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Radiografía del videojuego, un pasatiempo que genera 1.800 millones al año en España

Dos jóvenes prueban un videojuego en la exposición 'Nova Pantalla. El videojoc a Catalunya'

Lúa Pena Dopazo

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Ponerse en la piel de una guerrera vikinga que atraviesa el mar del Norte para conquistar Inglaterra, diseñar una casa con todo lujo de detalles, competir junto a amigos contra gamers de cualquier rincón del mundo o distraerse resolviendo distintos puzles mientras te desplazas en transporte público son solo algunas de las posibilidades que ofrece a sus usuarios el mundo de los videojuegos. Un sector con una potencialidad casi infinita que hace que se adapte a todo tipo de gustos e intereses.

En los últimos años, además los videojuegos se han convertido en una salida profesional para personas de perfiles muy diversos, entre otros, los programadores, los ilustradores o los diseñadores de sonido. La industria del videojuego se encuentra en pleno período de expansión y, solo en Catalunya, su facturación anual ronda los 500 millones de euros, el equivalente al 51% de los ingresos del sector a nivel estatal, según los datos de la exposición ‘Nova Pantalla. El videojoc a Catalunya’ que puede visitarse hasta el 4 de septiembre en el Palau Robert de Barcelona.

La muestra, que busca reivindicar el videojuego como artefacto cultural de interés artístico, ofrece muchos datos sobre este sector, además de permitir comprobar de primera mano el proceso de preparación de las obras, conocer a sus desarrolladores y, por último, probar el producto.

Uno de los aspectos destacados es que Catalunya en general y, sobre todo, la ciudad de Barcelona se han convertido en áreas de referencia a nivel mundial para esta industria que da trabajo a 3.381 profesionales distribuidos en 123 estudios de desarrollo y 77 grupos de profesionales que también se dedican a la preparación de videojuegos. De los estudios existentes, el 90% se encuentran en la capital catalana, cuatro en la provincia de Girona, cinco en Lleida y 11 en Tarragona. 

Los creadores de la exposición destacan que las perspectivas de futuro a nivel laboral son positivas, puesto que la tasa de crecimiento anual del sector es del 9,2% y, según sus cálculos, en 2023 habrá unos 5.000 profesionales en Catalunya. Al contrario de lo que pueda parecer, las empresas y los trabajadores que se dedican al desarrollo de videojuegos no han aparecido de la noche a la mañana ni responden a una moda. Este sector surgió ya en los años ochenta y ha ido creciendo desde entonces. Lo que pocos imaginaban es que aquello acabaría convirtiéndose en una industria que movería millones de euros cada año.  

La comunidad gamer

Según el Anuario 2021 de la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), en España hay 18 millones de personas que aseguran ser jugadoras. Esto significa que un 50% de los españoles entre 6 y 64 años emplea parte de su tiempo en jugar en su ordenador, móvil o consola y que, si se miran los datos por franjas de edad, un 74% de las personas entre 15 y 24 años es gamer. Además, según este mismo estudio, los españoles dedicaron en 2021 una media de 8,1 horas a la semana a esta actividad. Para la mayor parte de estas personas, los videojuegos son un tipo de entretenimiento más. Su impacto es de 1.795 millones de euros al año.

Desde sus inicios, este mundo siempre ha tenido presente las necesidades sociales y de compañía que caracterizan al ser humano. Ahora, los avances tecnológicos permiten cooperar o competir con personas de todo el mundo. “Creo que en estos momentos ya no se ve a la gente que juega como nerds o bichos raros porque los hay de todo tipo: personas más o menos sociables”, señala Francesc Felipe, miembro de la comunidad Gaming.cat.

Asociaciones de aficionados a los videojuegos, como Gaming.cat, permiten a los gamers buscar compañeros para los juegos multijugador a través de grupos de Telegram y Discord, pero también hacen posible la promoción de iniciativas y proyectos más pequeños que no cuentan con el apoyo de grandes estudios. Con el paso del tiempo, los compañeros de juegos acaban convirtiéndose en amigos, “porque encuentras gente muy próxima a ti, que comparte tus gustos”, afirma Felipe. Y, en el caso concreto de Gaming.cat, permite agrupar a los jugadores de habla catalana.

Equipos multidisciplinarios

Desde que una persona tiene una idea para poner en marcha la creación de un videojuego hasta que este sale al mercado pueden pasar meses y, en el caso de las grandes producciones internacionales, incluso años, ya que detrás hay múltiples profesionales implicados de disciplinas muy distintas entre sí y que deben coordinarse para que todas las piezas encajen. Muchos de los profesionales que en la actualidad trabajan en esta industria provienen de ámbitos que tienen poco o nada que ver con este sector.

