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“El patriarcado retroalimenta nuestro modelo de consumo”: una reflexión feminista y medioambiental

Charo Morán

Francisca Bravo Miranda

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Compleja es la relación entre consumo, feminismo y medio ambiente. Así lo expuso Charo Morán, responsable de consumo de Ecologistas en Acción, en la charla 'Consumir desde una mirada feminista' que se celebró en el centro autogestionado Urbana6 de Toledo. “Hay una evidencia de que el modelo económico genera más injusticias en las mujeres, independiente de que es injusto para mucha gente, incluidos los hombres”, explica Morán. Esto se puede ver, por ejemplo, observando las horas que ellas dedican a cuidados que “nos detrae de la capacidad de tener mejores empleos”.

La relación entre feminismo y consumo se trata de cara a la próxima huelga del 8 de marzo, Día de la Mujer. En 2018, la huelga de consumo fue la “menos evidente” o la que se “trabajó menos”, señala Morán, en parte porque la parte de los cuidados ya estaba muy trabajada, al igual que la laboral. Pero, además, desde Ecologistas en Acción se traba también desde el punto de vista medio ambiental, desde el impacto que tiene el consumo en nuestro entorno. “El impacto es social, no sólo en recursos o generación de residuos, vemos un vínculo claro en que estos deterioros tienen más efecto sobre las mujeres”, asegura. 

Morán señala que las mujeres son “mucho más vulnerables” al cambio climático, lo que se ve con más claridad en las poblaciones “del Sur”, pero también en España, con ejemplos como las kelly, las cajeras de supermercado o las mujeres que trabajan en los túneles de fresa en Huelva. En estos tres casos se observan consecuencias aparte de la precariedad laboral, como los efectos de los productos de limpieza, pesticida o la tinta de las facturas que se entregan.

“Nuestro modelo de consumo es cultural, y como la cultura es patriarcal, el patriarcado retroalimenta nuestro modelo de consumo”, reflexiona Morán. Y aunque concede que ir “cien por cien” contra este modelo es “prácticamente imposible”, también destacada que cada vez hay más personas que cuestionan el modelo de vida. “Nos nutrimos de la competividad, el individualismo y la compra de cosas. Lo que nos hace feliz es realmente lo contrario, lo colectivo genera bienestar, compartir nos hace felices y eso lo explican diversos estudios sobre la percepción sobre el bienestar”, señala la activista.

Por eso, aboga no sólo por aplicar modelos alternativos de consumo como los productos de cercanía o locales para generar economía social y solidaria, sino por trabajar más en un concepto más colectivo. “El consumo es necesario. No debemos demonizar el consumo, pero tenemos que hablar de colectividad, de grupos de consumo, de bancos de tiempo, de huertos de ocio. Gracias a la organización colectiva podemos aprender los unos de los otros”, señala Morán.

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