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Una crisis “socio-sanitaria”: la labor clave de los trabajadores sociales con personas mayores y gente sin ingresos   

En otra trinchera diferente a la del personal sanitario en el combate contra la pandemia de COVID-19 se encuentra el colectivo de trabajadores y trabajadoras sociales. Son profesionales acostumbrados a tratar de tú a tú con las personas más vulnerables y, como tantos otros, han tenido que reestructurar todos sus mecanismos de trabajo debido al estado de alarma y al confinamiento. Su labor es una pieza clave en la asistencia a  personas mayores y a la gente sin ingresos, los colectivos más azotados por esta situación.

El presidente del Colegio Oficial de Trabajo Social de Castilla-La Mancha, Floren Alfaro, habla de la pandemia como de un 'tsunami' cuyas dimensiones nadie conocía y que “nos ha obligado a cambiar toda nuestra dinámica”. Desde el minuto uno han tenido que  organizarse para compaginar el teletrabajo, la atención presencial mediante diferente turnos y el seguimiento de los casos mediante la vía telefónica o telemática.

“Hemos tenido que cambiar radicalmente nuestra forma de trabajar, pero eso no significa que no estemos ahí”, subraya. De hecho, opina que actualmente se está produciendo una crisis “socio-sanitaria” porque “cuando todo esto pase, y la parte sanitaria sea un recuerdo, la crisis social será enorme y seguirá en la sociedad”.

Se refiere con ello al hecho de que estén surgiendo necesidades, no solo de las personas y familias que ya antes estaban en situación de exclusión social, sino de nuevos afectados por un ERTE y de otros que se han quedado sin trabajo “o sin nada”. Por eso, buena parte de estos profesionales está haciendo una primera atención para cubrir las necesidades básicas como la alimentación, los suministros básicos o la vivienda.   

En estas preocupaciones y demandas más urgentes, los profesionales del trabajo social está colaborando mano a mano con entidades del tercer sector como Cruz Roja o Cáritas, donde hay trabajadores sociales que están haciendo de enlace entre las personas y estas organizaciones, encargadas de los puntos de recogida y reparto de alimentos.

Trámites y zonas rurales

Pero sus labores se multiplican día a día. Floren Alfaro detalla que hay muchas personas con dudas de trámites administrativos acerca de la cancelación o aplazamiento de pagos o de cómo deben llevar a cabo la petición de ayudas. Señala en este caso la “brecha digital” en la región, puesto que hay gente  que no tiene acceso a internet o no dispone de las habilidades necesarias para realizar esas gestiones.

“Están recurriendo mucho a los servicios sociales y ahí es muy importante nuestra labor de acompañamiento y el servir de enlace para conectar con estas administraciones y ayudarles en todas las gestiones”, remarca.

En este sentido, señala también la especial función de los profesionales de los servicios sociales en las denominadas zonas PRAS (Programa Regional de Acción Social) donde se agrupan varios municipios. Son áreas poco pobladas y muy numerosas en Castilla-La Mancha donde la atención a las personas mayores es fundamental. Esto se hace con salidas puntuales a puerta cerrada y buscando siempre que el bienestar social de los mayores, los más afectados por la emergencia, esté garantizado.

“La labor de acompañamiento es fundamental, forma parte de nuestras herramientas de trabajo y ahora se ha tenido que potenciar más. Vivimos en una comunidad autónoma donde hay mucha gente mayor y es necesario no perder esa labor y hacérselo saber a la ciudadanía, a los vecindarios, para que detecten posibles situaciones y nos llamen y nos cuidemos entre todos”, concluye.