Un largo camino para cerrar el CIE de Barcelona

La noche de Reyes de 2012 moría en el Centro de Internamiento de Extranjeros de la Zona Franca el joven Idrissa Diallo. Había saltado la valla de Melilla un mes antes y había terminado encerrado en Barcelona sin haber cometido ningún delito. Algunos internos denunciaron que este guineano de 21 años había pedido asistencia médica varias veces durante el día pero no fue atendido. La muerte de Idrissa, sin embargo, no pasó en silencio.

Los movimientos que venían de lejos en la lucha por los derechos de las personas migrantes, se sumaron otros, nacidos al calor del 15-M, y lograron poner el foco mediático sobre el CIE. El nombre de Idrissa llegó mucho más lejos que el de Mohamed Abagui, marroquí de 22 años que también murió en 2010 a los pocos días de ingresar en el CIE, cuyos familiares habían reclamado tratamiento por su estado físico y psicológico.

El CIE de la Zona Franca se puso en marcha en agosto de 2006, para reemplazar el que había en La Verneda. El cambio sacó el CIE de la ciudad y lo llevó entre polígonos en la Zona Franca, no sin oposición. Según contaba el diario El País, 200 personas participaron en una ocupación del centro, entonces todavía en obras, para “desmontarlo” el día de Sant Joan de 2006. Inutilizaron cámaras de seguridad y manipularon cerraduras y 59 personas fueron detenidas, entre ellos periodistas y abogados. Hace pocos días La Directa recuperaba una crónica del periodista Jesús Rodríguez en la que explicaba su propia detención y las pésimas condiciones de las instalaciones de La Verneda.

Siempre ha habido activismo contra los CIEs y las violaciones de derechos que se producían en su interior. Algunas entidades llevan años luchando contra la discriminación de las personas migrantes, y el CIE es uno de los casos más evidentes: Si eres migrante, por el simple hecho de no tener documentación te privan de libertad. A pesar de esta larga historia, nunca como hasta ahora los activistas habían visto tan cercana la posibilidad de cerrar el CIE.

El pasado sábado dos millares de personas superaron la distancia con autobuses que salían llenos de Plaza España, Bellvitge o el Paralelo para reunirse en la calle E de la Zona Franca, aún más desierta que durante la semana, para protestar ante el CIE y exigir su cierre. Con danza, música, poesía y castells, bajo el sol del verano a punto de llegar, se respiraba victoria. Un ambiente muy diferente al de otras protestas ante el CIE, de noche, a oscuras, con antorchas y mucha menos gente.

Después de seis meses de comparecencias en un grupo de trabajo sobre los CIEs, la Comisión de Derechos Humanos y Justicia del Parlament votará el próximo día 2 de julio las conclusiones al respecto y se prevé que el Parlament apruebe a final de mes un posicionamiento contra el CIE de la Zona Franca. Tanquem els CIEs, SOS Racismo Catalunya y la Fundación Migra Studium reclaman que los parlamentarios que exijan el cierre del CIE de la Zona Franca en los próximos seis meses. “Los juristas explican que los CIEs se podrían cerrar ahora mismo sin tocar ni una sola coma de la ley, sólo haciendo una aplicación garantista de la misma”, explicaba Marc Serra, de Tanquem els CIEs, en una rueda de prensa para valorar las comparecencias ante el Parlament. Por otra parte, el nuevo gobierno municipal de Barcelona se ha posicionado claramente contra el CIE y también podrá presionar desde el Consorcio de la Zona Franca, donde se encuentra el centro.

“Es fácil cerrar el CIE porque el engranaje de control funciona sin el CIE, si lo cerráramos no cambiaría nada”, apuntaba hace unas semanas Mireia Vehí cuando recogía el Premio Utopías - Paco Fernández Buey dedicado a Tanquem els CIEs. En 2013 se expulsaron más inmigrantes desde las comisarías, en menos de 72 horas desde su detención, que desde los CIEs. En 2014 fueron expulsadas desde el CIE de la Zona Franca el 44% de los detenidos. Todos los demás estuvieron hasta 60 días privados de libertad para luego salir a la calle. Muchas de estas personas provenían de fuera de Barcelona o de Catalunya y se encuentran solas en la calle E de la Zona Franca.

Si el CIE es parte de un mecanismo que no depende de él, la gente de Tanquem els CIEs explicaba también en aquella ocasión que han ido dando más peso progresivamente a otras cuestiones. Tanquem nace de una campaña que agrupó en 2011 varias entidades que abogaban por el cierre del CIE, y entrado 2012 optó por seguir trabajando como un colectivo. Desde entonces, además de la lucha contra el CIE, han ido haciendo hincapié en otras cuestiones como la situación en Ceuta y Melilla, la frontera sur, las redadas policiales basadas en criterios raciales, o los vuelos de deportación. Estos dos últimos elementos muy vinculados, porque, según denuncian los activistas, las redadas a menudo se hacen para “llenar” vuelos destinados a determinados países, dedicadas a encontrar personas de esa nacionalidad.

A pesar de las muchas batallas pendientes, celebran muchas victorias, como mejoras importantes en el CIE de la Zona Franca. Desde el inicio de la campaña ha cambiado el director del centro, que decidía discrecionalmente sin ninguna normativa, y se ha designado un juez de control para el CIE de la Zona Franca, que ha ordenado varias mejoras en el centro de reclusión, algunas aplicadas y otras no. “En estos últimos años hemos visto como gracias al trabajo de las entidades aunque todavía hay violaciones de derechos humanos dentro del CIE de la Zona Franca, las más graves se han detenido y podemos ir camino del cierre”, apuntaba el abogado Andrés García Berrio antes de la manifestación del sábado. Las entidades siguen dando batalla, pero celebran haber conseguido que, por ahora, un caso como el de Idrissa no se haya vuelto a repetir.