Uno de estos casos es el de Anna Guxens, que trabaja como diseñadora de experiencia de juego, es decir, se encarga de modular las mecánicas y los retos que el jugador tendrá que atravesar a lo largo de la partida. Guxens estudió comunicación audiovisual, pero se dio cuenta de que lo que más le interesaba era la comunicación interactiva y el diseño de interacciones entre las personas y las máquinas, como ocurre en los videojuegos, pero también en las exposiciones participativas.

“Una parte fundamental de lo que hago es coordinar los distintos equipos que desarrollan un videojuego, pero también me encargo de resolver problemas que no dejan avanzar la labor de mis compañeros y comprobar que toda la historia tiene sentido”, explica Guixens a este diario.

Diversos estudios de desarrollo de videojuegos tienen sede en la capital catalana, entre ellos, Studio Koba, Mango Protocol, Abylight o Ubisoft. La mitad de ellos son de pequeño tamaño y su plantilla no supera los 5 trabajadores, pero también hay grandes multinacionales. “Hace unos años era difícil encontrar a gente para esta industria, pero ahora el problema es que hay muchas empresas y es difícil retener a los trabajadores”, destaca Eva Gaspar, CEO de Abylight Studios.

La captación y retención de los profesionales también es uno de los retos principales para grandes compañías internacionales, por ejemplo Ubisoft, que ha desarrollado superproducciones como Assassin’s Creed Valhalla o Rainbow Six Siege y que lleva cerca de 25 años trabajando desde Barcelona. Su equipo ha pasado de 50 en 2017 a los cerca de 200 actuales, según cuenta Javier Capel, director de Ubisoft Barcelona.

Los diseñadores de juego también dedican mucho tiempo a probar el producto a lo largo de sus distintas fases para “decidir qué cosas están bien, cuáles no y qué se debe cambiar”, agrega Guxens. Este perfil profesional es uno de los más demandados en Catalunya, donde el 12% de los trabajadores del sector se dedican a ello.

Una de las partes más visibles de un videojuego son sus colores, la tipografía utilizada, los dibujos, etc. Detrás de esta parte gráfica se encuentran los artistas visuales o ilustradores, los animadores y los programadores. Xavi Ramiro se dedica a la ilustración desde hace 25 años y se define como miembro de “una generación en la que el arte y la tecnología se veían como dos elementos muy distintos”, pero reconoce que vivió en primera persona el acercamiento de esos dos mundos y que, a día de hoy, esto le ha permitido aplicar su conocimientos artísticos a distintos campos, entre ellos, el del videojuego.

Ramiro cree que la parte artística de estos productos es “muy importante”, pero que dentro de ella se deben distinguir dos facetas. Por un lado, la estética, que considera subjetiva y que influye a los usuarios a la hora de escoger un juego u otro. Y por otro, la comprensibilidad. “Un videojuego requiere capacidad de observación y habilidad, por eso, mi trabajo también consiste en ilustrarlo de manera que todo sea claro y accesible para el jugador”, remarca. Los sonidos y las músicas también tienen un papel destacado. David Font, diseñador de sonido, subraya que la música y el audio “son tan vitales como cualquiera de las otras partes del juego, porque permiten conseguir la máxima inmersión y que el jugador conecte emocionalmente”.

Todo videojuego es una historia y, por tanto, todos necesitan un guion, aunque su complejidad varía mucho de uno a otro. Daniel Calabuig es guionista, aunque comenzó su vida profesional como creativo publicitario. Calabuig cuenta que para elaborar el guion de un videojuego siempre hay que partir de una trama concreta para que después todos los juegos y puzles que aparezcan estén al servicio de esta. Por ello, afirma que cuando comienza a trabajar desde cero en un proyecto nunca escribe una historia cerrada o definitiva, sino que va realizando esbozos que le permitan cambiar en caso de necesidad.

“Primero escribo una posible trama; la divido en capítulos y a partir de ahí desarrollo la interactividad, teniendo siempre presente la historia y las mecánicas de juego que quiero incluir”, sostiene el guionista. Sin embargo, muchos de los proyectos que le llegan ya tienen unas directrices básicas detrás, por lo que su labor consiste en encontrar las mecánicas que se ajusten a estas y que vayan en la misma dirección.

Hace unos años, no existían carreras específicas en Catalunya orientadas hacia la especialización de los distintos perfiles profesionales que intervienen en la creación de un videojuego, pero esto ha cambiado y en la actualidad este territorio ya cuenta con 17 centros de formación y universidades que incorporan este tipo de estudios. Al mismo tiempo, campos como las humanidades, las ciencias sociales y de la comunicación comienzan a incluir el estudio del fenómeno. Los videojuegos han dejado desde hace tiempo de ser algo solo para 'frikis'.

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