“Descubre este acogedor estudio ubicado en Cabanyal-Canyamelar”. Así comienza el anuncio de un pequeño habitáculo anunciado en la plataforma digital Idealista por nada menos que 1.320 euros. El inmueble, ubicado en la calle dels Àngels, llama la atención por sus pequeñas dimensiones, de hecho, según recoge el anuncio, contaría con 10 metros cuadrados construidos. Y es que, tal y como constatan desde la asociación de vecinos del barrio, cada vez son más los estudios de pequeñas dimensiones los que se ofrecen en el barrio a precios totalmente desorbitados, lo que según la entidad, no hace sino agravar el problema del acceso a la vivienda en el barrio.
Los datos que manejan los propios portales inmobiliarios así lo atestiguan. Según el portal Fotocasa, el precio medio de un estudio o de un piso de una habitación en la capital valenciana asciende a 1.326 euros. Según este portal, en el mes de julio los alquileres alcanzaron un precio medio de 16,56 euros por metro cuadrado al mes, es decir, que por un piso de 100 metros cuadrados actualmente se abonaría una mensualidad de 1.656 euros. A nivel provincial, los alquileres se han disparado un 12,8% en el último año y a nivel autonómico, un 11,8%.
El portal Idealista sitúa el precio medio del metro cuadrado en València a 13,5 euros al mes en el mes de julio, lo que supone un incremento interanual del 10,3%.
Al respecto, el presidente de la asociación vecinal del Cabanyal-Canyamelar, Daniel Adell, ha alertado de que cada vez son más los vecinos que venían viviendo de alquiler los que están sufriendo el problema de la burbuja de los alquileres: “Muchos fondos de inversión o pequeños inversores, mayoritariamente extranjeros, compran edificios o viviendas en los que hay inquilinos viviendo a los que tratan de expulsar para rehabilitar las viviendas y alquilarlas a unos precios mucho más elevados. Esto hace que las familias recurran estas situaciones en los tribunales para dilatar el proceso, puesto que no tienen otra vivienda donde poder vivir a un precio razonable similar al que estaban pagando, ya no el barrio, sino en toda la ciudad”.
Esta situación, según ha explicado Adell, se da principalmente en el Cabanyal. En el Canyamelar, sin embargo, ha asegurado que se están construyendo un gran número de edificios dedicados exclusivamente a alquileres turísticos, residencias de estudiantes o apartahoteles: “Se está construyendo un barrio nuevo, pero ese barrio nuevo lo único que ha hecho es subir más los precios porque es casi la única oferta que hay y ya sale a unos precios desorbitados”.
Ante esta situación, Adell ha exigido a la alcaldesa de València, María José Catalá, que declare el barrio como zona tensionada para evitar que los precios sigan subiendo y expulsando a los vecinos de sus casas o que den una solución alternativa que solucione el problema de forma inmediata.
En esta línea, la Federació d’Associacions Veïnals de València (FAAVV) también reclamó recientemente a Catalá que declare toda la ciudad como zona tensionada para controlar los precios del alquiler de la vivienda y “proteger a los inquilinos en una situación que se hace cada vez más insostenible en la ciudad”. La entidad puso ejemplo a A Coruña, la primera ciudad gobernadas por el PP que ha solicitado esta declaración acogiéndose a la ley estatal de vivienda.
La Federación emitió un comunicado después de que el Boletín Oficial del Estado publicara las nuevas declaraciones de zonas tensionadas, donde se incluyen las ciudades de A Coruña, San Sebastián y 21 municipios de Navarra, que elevan a 300 los municipios que se acogen a esta prerrogativa de la ley de vivienda. Este mecanismo, previsto en la ley estatal, y al que se resisten los territorios del PP, busca la contención de los precios de los alquileres en zonas donde los incrementos hayan sido desproporcionados. La presidenta de las entidades vecinales, María José Broseta, expuso que “sin duda, en la ciudad de València venimos experimentando esta situación desde hace varios años habiendo llegado a unas cifras en los precios de los alquileres que son totalmente inaceptables y con unas condiciones para alquilar que son realmente humillantes”.