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Catorce neonazis admiten que atacaron una mezquita de Barcelona y se libran de la cárcel

Los acusados, en el banquillo

Oriol Solé Altimira

Barcelona —

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Catorce neonazis, entre ellos el líder de Democracia Nacional en Catalunya Alberto Bruguera, han aceptado este jueves penas de hasta dos años y medio de cárcel por atacar la mezquita del barrio barcelonés de Nou Barris, tras un pacto con las acusaciones que les librará de entrar en prisión a cambio de reconocer los hechos, abonar una indemnización a la comunidad islámica y realizar un curso contra la discriminación.

La sección 10ª de la Audiencia de Barcelona ha condenado “in voce” a penas que oscilan entre un año y dos años y medio de prisión a los catorce acusados por haber hostigado, junto a otro procesado que ha sido declarado en rebeldía, a la comunidad islámica de Nou Barris, un distrito de la capital catalana en el que ni siquiera residían.

El tribunal ha acordado suspender la entrada en prisión de los catorce acusados, a condición de que acaben de pagar las indemnizaciones que quedan pendientes para la comunidad islámica de Nou Barris –unos 10.000 euros en total del que cada condenado responderá según su participación en los hechos– y que sigan un curso sobre igualdad y aceptación de la diversidad, lo que los procesados han escuchado desde el banquillo entre gestos de burla, risas y reprobación.

Inicialmente, la Fiscalía de Delitos de Odio pedía penas de hasta diez años de cárcel por los delitos de coacciones, amenazas graves, lesiones y contra los derechos fundamentales, pero, al igual que la acusación popular ejercida por el Ayuntamiento de Barcelona, se ha avenido a pactar con las defensas a cambio de que los investigados reconocieran los hechos y pagaran la indemnización.

Uno por uno, los procesados –muchos de ellos con la piel tatuada con símbolos nazis y uno de ellos con una sudadera con las siglas 'AHTR' (Adolf Hitler Tenía Razón)– han ido aceptando ante el tribunal los hechos que se les imputaban, tras lo que regresaban al banquillo entre signos de camaradería del resto de acusados.

Solo uno de ellos se ha resistido a asumir los delitos que planteaba la Fiscalía, ante el visible disgusto de su abogado, aunque tras la advertencia de la Sala ha acabado por sumarse al pacto de conformidad: “A regañadientes lo acepto, pero no estoy de acuerdo”.

La mayor pena ha recaído en Alberto Bruguera, líder de Democracia Nacional en Catalunya, y en otros cinco de los acusados, entre quienes se encuentran otros cargos y simpatizantes de la formación de extrema derecha con pasado judicial por haber acosado a periodistas y manifestaciones de izquierdas e independentistas.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía que los acusados han aceptado, entre los años 2017 y 2019 sometieron a una “insistente campaña de hostigamiento” a la comunidad islámica en Nou Barris, tanto a través de redes sociales como mediante ataques a la mezquita de la calle Japón, que reiteradamente amaneció con pintadas islamófobas, restos de embutidos de cerdo y heces de perro en su puerta y con silicona en la cerradura.

La Fiscalía vincula en su escrito de acusación la campaña contra los musulmanes de Nou Barris con los atentados yihadistas de 2017 en Barcelona y Cambrils (Tarragona) y con la “línea estratégica” que comparte la extrema derecha europea, basada en la “supuesta amenaza que representa la inmigración musulmana, los refugiados y el Islam para la identidad nacional y la idea de Europa y Occidente en general”.

En ese contexto, según la Fiscalía, la extrema derecha “ha utilizado la táctica de la injerencia en conflictos vecinales contra la apertura de nuevos centros de culto islámico” y una prueba de ello es, a su parecer, el caso de la mezquita que se iba a abrir en la calle Japón de Nou Barris, similar a las protestas contra la apertura de centros de culto musulmán en otras localidades catalanas como Reus, Sant Feliu de Llobregat, Terrassa o Tarragona.

Según el ministerio público, los procesados aprovecharon “de forma oportunista” la protesta de un sector de vecinos de Nou Barris que se oponían a la apertura de una mezquita por temor a que les generara problemas de convivencia, ruido o aparcamiento, pese a que el centro contaba con las debidas licencias municipales.

Los ultras, ninguno de ellos residente en Nou Barris y coordinados por Alberto Bruguera, acudían a las “caceroladas” vecinales contra la mezquita y, utilizando megáfonos, lanzaban consignas con el fin de “manipular políticamente” a los vecinos, alimentando “prejuicios y estereotipos” contra los musulmanes y sentimientos de “rechazo, odio y hostilidad”.

Según el fiscal, los procesados también pretendían “amedrentar a la comunidad islámica del barrio” y “perturbar” el funcionamiento del oratorio, por lo que durante meses se dedicaron a pegar adhesivos con lemas ofensivos en la fachada del centro y a hacer pintadas con lemas xenófobos como “seis millones de parados, seis millones de inmigrantes a su casa” o “stop islamización Europa”.

Entre otros ataques, los procesados arrojaron embutidos de cerdo a las puertas del oratorio, con el fin de “ofender los sentimientos religiosos” de los musulmanes, así como excrementos de perro, además de sellar con silicona y grasa de cerdo las cerraduras del local para impedir su apertura.

En marzo de 2017, según la Fiscalía, los acusados agredieron a vecinos de la asociación Nou Barris Acull que habían acudido a la mezquita en muestra de apoyo a la comunidad musulmana, y en otras ocasiones se enfrentaron a las puertas del local con personas de grupos antagónicos, a los que lanzaron vasos y botellas de vidrio, al tiempo que lanzaban proclamas como “Heil Hitler” y hacían el saludo naz

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