El alcalde de Casinos ha expresado su firme oposición al proyecto de planta de biogás proyectada en Llíria, a apenas 2,4 kilómetros del núcleo urbano del municipio. En un vídeo difundido en redes sociales, el alcalde Miguel Navarré (Compromís) ha hecho un llamamiento a los vecinos y alcaldes del Camp de Túria para “frenar una amenaza directa para el territorio y la salud pública”.
Según Navarré, el proyecto, que ya cuenta con compatibilidad urbanística, Declaración de Interés Comunitario (DIC) y Autorización Ambiental Integrada por parte de la Generalitat Valenciana, no ha tenido en cuenta a los municipios limítrofes ni a las urbanizaciones afectadas. “Ni Casinos ni Domeño hemos sido consideradas administraciones afectadas, tampoco las urbanizaciones de Llíria próximas al emplazamiento”, ha denunciado.
“Olores, gases y miles de camiones”
El alcalde ha advertido de los riesgos medioambientales y sanitarios de la planta, que podría gestionar hasta 192.000 toneladas de residuos al año, “casi el doble que la de Toledo, donde los vecinos sufren olores insoportables, vómitos e irritaciones respiratorias”.
Navarré también ha criticado que no existan estudios de dispersión de olores, análisis hidrogeológicos compartidos ni auditorías independientes sobre fugas. “En Europa, hasta el 30% de este tipo de plantas han presentado escapes”, afirmó.
Además, alerta del impacto del tráfico pesado, con “miles de camiones al año atravesando núcleos urbanos y la CV-35”, lo que, a su juicio, agravará la contaminación y la inseguridad vial.
“Pido unidad más allá de ideologías. Casinos recurrirá judicialmente este proyecto”, declaró Navarré, que invitó a la ciudadanía a sumarse a la manifestación del 8 de noviembre convocada por la Plataforma Ciudadana Camp de Túria y Serranía.
Un proyecto con respaldo institucional pero rodeado de polémica
El proyecto de planta de biogás en Llíria, impulsado por la empresa Genia Bioenergy con el apoyo de Enagás, ha sido presentado como una infraestructura pionera en sostenibilidad y economía circular. La instalación prevé una inversión de 30 millones de euros y la producción de 92 GWh anuales de energía limpia, suficiente para abastecer a 8.500 hogares.
Según el Ayuntamiento de Llíria, permitirá reducir 37.784 toneladas de CO2, fomentar la economía circular y avanzar hacia la descarbonización, en línea con los objetivos europeos. El proyecto cuenta con todos los permisos ambientales y técnicos de la Generalitat Valenciana.
No obstante, la Asociación Ciudadana Camp de Túria y Serranía cuestiona la falta de participación pública y advierte que las cifras de residuos han aumentado respecto a los planes iniciales: de 90.000 a más de 190.000 toneladas anuales, lo que implicaría importar residuos de otras zonas y un aumento del tráfico y las emisiones.
La manifestación del 8 de noviembre en Llíria será el nuevo punto de encuentro de los vecinos y consistorios contrarios al proyecto, con Casinos a la cabeza de la movilización. La cita está convocada a las 12h ante el edificio de la sede de la Mancomunitat del Camp de Túria en Llíria.