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La cifra de muertos por COVID-19 de Catalunya sigue sin cuadrar con la de Sanidad nueve meses después

La cifra de muertos por COVID-19 de Catalunya sigue sin cuadrar con la de Sanidad nueve meses después

Pau Rodríguez / Raúl Sánchez

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La epidemia avanza y las olas de contagios, con sus picos y sus descensos, se suceden, pero hay algo que no cambia desde marzo: los datos de fallecidos que publica Catalunya siguen sin cuadrar con los que recoge el Ministerio de Sanidad. Esta disparidad, que suscitó más de un episodio de acusaciones cruzadas entre administraciones, se mantiene nueve meses después. Y la diferencia sigue siendo abismal.

Desde el inicio de la pandemia, Catalunya ha contabilizado a través de su portal DadesCovid un total de 15.866 muertos, mientras que el Ministerio recoge para esta comunidad 7.877 con fecha de defunción asignada. Una disparidad que al inicio se podía explicar debido a la falta de pruebas diagnósticas, a los cambios de criterio sanitarios o a la situación caótica de las residencias, pero que a día de hoy se mantiene igual.

Semana a semana, los datos difieren. El mes con mayor coincidencia fue septiembre, con 340 fallecidos según el portal de la Generalitat y 218 según el Ministerio. En noviembre, el mes que acabamos de dejar atrás, la Administración catalana ha contado 1.598 fallecidos y ha reportado al Gobierno central 368. Hasta un 77% menos. 



Los indicadores de hospitalizaciones e ingresos en UCI también difieren, aunque no tanto, mientras los datos de nuevos contagios encajan casi a la perfección. En las muertes la diferencia se dispara, algo que no ocurre en las demás comunidades autónomas, donde los datos de sus webs de seguimiento de la pandemia son más parecidos a los que luego recoge Sanidad para su territorio.

La comparación entre los datos recopilados por el proyecto Escovid19data, realizada por un grupo de voluntarios que recopila las estadísticas de la pandemia publicadas por cada Gobierno autonómico, y las cifras de la serie histórica de fallecidos con una prueba positiva del Ministerio de Sanidad señalan que Catalunya es la comunidad con mayor disparidad entre las cifras publicadas por ambas administraciones. Solo el 37% de las muertes de la segunda ola que publica la Generalitat han sido incluidas en el registro del Ministerio de Sanidad.


Catalunya solo ha notificado 2 de cada 5 muertos en la segunda ola de la pandemia

Comparación de la evolución acumulada de fallecidos con Covid-19 según las cifras de muertes notificadas por las CCAA recopiladas por el proyecto Escovid19data y las publicadas en las series históricas del Ministerio de Sanidad. Se muestra el % de muertes notificadas por Sanidad en comparación con las cifras proporcionadas por la CCAA

Fuente: Ministerio de Sanidad, Escovid19data


Una disparidad sin explicación clara

¿A qué se debe entonces el desfase? De entrada, el Departamento de Salud asegura que, por un lado, los datos que ellos recaban sobre mortalidad provienen de las funerarias, una vía por la que optaron durante el primer pico para actualizar la situación con más rapidez. Así, las empresas de servicios funerarios de Catalunya envían a diario un parte con los certificados de defunción en los que aparece la COVID-19 entre las causas del fallecimiento. 

Sin embargo, para los datos que remiten al Ministerio, fuentes de la Generalitat aseguran que se ciñen al criterio que fija Sanidad, y que limita los fallecidos a aquellos con confirmación de coronavirus. Esto es, los que tenían un resultado positivo de una prueba PCR o –desde hace poco– un test de antígenos, según la Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de COVID-19, el protocolo diseñado por el Ministerio de Sanidad para notificar los casos de coronavirus en España.

Esta es la explicación de la Generalitat: que a Sanidad envía solo los datos de fallecidos con COVID-19 confirmado y que, en su web, incluye los sospechosos o que presentaban clínica –puesto que las funerarias también los cuentan–. Pero de ser así, esto significaría que a día de hoy todavía mueren cientos de personas con coronavirus –o con clínica compatible– sin que se les haya hecho una prueba antes. Un escenario real durante el colapso sanitario de la primera ola pero poco probable en la actualidad.

Por ejemplo, si en octubre, con datos de la Generalitat procedentes de las funerarias, murieron 866 personas en Catalunya con coronavirus (ya sea con confirmación o sospecha), y se reportaron a Sanidad solamente 390 (los que tenían conformación con una prueba), esto querría decir que el resto, 476 (el 55% del total), fallecieron sin que nadie les hubiese hecho una PCR o un test de antígenos.



¿Es eso posible? Tanto en los hospitales como en las residencias, las dos instituciones donde fallecen la mayoría de enfermos de COVID-19, se hacen pruebas a todo el mundo que presenta síntomas. Así lo aseguran fuentes hospitalarias y de geriátricos. “Puede ser que en una residencia se muera alguien con síntomas de coronavirus en menos de 24 horas, con lo que no dé tiempo a hacer la PCR, pero en general se hacen pruebas a todo el mundo para evitar brotes”, sostiene una fuente del sector. 

