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Los candidatos por Barcelona se culpan de la “turismofobia” en el primer debate electoral

Los candidatos a la Alcaldía de Barcelona y, en el centro, el presidente de PIMEC Antonio Cañete

Pau Rodríguez

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Los partidos viven en campaña electoral desde hace semanas, al menos en Barcelona, y solo faltaba para oficializarlo que se celebrase el primer debate de candidatos, aunque quede más de un mes para los comicios. Los alcaldables de ERC, Comuns, PSC, Junts y PP han acudido a la llamada de Pimec, la patronal de las pymes, para discutir sobre el modelo económico y empresarial de la ciudad, y se han enzarzado especialmente en la gestión del turismo.

La mayoría de candidatos han defendido una cierta regulación del sector, especialmente los pisos turísticos ilegales, pero los reproches han aflorado cuando los alcaldables de Junts, PP y el PSC -este último de forma más velada- han acusado al gobierno de la alcaldesa actual de haber fomentado el rechazo al turismo. “Hemos superado la etapa de barra libre y la de la turismofobia y hemos encontrado el punto medio”, ha defendido el socialista Jaume Collboni.

Xavier Trias, por su parte, ha acusado al gobierno municipal de no hacer nada para fomentar el regreso de los visitantes a Barcelona después de la pandemia. “Lo primero es creer en el turismo y no demostrar que estás en contra”, ha expresado, y recordado que el sector contribuye a un 14% del PIB. En este sentido candidato del PP, Daniel Sirera, también ha acusado al Ayuntamiento actual de alentar la turismofobia. 

Ante las acusaciones, la alcaldesa Ada Colau ha optado por pasar al ataque y ha señálado la etapa de Trias al frente del consistorio, entre 2011 y 2015. “Lo que provoca turismofobia es la barra libre del mandato de Trias, el descontrol y la masificación. Nosotros empezamos a reconducirlo”, ha argumentado, para luego añadir que su lucha contra los pisos turísticos ilegales o para reducir el turismo de cruceros no es incompatible con captar otro tipo de visitantes, como el de la Copa América de Vela.

Sobre el turismo, Maragall se ha alineado más bien con Colau y ha expresado que Barcelona no debe ser una “ciudad low cost”. De hecho, ha ido más allá y ha reprochado a Collboni el “equilibrio” del que sacaba pecho, poniendo como ejemplo la saturación de zonas como los búnkers del Carmel o Ciutat Vella.

Este primer debate electoral ha empezado con felicitaciones compartidas de Sant Jordi por la jornada del domingo, así como las propuestas de cada uno para fomentar la actividad de las pequeñas empresas, pero acto seguido las cordialidades han dejado paso a las discrepancias. Y otro de los grandes motivos de debate, que ya ha asomado cuando se hablaba del liderazgo metropolitano de Barcelona en el comercio, ha sido la movilidad. 

Los alcaldables fuera del gobierno municipal han defendido que hay que mejorar los accesos a Barcelona, tanto en transporte público como en coche, pero sobre todo se ha profundizado en otro gran tema polémico de movilidad: la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat. 

Colau ha sido clara en su rechazo. “Querer ampliar el aeropuerto es negacionismo climático”, ha proclamado. Y ha defendido que lo que se necesita antes que aumentar la capacidad del aeródromo es “mejoras ferroviarias”, como los retrasos en Rodalies. Maragall, en línea con el posicionamiento de ERC -que aceptó analizarlo como condición del PSC a sus Presupuestos-, ha apostado por evaluar la ampliación sin “imposiciones” de Aena. “Necesitamos un aeropuerto al servicio de la economía y el modelo productivo de la ciudad”, ha afirmado.

Sobre el aeródromo, Collboni se ha comprometido a liderar un acuerdo institucional y de la sociedad civil en sus 100 primeros días de mandato para favorecer la ampliación. Y Trias se ha mostrado también partidario, aunque sin que sea “un señor de fuera” -en referencia al Gobierno central- el que decida cómo debe hacerse la mejora de la infraestructura.

No podía faltar en el debate sobre la movilidad las peatonalizaciones y restricciones al uso del coche. Aquí Colau ha lanzado un dato hasta ahora desconocido y que, según ha defendido, avala su modelo de pacificaciones de calles. Desde 2015, cuando llegó a la alcaldía, los vehículos privados que atraviesan el distrito céntrico del Eixample se han reducido de 350.000 a 285.000. Le ha servido esta cifra a la alcaldesa para combatir los que se oponen a los ejes verdes aduciendo que lo que hacen es trasladar el tráfico a las calles colindantres. 

En este bloque temático, Collboni ha insistido en su propuesta estrella de recuperar 30 interiores de manzana en los próximos ocho años para ganar verde en el Eixample. “No estamos a favor de hacer 21 calles como Consell de Cent [la vía peatonalizada]. No es viable”, ha expresado el socialista. Por Junts, Trias ha defendido también “pacificar” la ciudad, pero sin “jugar en contra” de coches y motos. “Bien gestionado”, ha dicho sobre las peatonalizaciones de Colau, “podría tener sentido. Pero ustedes no buscan la colaboración, sino el enfrentamiento”, le ha soltado a la alcaldesa. Maragall ha coincidido en que reducir el tráfico es un “objetivo compartido”, pero también ha acusado a Colau de “coger el Eixample como víctima” o “trinchera” y ha defendido que una política de “largo recorrido” en este aspecto es mejorar Rodalies.

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