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Cómo usar tu aire acondicionado para que gaste lo menos posible

Aire acondicionado.

Marta Chavarrías

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Las altas temperaturas de estos días, que en algunos lugares del país han llegado a los 43ºC y que parece que tardarán en desaparecer, nos llevan al uso de ventiladores y aire acondicionado para mitigar un poco sus efectos

Son algunos de los grandes aliados de estos días para muchas personas y los principales antídotos contra la ola de calor. Pero pueden convertirse también en un extra que hará subir nuestra factura de la luz si no lo usamos de manera eficiente y responsable. Algunas acciones concretas nos ayudarán a ahorrar con el uso de estos aparatos y a no elevar la factura de luz a final de mes. 

Nueve consejos para ahorrar con el aire acondicionado

Uno de los primeros pasos es conocer cuánto consume nuestro dispositivo. Si tiene una potencia de 2000 W cada hora (2 kW por hora) significa que cada hora que el aparato esté enfriando a plena potencia consumirá 2000 W. 

Para saber lo que consumimos, debemos multiplicar el precio medio de electricidad por las horas que lo tenemos encendido para estimar el gasto medio. Y si queremos que este gasto sea el más bajo posible bastará con aplicar una serie de consejos: 

  • Comprar aparatos eficientes energéticamente: la etiqueta que identifica los electrodomésticos indica el grado de eficiencia que tiene. La letra A, seguida del símbolo + y el color verde representan un aparato eficiente energéticamente. Adquirir uno con A+++ supone un ahorro de un 40% en el consumo de energía. También es verdad que, a pesar de que los aires acondicionados más eficientes son más caros, a medio y largo plazo suponen una gran inversión.
  • Instalar el modo Eco: si, además de la etiqueta de eficiencia energética el aparato dispone de un modo ‘eco’ supondrá extra en el ahorro y la eficiencia. El objetivo es elevar la temperatura de referencia en verano (modo de refrigeración) para ahorrar energía. 
  • Instalar los aparatos lejos del sol: en la medida de lo posible, es aconsejable instalar los aparatos, tanto exteriores como interiores, lejos del sol para que no se dañe el sistema, no le cueste tanto funcionar y, por tanto, no consuma más de lo necesario. Y es que la instalación del aire acondicionado en una zona u otra puede afectar a su rendimiento y consumo. 
  • Aislar bien las habitaciones de la casa: bajar persianas y cerrar ventanas para que el calor no entre en el interior es muy importante para evitar que se dispare el calor. Asimismo, es recomendable cerrar las puertas que conecten con el recibidor u otras habitaciones para evitar que el aire fresco escape a otras habitaciones de la casa que no necesitamos enfriar.
  • Calcular la temperatura adecuada: elegir bien los grados a los que vamos a poner el aire acondicionado es clave para no gastar más de la cuenta. En verano, la temperatura de confort oscila entre 23-25ºC, con un nivel de humedad entre el 45% y el 60%, según el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE). El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDEA) considera que el cuerpo se debe adaptar a la temperatura del verano con el uso de ropa más ligera y poner el termostato a unos 25ºC. Debemos tener en cuenta que cada grado de diferencia entre la temperatura exterior y la interior, consumiremos un 8% más de energía.
  • Realizar un mantenimiento del aparato: antes de empezar a usar el aire acondicionado debemos lavar bien los filtros, que son los que evitan que las partículas de polvo entren en el interior de la casa, al menos una vez al año con agua templada y volver a ponerlos una vez secos. Con el tiempo, si no se limpian, se obturan e impiden que el aire salga con facilidad, lo que se transforma en una pérdida de eficacia del aparato y un aumento del gasto. También es importante, tal como aconseja la Asociación de de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia), revisar las conexiones eléctricas que alimentan el equipo y los aislamientos de los circuitos frigoríficos, que deben estar debidamente aislados; un aislamiento inadecuado provocará una pérdida energética que se traduce en un mayor consumo eléctrico y una menor eficiencia. 
  • Ventilar la casa: aprovechar las horas más frescas del día (por la noche y a primera hora de la mañana) para ventilar la casa y bajar la temperatura de la vivienda. 
  • Programarlo para que se apague por la noche: la temperatura suele bajar por la noche, lo que nos permite apagar el aire acondicionado durante unas horas, una vez ya estemos dormidos. Esto nos permitirá ahorrar tanto en la factura de luz como en el consumo y, además, como explicamos en este artículo, evitaremos sufrir efectos negativos para nuestra salud.
  • Maximizar su funcionamiento con pequeñas acciones: algunos sencillos gestos harán que aprovechemos mejor la capacidad de enfriar del aire y que ahorremos aún más. Por ejemplo, apagarlo unos 15 minutos antes de salir de casa ya que tenerlo mucho tiempo encendido puede llegar a disparar la factura de la luz.

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