Cómo hacer jabón líquido en casa durante el confinamiento

Foto: Pixabay

Jordi Sabaté

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El jabón líquido empieza a escasear en farmacias de toda España, aunque no se puede hablar técnicamente de desabastecimiento del producto, ya que de tanto en tanto reponen existencias, que se agotan en pocos días. El caso es que desde que se inició el confinamiento, y en los días previos, este producto, como otros de higiene sanitaria, es más difícil de encontrarcomo otros de higiene sanitaria.

Así que tal vez no sea mala idea aprender a hacer jabón líquido en casa, puesto que la idea de utilizar el jabón del lavavajillas como sustituto se antoja un tanto agresiva para lavados frecuentes de manos. Se puede hacer partiendo de una pastilla de jabón, o bien de componentes más primarios. En todo caso necesitaremos unos pocos utensilios y una serie de reactivos que podremos encontrar fácilmente en farmacias y droguerías, ambos comercios considerados esenciales por el momento.

Si ya tenemos una pastilla de jabón

En el caso de disponer de una pastilla de jabón por casa, el proceso para conseguir la forma líquida se simplifica en gran manera, puesto que nos bastará con disponer de una olla, un rallador y glicerina, que se vende en farmacias para múltiples usos. También precisaremos de un litro de agua destilada, o bien de agua de manantial, baja en calcio.

El primer paso será calentar el agua en una olla sin permitir que llegue a ebullición; sobre ella rallaremos la pastilla de jabón y a tramos iremos removiendo para facilitar la disolución del jabón en el agua. Una vez hayamos disuelto toda la pastilla, mantendremos el calor de la olla mientras agregamos una cucharada de glicerina, o dos, según deseemos el espesor de la mezcla.

Removeremos bien para que la glicerina ligue la solución y esperaremos a que se enfríe un poco antes de distribuir la mezcla por botes. Si deseamos que el jabón tenga color, le podemos añadir algún colorante de venta en droguerías, o bien esencias o aceites esenciales como los que se utilizan en humidificadores, etc.

Si no tenemos pastillas de jabón en casa

Puede que no dispongamos de pastillas de jabón y no queramos bajar a comprar o no encontremos en la farmacia ahora que las perfumerías están cerradas. No debemos preocuparnos, ya que si tenemos una droguería cerca podemos comprar sosa cáustica en bolas secas, que usaremos para mezclar con agua y aceite vegetal, de forma que se genere una reacción de saponificación, en la cual los ácidos grasos del aceite reaccionarán con el sodio de la sosa.

Debemos tener cuidado, de todos modos, a la hora de manipular la sosa, pues es muy corrosiva y en contacto con el agua se calienta mucho y emite vapores tóxicos. Así que para la saponificación usaremos una camiseta o polo de manga larga, guantes de limpieza, no valen los quirúrgicos, y si tenemos gafas de nadar o bucear mejor, si bien pueden servir unas lentes cualesquiera, ya que el objetivo es proteger los ojos de salpicaduras.

Los ingredientes y herramientas básicas son:

  • Un par de jarros de cristal de boca ancha.
  • Una batidora.
  • 600 gramos de aceite vegetal, preferentemente de oliva, aunque también puede ser mezcla con aceite de coco, que es aromático, por ejemplo.
  • 80 gramos de sosa caústica en gránulos, que se compra en droguerías.
  • 200 mililitros de agua (no hace falta que sea destilada o de manantial).

En primer lugar, tras ponernos los guantes y las lentes, tomamos uno de los jarros y vertemos los 200 mililitros de agua; lo haremos bajo la campana de la cocina y encendemos el extractor al máximo. Entonces iremos añadiendo, previamente pesados, los 80 gramos de sosa cáustica con mucho cuidado, manipulándolos con un cucharón.

Los añadiremos de manera muy gradual, para que la mezcla vaya reaccionando; veremos que coge calor y la sosa se va disolviendo. Los humos se irán por el extractor. Antes de volver a echar otro poco de sosa, esperaremos a que se disuelva la ya vertida. Si carecemos de cocina de fogones, podemos poner una madera debajo del jarro para que absorba el calor. Una aclaración muy importante: nunca haremos la operación al revés. Echar agua sobre la sosa es sumamente peligroso.

El siguiente paso será reposar la mezcla de agua y sosa hasta que la temperatura del tarro descienda hasta los 40 ºC aproximadamente. Usaremos un termómetro para medirla, siempre que sea de cristal. Una vez la sosa esté diluida y la mezcla se haya templado, añadiremos en el otro jarro los 600 gramos de aceite, que habremos calentado también hasta los 40 ºC. En este tarro verteremos seguidamente la solución de sosa y agua del primero.

Comprobaremos visualmente que el aceite se torna algo pastoso y opaco. Usaremos entonces la batidora, no sin antes, con el brazo apagado, remover como si fuera una cuchara de madera, suavemente para que la mezcla se complete. Una vez los contenidos de los dos jarros estén adecuada y homogéneamente mezclados, activaremos el brazo de la batidora para darle un uso normal, como si ligáramos una crema chantilly, por ejemplo.

Veremos que durante este batido la mezcla se espesa con consistencia de salsa y después de puré. Cuando esté en el punto de puré deberemos parar. Seguidamente pondremos una tabla en una superficie y encima una toalla. Encima de la toalla colocaremos moldes, a poder ser de silicona, y los rellenaremos con la pasta de la mezcla hasta el borde.

Después envolveremos el conjunto con la toalla y, cogiéndolo por la madera, lo llevaremos a un lugar donde pueda reposar un día entero, para que se complete la saponificación. A las 24 horas sacaremos de sus moldes los jabones ya conformados y los dejaremos al aire libre o envueltos en papel de cocina para que se sequen del todo. Después podremos usarlos tal como se especifica en el primer punto para obtener jabón líquido.

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