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El “efecto imán” que genera la energía solar en la Comunidad Valenciana

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La primera fábrica de baterías de España estará en Valencia. La Gigafábrica de Sagunto tendrá una capacidad de producción energética anual de 40 GWh. Por su parte, la energía con la que se alimentará la fábrica procederá de una planta solar construida a diez kilómetros de distancia que, en la primera fase, aportará el 20% de la energía requerida, abaratando significativamente los costes y reduciendo su impacto ambiental.

No será hasta 2030 cuando la ubicación empiece a trabajar a pleno ritmo, aunque se prevé que para cuando lo haga, dé empleo de manera directa a más de 3.000 trabajadores.

Es curioso cómo, mientras Europa mira con incertidumbre el final de la crisis energética motivada por la invasión de Ucrania, la Comunidad Valenciana tiene un plan de futuro a corto plazo lleno de oportunidades: de reindustrialización, de captación y fidelización de talento, de innovación y desarrollo, de barrera contra la emergencia climática.

Y es que Sagunto nos demuestra que la energía solar, debido a su capacidad de generar una ventaja económica nunca vista en nuestro país gracias al aprovechamiento de un recurso limpio y autóctono como es el sol, puede causar un efecto imán entre el tejido empresarial intensivo en energía, dando lugar a una nueva reindustrialización justa y sostenible tanto para la ciudadanía como para el planeta.

En este contexto, el pasado 25 de enero, se aprobaron las Declaraciones de Impacto Ambiental de los proyectos que se van a construir en la Comunidad Valenciana en los próximos tres años: si todos salieran adelante, esta comunidad aumentaría su potencia instalada de energía solar en 2782 MW, lo que supondría, según los datos estimados de UNEF, 22.255 empleos directos, indirectos e inducidos vinculados a la energía solar en la comunidad.

No podemos olvidar tampoco que, en el último año, hemos visto de forma clara cómo el cambio climático nos ha alcanzado. Un ejemplo de ello es, precisamente, la Comunidad Valenciana: debido a su proximidad con el Mediterráneo es uno de los territorios nacionales más vulnerables y que más está sufriendo las consecuencias de la emergencia climática, tal y como nos recuerda la Agencia Estatal de Meteorología. Lo que habíamos pensado que iba a suceder en 15 años está ya aquí.

Por ello, avanzar rápido en la descarbonización del sistema energético español es más urgente que nunca y para ello, no podemos renunciar a ningún recurso disponible: debemos impulsar el autoconsumo en todos los edificios que se pueda, aumentar el número de comunidades energéticas en entornos industriales e implementar plantas de generación distribuida de distintos tamaños donde sea ambientalmente viable. Además, en el sector fotovoltaico nacional somos plenamente conscientes de que, si la integración ambiental y social de los proyectos de energía solar se realiza con éxito, la transición energética también lo será.

Ojalá todos los actores implicados sepan valorar esta gran oportunidad que tiene la Comunidad Valenciana para que el “Efecto Imán” evolucione al “Efecto Transformación” en el que la contribución de la energía solar llegue a todos los rincones de la sociedad y se convierta en la mejor solución posible contra la despoblación, la destrucción de empleo, las crisis geopolíticas y por supuesto, el cambio climático.