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La emigración de jóvenes costará a Barcelona entre 2.716 y 3.380 millones en diez años

Presentación del estudio por parte del CES de Barcelona

Tomeu Ferrer

Barcelona —

La crisis económica ha disparado el fenómeno migratorio. La falta de perspectivas ha hecho que muchos emigrantes vuelvan a sus países, y también que muchas personas, especialmente jóvenes con una gran preparación intelectual y universitaria busquen nuevos escenarios vitales. Esta situación tiene un coste. El Consejo Económico y Social de Barcelona ha intentado hacer un cálculo. Sólo en la capital de Catalunya la marcha de jóvenes puede suponer una pérdida que oscilaría entre los 2.716 y los 3.380 millones en el período estimado entre 2014 y 2024.

Hay varias fuentes estadísticas usadas por el CES de Barcelona para hacer su “informe sobre la emigración y población barcelonesa residente en el extranjero”. A pesar de la disparidad de las fuentes y la diferente interpretación que se puede hacer, lo cierto es que hay consensos básicos. Uno es que muchos jóvenes emigran por falta de horizontes vitales. Otro es que algunas personas que habían venido a trabajar en España y en Barcelona atraídos por la bonanza económica, marchan fruto de la crisis.

Se podrían tomar otros datos como muestra, pero el estudio pone énfasis en el padrón municipal de Barcelona. Entre 2008 y 2014, período de máxima crudeza de la crisis, se registró una ligera pérdida, de un 0,9%, de la población. Pero si se mira por tramos de edad, el comprendido entre los 16 y los 29 años muestra un descenso del 16,1%.

La población extranjera, según el mismo padrón se ha reducido entre 2008 y 2014 un 7,9%, y la población activa en el tramo de edad antes mencionado ha caído un 23,5%.

Según el padrón, entre 2008 y 2013 la emigración de barceloneses y barcelonesas en el extranjero aumentó un 67,4% y en el último año un 14,8%. Igualmente, la emigración proveniente del extranjero ha disminuido año tras año y desde 2008 se ha reducido un 50,6%.

Para poner cifras concretas, en 2008 salieron 3.032 personas. En 2009 2.981. En 2010, 3.154; en 2011 4.087. El 2012 4.419 y en 2013 salieron 5075, siempre según el padrón

Uno de los problemas con que se han encontrado los miembros del CES para realizar el estudio es la falta de datos absolutamente fiables. En este sentido, una de las dificultades con que se encuentran es la falta de obligatoriedad de comunicar oficialmente la salida al extranjero. Entre las personas censadas en Barcelona que sí lo han hecho, el 71,6% tenían nacionalidad española, aunque el grueso de las personas que marchan son de nacionalidad extranjera.

Nivel alto de formación

Pero si se miran las 5.075 personas que marcharon de Barcelona en 2013, se ve que entre las que tienen cumplidos los 15 años el 48,1% tenían estudios superiores; 13% apenas habían llegado a cursar la primaria y el 38,8% habían alcanzado la secundaria. Entre Los menores de 30 años, que totalizaban 1.241 personas, el 41,6% tienen estudios universitarios, un 11,5% tenía sólo la primaria y un 23,3% el bachillerato superior.

Hechas todas las valoraciones anteriores, el estudio justifica de donde sale el coste que tiene la emigración en Barcelona. La base es el estudio Injuve: Juventud necesaria, que ha calculado el coste de la formación y la pérdida de ingresos finales por rentas de trabajo de las personas que emigran. El trabajo se basa en dos hipótesis. La primera otorga a la población joven que emigra un nivel medio de formación equivalente al del total de la población joven. La segunda es la más negativa porque presume que emigra la población joven más formada.

Cálculo del coste

Para calcular el coste de la educación de las personas que marchan estima el tiempo medio que dura la formación en los dos escenarios anteriormente descritos. Posteriormente se valora el coste medio de un año escolar, según los datos de Eurostat. Una vez fijado el coste de la formación de las personas emigradas, se mide su impacto sobre el PIB, que oscilaría entre el 2,5% y el 3,5% según el escenario que se tome como referencia.

El segundo impacto negativo sobre la economía que supone la emigración de los jóvenes es el que surge de la disminución de los ingresos fiscales que tendrá el Estado al reducirse el total de contribuyentes futuros. Para fijar la merma de ingresos fiscales por rentas de trabajo se ha utilizado la información de Valor Actual Neto, es decir la rentabilidad pública del gasto en educación, una estimación que pretende valorar el flujo de recaudaciones fiscales de los diferentes niveles educativos, según la metodología establecida por la OCDE.

A partir del modelo antes mencionado se calcula que la disminución de ingresos fiscales por la pérdida de rentas del trabajo causadas por la emigración se situaría entre el 2% y el 2,2% del PIB de 2013, según los escenarios.

La suma de las dos magnitudes: inversión en educación e ingresos fiscales que se dejarían de recaudar por el Estado español se situaría entre el 4,5% del PIB de 2015 si se considera que la juventud que marcha tiene un nivel educativo equivalente a la media, y del 5,6% si se considera que emigra la juventud mejor formación. En cifras absolutas para la sociedad española la pérdida oscilaría entre los 46.034 millones en el primer escenario y los 57.287 en el segundo. Si se aplica el mismo modelo a la ciudad de Barcelona y se tiene en cuenta que el número de jóvenes de la ciudad que emigran representan el 2,2% del total de la franja de edad y que el PIB de la ciudad era el 5,9% del PIB de España del 2010, los resultados serían que en los próximos diez años la pérdida sería de dichos 2.716 millones en la hipótesis positiva y 3.380 en la negativa.

Un 77% querrían volver si la economía mejorara

Los jóvenes, según el estudio querrían volver al país y a la ciudad en un 77% de los casos, pero no lo ven conveniente si la situación económica no mejora.

Contra la tesis, esgrimida por algunos sectores sociales que una parte de la emigración tiene como objetivo compartir conocimientos y adquirir otros, como serían los idiomas, el trabajo tiene un argumento poderoso. La mayoría de los que se van, lo hacen hacia países de América de lengua española.

Sin tener datos empíricos, hay estudios que indican que la parte principal de los que marchan corresponde a jóvenes con un alto grado de preparación, así, según La emigración de los jóvenes españoles en el contexto de la crisis, un trabajo dirigido por Lorenzo Navarrete Moreno, editado por el Colegio Nacional de Doctores y licenciados en Ciencias políticas y Sociología, el 80% de la emigración actual es de profesionales universitarios, el 32% de los cuales tiene potsgrados y la inmensa mayoría están vinculados al sector servicios.

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