y celestes se interrelacionaban en las costumbres, las fiestas y en el dramatismo de la historia.

En la Peraleda de entonces, y con Raymond y Suzanne ocupándola, no existían dificultades para unir el cielo con la tierra o ver las estrellas como mensajeros cercanos de universos distantes.