Moscas de la fruta: de dónde salen estos molestos insectos y cómo evitarlos

Una mosca de la fruta en una hoja verde.

Marta Chavarrías

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En cuanto empiezan a subir las temperaturas empiezan a hacer acto de presencia en nuestras cocinas los indeseados insectos. En ellas encuentran todos los ingredientes a su disposición: calor, humedad y olores dulces de frutas como el plátano, el melón o los tomates y verduras. 

Tiene el nombre técnico de Drosophila melanogaster pero todo el mundo la conoce como la mosca de la fruta o del vinagre. Aparece a menudo merodeando por el frutero y es bien visible: mide de tres a cuatro milímetros de largo, es de color tostado y tiene unos ojos saltones que suelen ser rojos.

¿De dónde sale la mosca de la fruta?

Aunque la mosca de la fruta es pequeña, tiene la capacidad de oler a distancia una fruta que se está descomponiendo y no tardará en aposentar sus huevos en ella. Por tanto, no procede del interior de la fruta, sino que llega atraída por el olor de los medios ácidos que se producen cuando una fruta empieza a deteriorarse y que aprovechará para alimentarse.

Estas moscas ponen sus huevos en la fruta madura o en pequeños trozos de comida que se empiezan a descomponer en el cubo de la basura, también en verduras como patatas y cebollas. Vigorizadas y llenas de energía, perforan la piel de frutas y verduras muy maduras para poner sus huevos, que eclosionan y se convierten en larvas de mosca (gusanos), que se alimentan de la superficie de la fruta en descomposición donde se encuentran. Los veremos en forma de pequeñas manchas oscuras en la piel de la fruta, que son un indicio de una posible infestación. 

Los huevos ya se ponen en frutas maduras, por tanto, cuando la larva se desarrolle, la fruta ya habrá comenzado a pudrirse y usarán la fruta sobre la que han puesto el huevo como su principal fuente de nutrición. 

Si observamos una fruta infestada, podremos encontrar larvas o gusanos de color blanco, que son el resultado de los huevos depositados por las moscas adultas. ¿De dónde vienen? Puede parecer que vienen de la nada, pero la mayoría de las veces las traemos del supermercado; no se ven, pero están ahí en forma de huevos que eclosionan a los cinco o seis días si encuentran temperaturas adecuadas (unos 20ºC).

¿Podemos comer una fruta con partes afectadas? 

Pese a su aspecto desagradable, son inofensivas porque no pican y su presencia y la de sus huevos no tienen por qué tener consecuencias en la salud humana, aunque algunas investigaciones han demostrado que las moscas de la fruta son un vector importante en la propagación de E.coli.

Pero, como hemos visto, la mosca de la fruta y sus larvas se ponen en la superficie, no traspasan en el interior. Por tanto, su costumbre de apabullar la materia en descomposición no conllevaría ningún riesgo y bastaría con eliminar la parte afectada para poder comer esa pieza de fruta. Algo solo recomendable si el trozo es pequeño; de no ser así, y de encontrar buena parte de la pieza estropeada, lo mejor es tirarla toda. 

Los insecticidas no eliminan la mosca de la fruta (al menos no el foco)

Aunque, como hemos comentado, son inofensivas, debemos deshacernos de ellas tan pronto como sea posible porque si no su presencia va aumentando. El primer paso para hacerlo es parar la incubación de los huevos tan pronto como podamos. Para ello, uno de los primeros consejos es lavar las frutas y verduras en cuanto lleguemos a casa y comprobar que estas no tienen magulladuras ni golpes. 

Para evitar que maduren muy rápido por la temperatura, lo mejor es guardarlas en la nevera si la fruta tolera bien el frío –en este artículo te explicamos cuáles puedes meter y cuáles no–.

A pesar de que usemos algún tipo de insecticida doméstico, deberemos tener presente que este método no nos sirve para eliminar los huevos, que son el foco de reproducción de este insecto. Por tanto, volverán a salir si no eliminamos el problema de raíz. Por eso debemos eliminar todas las zonas potenciales de reproducción; de no ser así, el problema continuará.

Una vez eliminada la fuente de reproducción podemos usar una trampa casera para atrapar las moscas adultas: colocamos un embudo de papel enrollado en un frasco con algo fermentado, como un poco de vinagre de sidra de manzana, dentro cerca de donde estén las moscas. Estas, atraídas por el vinagre, quedarán atrapadas en el interior.

¿De qué manera prevenimos la aparición de estas moscas?

Para evitar que la mosca de la fruta se sienta muy cómoda en nuestra cocina el truco está en adelantarnos a este bicho para asegurarnos de que no aparecen. Podemos hacerlo de varias maneras:

  • Mantener un ambiente seco en casa ya que a las moscas de la fruta les encantan los ambientes húmedos. 
  • Evitar dejar restos de comida en la encimera: los restos de comida son un paraíso para las moscas, que se siente atraídas por cualquier cosa que contenga azúcar que fermente y se convierta en alcohol. Si no lo encuentran fácilmente, los buscarán en botes de basura sucios o desagües de fregaderos, que deberemos mantener bien limpios y vaciarlos con regularidad.
  • No almacenar mucha fruta si no la vamos a consumir a los pocos días. En caso de hacerlo es mejor revisarlas periódicamente.
  • Colocar las manzanas y los tomates por separado porque liberan más etileno que otras frutas, una molécula que acelera la maduración. 

Un insecto que, pese a todo, es muy útil para la investigación

Drosphila melanogaster, pese a molestarnos cuando la encontramos en la cocina, complace mucho a los investigadores por su papel esencial para la genética. Gracias a su alta fertilidad, y que comparte el 60% de los genes con los humanos, permite abordar temas fundamentales de neurobiología, para estudiar determinados aspectos del cáncer, del sistema inmunológico o el envejecimiento. De ahí que tenga un papel protagonista en la investigación biomédica.

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