Catalunya necesita un gran salto adelante en instalación de renovables para cumplir los obejtivos de descarbonización y autoabastencimiento energético. Este impuslo hasta el momento se ha dado de forma desigual y no sin tiranteces con el territorio, ya que cualquier terreno era susceptible de ser reclamado para proyectos de instalaciones. Pero el Govern, a través de un nuevo plan que negociará con los ayuntamientos, quiere ahora ordenar, acotar y ofrecer el suelo susceptible de acoger renovables.
La consellera de Territorio, Sílvia Paneque, ha presentado este lunes el Plan territorial sectorial de energías renovables (Plater), una herramienta que se comenzó a elaborar en la legislatura pasada. Una de las principales conclusiones del documento es que el Ejecutivo calcula que, para cubrir su demanda energética total en 2025, necesitará curbir el 1,2% de su territorio con renovables. En concreto, el 1% con placas solares y el 0,2% con aerogeneradores.
El Departament deja claro que estos números son una estimación provisional, que hará falta concretar en el proceso de diálogo con las entidades municipales. Sn embargo, los número salen de un cálciulo conservador de necesidades energéticas. En total el Govern considera que necesita unos 62.000 MW de renvoables en total, de los cuales 48.000 deberán estar instalados en suelo, siempre y cuando se cumplan los objetivos máximos en las instanlaciones sobre edificios y zonas con infraestructuras, donde deberíam conseguirse otros 14.000 MW.
El Plater es el instrumento con el que el Govern pretende dibujar las zonas prioritarias para instalar renovables. Lo ha hecho analizando hasta 141 variables, municipio a municipio. Una vez realizado el mapa concreto, el Plater ha identificado unas zonas susceptibles de acoger estas instalaciones que se corresponde con el 38% de la superficie de Catalunya, 10% para solar y 18% para eólica.
Estas zonas han sido seleccionadas a través de una metodología “única, homogénea y válida para el conjunto del país”, ha explicado el Departamento de Territorio, siempre con el objetivo de posar fácil a los ayuntamientos regular la instalación de renovables.
Será ahora, en el diálogo con los municipios, cuando se elegirán una de cada 10 hectáreas señaladas como suelo destinado a placas solares, y una de cada 120 para eólica terrestre. Fuera quedan la eólica marina y la hidráulica, donde la Generalitat no tiene las competencias de ordenación. De esta forma, se llegaría a los 383 kilómetros cuadrados preparados para acoger este tipo de energías, que según los cálculos del Govern, serían suficientes para la potencia que se necesita instalar en los próximos 25 años.
Uno de los objetivos declarados es reducir la ligitiosidad, tanto de las empresas promotoras como de los grupos de interés, afectados, ecologistas y de los propios ayuntamientos. Como ha ocurrido en otras zonas, en Catalunya la llegada de solicitudes para instalar renovables ha generado conflictos y roces entre las empresas y los dueños de las explotaciones agrícolas donde pretendía instalarse.
Pese a que el equilibrio territorial es uno de los principios inspiradores del plan, según el Govern, por el momento se han abstenido de marcar horquillas de mínimos y máximos de ocupación de terreno para cada municipio o comarca. De esta forma, el Departamento admite que aunque este será un plan para todos los municipios, la afectación de cada uno por las renovables puede ser muy desigual. Sí se tendrá en cuenta, en cambio, los que ya son territorios aportadores para calcular el terreno dedicado.
Con todo, la tramitación que ahora comienza no será rápida. Durante todo el otoño habrá un periodo de diálogo con las entidades locales, que comenzará este mismo lunes con una reunión entre Paneque, la directora del Institut Català d'Energia, Anna Camp, y los presidentes de los consejos comarcales. Posteriormente habrá tres meses de exposición pública, donde se permitirán alegaciones y enmiendas. No sería hasta enero de 2027 cuando finalmente se aprobaría el plan, más de cuatro años después de su inicio.