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Luis Encinas: “La OMS no declaró la emergencia de ébola hasta el primer caso de un occidental”

Luis Encinas poniéndose el equipo de protección en Kissy, Sierra Leona, en 2015

Blanca Blay

La epidemia de ébola más mortífera en África occidental se llevó por delante 11.300 vidas e infectó a otras 17.300 personas que lograron superarlo. A casi dos años del inicio de ese brote, que resucitaba a la enfermedad en el continente tras cuarenta años de su llegada, conversamos sobre las lecciones que hemos aprendido de esta epidemia con Luis Encinas, experto de Médicos Sin Fronteras en ébola.

Luis reflexiona sobre las lecciones, en plural, porque son varias. “Lo que hemos aprendido es que lo que no tenía que pasar ha pasado”, suelta de entrada. El virus del ébola y el alcance de la epidemia, así como la rapidez con la que avanzaba, pilló por sorpresa a todos, incluyendo a los que tenían más experiencia, asegura.

1. Activar todas las alertas a tiempo 

El hecho de desconocer la enfermedad geográficamente, culturalmente y oficialmente, que comporta ya un tiempo para poner los mecanismos de atención y que salten las alertas, retrasó la reacción ante la emergencia. Según él la alerta de la OMS llegó muy tarde. “Hemos tenido un problema y es que desde el principio no hemos hecho el mismo diagnóstico de gravedad. Nosotros el 1 de Abril de 2014 ya hablábamos de una situación sin precedentes y la respuesta tardó mucho”.

“Recuerdo en marzo de 2014 en Guinea, éramos muy pocos expertos y se nos fue de las manos rápidamente: no teníamos la capacidad de tener equipos que pudieran responder, hacer exploratorias”, se queja. Sin embargo, hay otros motivos, más allá del desconocimiento, que para él explican la tardanza en la reacción. “Esto es difícil de escuchar pero la declaración de emergencia mundial de salud pública de parte de la OMS llega hasta unos días después del primer caso de un Occidental. Sí que lo declaró localmente pero hasta entonces el discurso era más positivo, de 'esto en un par de meses se acaba' y nosotros decíamos que la situación estaba fuera de control y que había un estallido de nuevos casos y un caos sobre la región”. 

2. Sin nuevos fármacos la situación continuará

Una reflexión necesaria para Luis pasa por darse cuenta que el paciente y/o su comunidad no han sido puestos en la mesa de decisiones de cambios culturales. “Esto es muy importante porque en ciertas zonas hay ritos y creencias muy seculares y esto no se cambia así, de un día para otro”.

El desarrollo de nuevos fármacos, de vacunas, también ha llegado muy tarde. “Ha tenido que llegar al primer mundo el primer caso para que se disparen los intereses”, lamenta. De hecho, según otra información recogida por MSF, España quedó en el puesto número 23 de la lista de donantes, destinando menos fondos a la lucha contra la epidemia en terreno que a la respuesta nacional tras detectarse tres casos. “Sin dinero y sin atención política y mediática en términos de desarrollar nuevos fármacos esto va a continuar así”, lamenta el profesional.

3. El ébola se llevó por delante la confianza de la población 

Cuando hablamos surge en la conversación el grado de vulnerabilidad de la población de los países donde el ébola golpeó con fuerza. “No olvidemos que estamos hablando de dos países, por ejemplo, Sierra Leona y Liberia, que hace diez o doce años estaban en plena guerra civil, donde las acusaciones y las denuncias eran el día a día”, dice. Esto ayuda a entender que en el momento que llega el brote del ébola, en 2014 el sistema sanitario se estaba empezando a desarrollar tímidamente. La entrada letal del virus provocó “miedo, pánico, desconfianza”, en sus palabras. “No hay que olvidar el ébola al principio no tenía ni tratamiento ni vacuna y que hoy en día solo tenemos una de las vacunas que hipotéticamente podría proteger en un cierto contexto y todavía en fase de ensayo clínico. Hemos avanzado un paso de gigante en dos años pero ¿qué hemos hecho en cuarenta?

4. Mejor sobrereaccionar que no reaccionar o hacerlo mal

Preguntado por qué imagen no puede repetirse, Luis dice: “Todos los mecanismos de alerta del momento cero al momento cien”. Para él es “mejor sobrereaccionar que no reaccionar o hacerlo mal”. En el momento que hay una duda se investiga, se pone el material para proteger a los que están haciendo la investigación, se forma al personal...Hay que tomar medidas de protección y poner en marcha los mecanismos de alerta cuando es necesario“, insiste.

5. La lucha contra el ébola no ha terminado

“Esto aún no ha terminado, me gustaría que pusieras énfasis en esto”, me dice. Hasta hace poco había cierta percepción que la situación estaba controlada pero pocos días después que se declarara el fin del ébola en África Occidental se han vuelto a detectar casos. “Si después de dos días que se declare la epidemia se detectan nuevos casos allí hay algo que no funciona, no quiere decir que uno ha hecho bien u otro mal, hay países donde las condiciones son más óptimas pero hay ciertos centros de salud que no tienen ni guantes. El ébola ha provocado en algunos lugares una fuerza de reacción rápida en algunos lugares mientras que otros han quedado más olvidados. Hablar de control cuando todavía existe un país en crisis...un solo caso de ébola positivo es factible, y aquí no solamente hubo uno”. 

6. Construir sistemas de salud fuertes 

A Luis Encinas le da miedo el mañana, para el que considera que debe recuperarse la confianza de la gente en los centros de salud para evitar así más muertes. “Hay que ver cuántos de los muertos que hemos contabilizado han muerto de malaria, de partos complicados, infecciones respiratorias que se han complicado o muertes porque había miedo a ir a los centros de salud, donde la gente temía ir porque se contaminaba”. Defiende la construcción de un sistema de salud fuerte en los países arrasados por el virus pero asegura que debe hacerse “de un modo sabio”. “Estamos hablando de un país donde está todo destrozado y donde tenemos indicadores de salud por debajo de la media aceptable y donde tenemos cincuenta veces menos médicos incluso antes de la epidemia”.

7. La salud debe ser un bien común

Sale a la conversación, a modo comparativo y salvando las distancias, el virus del Zika y la reacción que está habiendo a nivel internacional y en los países afectados. “Los países afectados tienen sistemas de salud más fuertes. No estamos hablando de Zika en República Centro Africana. Hablamos de países emergentes con capacidad de tratamiento, sistemas de salud medianos o fuertes, credibilidad y más presupuesto. Desafortunadamente la salud no es un bien común y depende de la capacidad de un país de protegerse”, termina.

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