¿Cómo saber si mi perro o mi gato está por encima de su peso recomendado?

Eva San Martín

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Internet está lleno de fotos de gatos y perros regordetes. Por mucho que a sus humanos les resulten adorables, lo cierto es que estos kilos de más implican un desastre para su salud. Y muchos son incapaces de correr o de saltar, a menos que sea para abalanzarse sobre su cuenco de comida. 

“Tanto el sobrepeso como la obesidad son problemas habituales en los perros que viven en ciudad, y también en los gatos caseros”, afirma el veterinario Jorge Suárez. Pero mimarles a través de la comida puede tener serias consecuencias. 

Suárez advierte de que solemos tener una imagen distorsionada de lo que constituye el peso saludable; y subestimamos el riesgo de los kilos de más. Aunque creas que tu gato o perro regordete resulta achuchable; ser tan adorable puede tener consecuencias peligrosas. “Y resulta un problema especialmente acusado en los gatos”, dice el veterinario. 

La Asociación para la Prevención de la Obesidad estima que el 60% de los gatos y algo más del 56% de los perros en Estados Unidos sufren sobrepeso u obesidad. Unas cifras que, según apunta Suárez, coinciden bastante con lo que tanto su equipo de veterinarios ven en su clínica en Oviedo. Y que sería extrapolable al resto de España. 

Peligros de la obesidad en perros y gatos

La incidencia de la obesidad constituye un problema que preocupa cada vez más a los veterinarios. Además de una pérdida general de su calidad de vida, estos perros y gatos sufren problemas de salud similares a los que experimenta una persona con sobrepeso. 

“El exceso de grasa puede producir una diabetes o generar una artrosis precoz por sobrepeso”, incide Suárez, “además, de que los predispone a un mayor riesgo de fallo cardíaco y a padecer problemas respiratorios”. 

Y, como en las personas, la obesidad en gatos y perros también puede reducir su esperanza de vida. A veces es culpa de los genes, que hacen que algunos perros controlen peor su apetito. También puede existir una enfermedad que haga más probable que tu gato acumule grasa. 

Pero, en general, la causa más frecuente del sobrepeso en nuestros compañeros peludos es bastante directa: comen más de lo que deberían y, en general, hacen poco ejercicio; un desequilibrio que implica un aumento de peso. 

O nos cuesta seguir las indicaciones de las raciones orientativas del paquete. O les llenamos el cuenco a demanda, cada vez que creemos que el gato o el perro tiene hambre. [Hace unos días respondimos la pregunta: ¿Por qué tu perro o gato siempre tiene hambre? Y muchas veces es por puro aburrimiento.]

O les damos demasiados premios comestibles y otros picoteos a lo largo de todo el día, muchos de los cuales resultan muy calóricos, como el queso. Por mucho que se los demos en pequeñas cantidades, a muchos perros y gatos les cuesta un trabajo ingente quemar esas calorías adicionales.

¿Cómo saber si mi gato o perro está gordo?

Aun así, nos cuesta reconocer cuándo nuestro perro o gato tiene un problema con la báscula. Un estudio de 2018, concluye que el 68% de quienes viven con un felino no son conscientes de que su amigo sufre sobrepeso u obesidad. 

Por eso, aprender a reconocer las señales de los kilos de más puede ser un buen primer paso para evitar este problema. La Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA, por sus siglas en inglés) califica la condición corporal en perros y gatos del 1 al 9. 

Una acumulación de grasa saludable, con una puntuación de 5 o cercana, permite palpar con facilidad las costillas del perro o gato, mientras que deberías poder ver el dibujo de su cintura desde arriba, y solo una ligera caída del abdomen desde el lateral (algo más acusada de forma natural en gatos que en perros). Si tienes dudas, siempre puedes pedir la ayuda de tu veterinario. 

¿Qué hacer con un perro o gasto obeso? 

La solución al sobrepeso u obesidad de perros y gatos no es un enigma: simplemente, tenemos que aprender a dar a nuestros amigos menos comida; y, a la vez, asegurarnos de que se mantengan físicamente activos. “Lo primero es contrarrestar lo que estamos haciendo mal, es decir, reducir la entrada de energía con una dieta comercial adecuada para controlar el peso”, señala el veterinario. Además, hay que aumentar el ejercicio. Para los perros, la solución pasa por alargar los paseos al aire libre, y los juegos activos. Y no dejes que tu gato duerma todo el día. En el caso de los felinos, también nos tenemos que aplicar. 

Con ellos toca aumentar el tiempo de juego interactivo que compartes, hacer más complejo su entorno, con torres rascadoras y estanterías a las que trepar cerca de las ventanas (entre otras medidas), así como hacerle trabajar por su comida. 

Es decir, utilizar rompecabezas felinos de comida, juguetes que tu amigo tiene que manipular para obtener sus bolitas. O, sencillamente, reparte las croquetas de tu gato por la casa para que tenga que explorar y trabajar para conseguirlas. 

Ojo: la pérdida de peso debe ser progresiva; sobre todo, en el caso de los gatos, ya que una bajada acusada puede implicar problemas de salud serios, como un hígado graso. El consejo: si vas a poner a dieta a tu amigo, pide la ayuda de tu veterinario.

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