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Cinco alternativas naturales para sustituir a las esponjas y estropajos de cocina

Cinco alternativas naturales para sustituir a las espojas y estropajos de cocina

Martín Frías

25 de agosto de 2023 22:32 h

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Cuando pensamos en plástico nos vienen a la cabeza las bolsas del supermercado, los cubiertos desechables o las botellas de agua. Los plásticos generan un 4,5% de las emisiones globales de CO2, y en realidad están presente en muchos sitios que no tenemos en cuenta, como la espuma de la que están hechos los estropajos y esponjas que usamos en la ducha y en el baño.

Por ejemplo, la esponja verde y amarilla de toda la vida, está fabricada con materiales como el poliéster (para la parte más dura que se usa para rascar) y el poliuretano (para la espuma). Pero estas esponjas no son reciclables y contribuyen a la generación de residuos, ya que la mayor parte terminan en vertederos, o se queman, contribuyendo a la polución atmosférica. Una de estas esponjas puede tardar cientos de años en descomponerse del todo. 

Mientras tanto, las esponjas llegan a las vías fluviales y los ecosistemas donde tardan mucho tiempo en degradarse y se convierten en microplásticos. Los microplásticos pueden ser perjudiciales para la salud humana y animal, y también pueden influir en el cambio climático al alterar el ecosistema oceánico, ya que inhiben el papel que desempeñan las algas y el fitoplancton en el secuestro de C02.

Las esponjas de cocina tienen una vida corta, lo que provoca una gran demanda de nuevas esponjas y una mayor generación de residuos. Sólo en Estados Unidos se desechan unos 400 millones de esponjas al año. Por si fuera poco, su uso hace que cada vez que lavamos los platos o nuestras axilas con una de estas esponjas, se generen microplásticos que se van por el desagüe.

Aunque el polietileno y el poliuretano del que se fabrican son reciclables, las esponjas no lo son. En primer lugar, están contaminadas con restos de comida y detergente, podrían contaminar el resto del contenedor de reciclaje. En segundo lugar, las instalaciones de reciclaje no tendrían el equipo ni los medios para procesar estos plásticos cuando están en productos ligeros y con burbujas de aire como las esponjas.

Así que, si sigues utilizando esponjas de plástico para fregar los platos o limpiar la casa, si utilizas unas 15 esponjas de cocina al año, durante los últimos 20 años, actualmente hay más de 300 esponjas y una enorme cantidad microplásticos esparcidos por el océano que te pertenecen.

Los estropajos y las bacterias

Habrás decir que el estropajo de cocina o la esponja de tu baño contienen más gérmenes que el inodoro, y es cierto. En las esponjas de cocina, los investigadores han encontrado 362 especies diferentes de bacterias, con 45.000 millones de bacterias por centímetro cuadrado. Algunas bacterias comunes encontradas en las esponjas de cocina incluyen Acinetobacter, Chryseobacterium, Enhydrobacter, y Enterobacteriaceae, que pueden extenderse a otros objetos de la casa y provocar infecciones. 

Por otro lado, las esponjas de baño, como los estropajos, también pueden albergar bacterias. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Microbiology descubrió que las esponjas de plástico pueden favorecer el crecimiento de una amplia variedad de especies bacterianas, incluidas las potencialmente patógenas. 

La recomendación es limpiar y reemplazar estas esponjas con regularidad, pero esta frecuencia de renovación es lo que contribuye precisamente a la contaminación medioambiental. Para colmo de males, muchas esponjas sintéticas también están impregnadas de sustancias químicas como el triclosán, un agente antibacteriano y antifúngico que se considera un pesticida, y que cuando se desecha la esponja va a parar a los vertederos y los ríos.

¿Hay alternativas higiénicas a las esponjas de plástico? La respuesta es afirmativa.

Las ventajas de las esponjas vegetales

Existen varias alternativas vegetales a las esponjas de plástico, cada una con sus propias ventajas. He aquí las más comunes:

  • Lufa: las esponjas de lufa están hechas del interior fibroso de la planta de lufa, que es un tipo de calabaza. Son biodegradables, compostables y eficaces para fregar superficies sin dañarlas. También son estupendas como esponja de baño. 
  • Celulosa: las esponjas de celulosa están hechas de fibras de madera y son biodegradables y compostables. Son muy absorbentes y pueden utilizarse para diversas tareas de limpieza, como la vajilla, las encimeras y las superficies de los cuartos de baño.
  • Fibra de coco: los estropajos de fibra de coco se fabrican con las fibras de la cáscara del coco. Si buscas una alternativa biodegradable, compostable y resistente para fregar los restos de comida más incrustados en tu vajilla o sartenes, son la opción perfecta, porque también son suaves con las superficies, eliminando eficazmente la suciedad sin causar daños.
  • Bambú: las esponjas de bambú están hechas de fuertes fibras de bambú, lo que las hace reutilizables y ecológicas. Son eficaces en la limpieza de platos y superficies al tiempo que reducen el uso de líquido lavavajillas.
  • Esponjas marinas: aunque no son vegetales, sino animales, las esponjas marinas son totalmente biodegradables, y si se cuidan bien pueden durar muchos meses. Además, tienen propiedades antibacterianas, lo que las convierte en la esponja perfecta para el baño, pero por desgracia son escasas y caras. 

Las esponjas vegetales son biodegradables, es decir, cuando terminan en vertederos, al estar compuestas de fibras vegetales, se descomponen por la acción del agua, el sol y las bacterias, sin dañar el medio ambiente. También son compostables, lo que reduce los residuos y la contaminación asociados a las esponjas de plástico.

Además, muchas esponjas de origen vegetal son más duraderas que las de plástico, duran más y hay que sustituirlas con menos frecuencia. Por último, algunas esponjas vegetales, como las de bambú, tienen propiedades antibacterianas naturales que reducen el riesgo de contaminación bacteriana, y es un material que se está usando precisamente por estas propiedades en aplicaciones de cirugía.

Las esponjas de lufa no tienen estas propiedades antibacterianas, pero basta con limpiarlas una vez por semana dejándolas en remojo en agua con lejía disuelta al 10%, especialmente si se utilizan como esponja de baño. Lo mismo ocurre con las esponjas marinas, que tienen enzimas naturales que inhiben el crecimiento de moho y las hacen antibacterianas por naturaleza. 

Las esponjas de origen vegetal suelen ser más suaves con las superficies que las de plástico, lo que reduce el riesgo de arañazos y daños, especialmente en las sartenes antiadherentes, a las que el estropajo verde destruye en dos fregados.

Al elegir alternativas vegetales a las esponjas y estropajos de plástico, puedes contribuir a un medio ambiente más limpio y sostenible sin dejar de limpiar eficazmente tu hogar y tu cuerpo.

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