El Departamento de Salud no ha querido añadir ningún comentario que ayude a comprender la disparidad más allá de que cumplen con los criterios de Sanidad. Y desde el Ministerio, por su parte, se han limitado a devolver la pelota a Catalunya: “La diferencia de cifras la tendrá que consultar a la comunidad autónoma, que es quien tiene la información y la vuelca a uno u otro sistema”.

El protocolo de notificación de casos que deben seguir las comunidades autónomas, según la estrategia del Ministerio, consiste en que los técnicos de Salud Pública tienen que abrir una suerte de formulario por cada nuevo positivo y comunicarlo “de forma individualizada” a través de la aplicación informática SIVIES a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología. Si el paciente ingresa en el hospital o fallece, hay que actualizarlo. El documento establece que lo primero hay que hacerlo de forma “urgente”, pero lo segundo no queda claro.

Otra posible explicación está en los retrasos para notificar los fallecidos en la pandemia, una realidad que se muestra en los datos de mortalidad publicados por el Ministerio de Sanidad. Según ya publicó elDiario.es, las cifras de muertes semanales que publica Sanidad representan poco más de la mitad de las reales porque muchas son notificadas con semanas de retraso por las comunidades autónomas. El problema, en el caso de Catalunya, es que este retraso para notificar los fallecidos no se limitiría a las últimas semanas sino a los últimos 5 meses.

¿Por qué podrían estar notificándose las muertes con retraso? Porque, a diferencia de los positivos, que se notifican de forma urgente nada más tener el resultado de la prueba, para comunicar un fallecimiento hay que actualizar la ficha individual de cada paciente. Y este es un proceso que no está automatizado en la mayoría de comunidades, tal y como confirman a este medio fuentes del Instituto Carlos III: “Las autonomías capturan automáticamente la información de los pacientes de las bases de datos asistenciales disponibles (...) pero no todo el proceso está automatizado en su totalidad y las actualizaciones y seguimiento de la evolución de los casos conlleva todavía gran carga de trabajo manual”.

El médico o responsable de cada caso, si un paciente ingresa en el hospital o fallece, tiene que modificar la ficha individual del caso y añadir la fecha de hospitalización o defunción. Por su parte, desde el Departamento de Salud defienden que no informan con retraso de los fallecidos de forma generalizada.

El desfase de datos no ha causado, sin embargo, nuevas peleas entre las administraciones. En su día, los expertos reconocieron que los datos de mortalidad no eran los más determinantes a la hora de orientar las políticas de restricciones, puesto que lo son mucho más los contagios o los ingresos hospitalarios. Aun así, la diferencia entre unas y otras cifras de mortalidad sí provoca que las lecturas que hace la ciudadanía o que corren por las redes sociales sean muy distintas. 

La comparación con las demás comunidades, en entredicho

Sin ir más lejos, esto se ve en las comparativas entre comunidades autónomas. Según los datos que ha remitido al Ministerio desde julio, Catalunya es el noveno territorio en número de positivos por cada 100.000 habitantes (3.198) y está en el puesto 15 en cuanto a fallecidos por cada 100.000 habitantes (16). Pero Catalunya tiene una tasa real de muertos mucho más elevada, tal como consta en su portal de datos recopilados a través de las funerarias.



El caso de Catalunya, además, es único. En el resto de comunidades, los fallecidos contabilizados en sus bases de datos son mucho más parecidas. Las variaciones son mínimas. Ante esto, se podría dar el escenario de que el resto de comunidades autónomas reportaran una cifra de fallecidos inferior a la real, y que esta solo aflorase en Catalunya, que es donde se usan las funerarias. Pero de nuevo esta hipótesis parece poco probable si se comparan los datos con el exceso de muertes. 

Tomando los datos de fallecidos del Ministerio Sanidad para Catalunya, la cifra es muy inferior al exceso de mortalidad que registra el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo). En los últimos 3 meses, Catalunya ha registrado un exceso de 2.300 muertes por encima de las esperadas, una cifra que cuadra mucho más con las defunciones publicadas por la Generalitat de Catalunya que con los datos sobre los que informa cada día el Ministerio de Sanidad.

¿Por qué solo comparar las cifras oficiales con el exceso de mortalidad de los últimos 3 meses? Aunque los registros volvieron a hablar de más muertes de las esperadas en julio y agosto, no todas eran directamente atribuibles a la COVID-19: una gran parte estaban vinculadas a los episodios de calor tradicionales del verano. Sin embargo, todos los datos (incluyendo las muertes oficiales contabilizadas por Sanidad) indican que el exceso registrado en lo que llevamos de septiembre, octubre y noviembre está en gran parte vinculado al virus, directa o indirectamente. 

A diferencia de Catalunya, en la mayoría de comunidades autónomas coinciden las cifras del exceso de mortalidad con las muertes contabilizadas oficialmente por el Ministerio de Sanidad. Las únicas excepciones: Andalucía y la Comuntat Valenciana.



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