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“Ser actriz es”: las intérpretes catalanas denuncian los casos de machismo que sufren en el sector

Nausicaa Bonnin / Vertele

elDiario.es Catalunya

“Ser actriz es que la gran mayoría de personajes que interpretarás a lo largo de tu vida estén escritos por autores que te consideran un complemento de los hombres que salen en la obra”. Con esta frase y un hashtag, #SerActriuÉs, la intérprete catalana Júlia Barceló empezó en Twitter lo que es ahora una auténtica oleada: actrices catalanas denunciando el machismo que sufren a diario en el sector.

Nombres de referencia en la escena catalana como Nausicaa Bonnin, Vicky Luengo o Diana Gómez, así como otras decenas de intérpretes, han empezado a relatar la discriminación que sufren en rodajes y ensayos por ser mujeres. La mayoría de las denuncias tienen que ver con la presión por la estética y el físico, a menudo proveniente de los directores.

“Ser actriz es hacer una serie en Telecinco y tener que repetir una secuencia porque 'las bragas son demasiado anchas, te vamos a poner un tanga'”, relata Bonnin. La sexualización del cuerpo femenino es una constante en sus denuncias: “Ser actriz es aguantar consejos como 'eres buena pero si te operaras la nariz trabajarías más'”, “es tener que volver a grabar un capítulo entero porque los jefazos te quieren con más pecho y han pedido un push-up”... son algunos de los ejemplos de los mensajes.

Entre los casos difundidos por las actrices en el hashtag, hay otros puntos en común. Las denuncias de acoso sufrido en el puesto de trabajo -sobre todo por comentarios de compañeros o superiores-, así como la discriminación en la maternidad o la madurez, son una constante en la campaña #SerActriuÉs.

Pese a que la campaña ha cogido revuelo desde este martes, Barceló publicó el primer tuit el pasado 2 de septiembre, un día después de que se conociera la dimisión de Lluís Pasqual, uno de los nombres más célebres de la escena catalana, como director del Teatre Lliure. La relación entre lo uno y lo otro es que Pasqual renunció meses después de que una actriz, Andrea Ros, lo acusara a través de Facebook de abusar de su poder y ridiculizarla durante años.

La denuncia que Ros hizo pública el 1 de julio recibió el apoyo de la plataforma Dones i Cultura, que aglutina a decenas de actrices, que difundió un comunicado en el que denunciaba las constantes “prácticas abusivas contrarias a los derechos laborales” de Pasqual contra sus trabajadores. La polémica provocó a su vez la publicación de otro manifiesto de apoyo al director, firmado por actores consagrados como Rosa Maria Sardà o Josep Maria Pou.

Finalmente, Pasqual dimitió el pasado 2 de septiembre acusando de mentir a Dones i Cultura y lamentando que “las redes sociales pueden destruir cualquier reputación”. Aseguró sin embargo que renunciaba por la división generada en el teatro, en el que se encargó un informe de salud laboral para esclarecer los hechos.

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