Piedra blanca: para qué sirve y para qué no este producto de limpieza

Piedra Blanca

ConsumoClaro

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Con el paso del tiempo, la limpieza de la casa se puede hacer realmente tediosa, sobre todo si necesitamos hacerlo lo más rápido posible. Tener que estar utilizando un producto distinto para cada zona o superficie puede resultar una tarea complicada.

Más aún si acudimos a baldosas, fregaderos u otras zonas donde el uso provoca que mantenerlo a punto sea más difícil. Por eso, cada vez es más común ver un producto multiusos como la piedra blanca en las casas españolas.

Aunque existen muchos productos de limpieza que se definen como multiusos, algunos de estos pueden estropear algunas superficies si no se aplican bien o si se hace un uso abusivo de ellos, como es el caso de la lejía.

La piedra blanca, en cambio, es un producto natural que, prácticamente, puede utilizarse para limpiar casi toda nuestra casa. Ahora bien, a estas afirmaciones deberíamos añadirles uno o dos “casi”: casi natural y sirve para casi todo.

Qué es exactamente la piedra blanca

Se trata de una pasta de limpieza de color blanco que está compuesto al 100% por productos naturales, aunque en ocasiones se utilizan algunos productos sintéticos en pequeñas porciones. Esto pasa cuando se le añaden productos aromáticos que simulan limón o naranja.

En líneas generales, tiene una composición mineral de entre un 50 y un 74%. Entre sus ingredientes hay minerales de óxido de aluminio y/o sílice, así como carbonato cálcico. Estos materiales le confieren firmeza y consistencia, de ahí sus propiedades ligeramente abrasivas.

También tiene un porcentaje de jabón, agua, glicerina vegetal y carbonato de sodio, que le confieren propiedades tensioactivas para diluir las grasas. Es decir, la piedra blanca es una combinación de compuestos con propiedades físicas y químicas contra la suciedad.

Y en su gran mayoría biodegradables, de ahí a que en muchas formulaciones comerciales se utilice la palabra “ecológico” en su etiquetado, a veces escondiendo ciertos productos sintéticos.

De hecho, cualquier persona, con cuidado, puede tratar de hacer su propia piedra blanca utilizando jabón, aceite de oliva, carbonato de sodio, agua y arcilla blanca o piedra pómez a mano. Aunque el proceso no es muy difícil, puede que el resultado no sea tan eficiente como uno ya comprado. 

¿Cómo se emplea la piedra blanca?

Al tratarse de un producto bastante natural, carente de tensioactivos sintéticos, la piedra blanca precisa que ejerzamos una acción física de raspado sobre las superficies que queremos limpiar. Por un lado para ejercer su acción abrasiva y, por el otro, para lograr que el jabón se mezcle bien con la suciedad y la diluya.

Para ello necesitaremos la acción de una esponja, no necesariamente muy abrasiva, ya que en tal caso podríamos estropear los materiales. Mojaremos un poco en agua la esponja, la pasaremos sobre la superficie de la piedra blanca para que se impregne de esta pasta y seguidamente frotaremos la superficie a limpiar con la esponja impregnada.

Después esperaremos unos minutos a que la pasta de la piedra blanca haga efecto y finalmente, con agua, aclaremos la superficie donde hemos aplicado la esponja.

La mayoría de formulaciones comerciales ya incorporan la esponja en el mismo bote de la piedra blanca por lo que, tras utilizarla, hay que procurar guardarla seca, para que el agua no diluya el producto dentro del bote.

Para qué sirve la piedra blanca

A pesar de tener numerosas aplicaciones, no se puede utilizar sobre cualquier superficie, ni en todos los objetos. Sí es de fácil y eficaz empleo en los siguientes casos:

  • Metales envejecidos y picas de cocina de metal, campanas extractoras metálicas, etc.
  • Paredes manchadas, lo que nos ahorra tener que volver a dar una mano de pintura.
  • Baldosas de cocina y baño.
  • También barbacoas, sartenes de hierro y similares, siempre que no tengan superficie antiadherente, ya que la estropearíamos.
  • Zapatillas deportivas sintéticas blancas; no en color, ya que pude resultar agresiva.

Aunque podría emplearse, por ejemplo el suelos de gres o porcelana, o bien en vasos o platos sin dibujos, su elevado precio hace que sea conveniente limitar su aplicación a productos más de detalle y de limpieza menos frecuente. A este respecto hay que tener en cuenta que un bote de unos 600 g puede alcanzar los diez u once euros.

Para qué no debe usarse:

  • Para productos de piel como zapatos, maletas, etc. El motivo es que es un producto bastante agresivo y podría estropear la piel.
  • Para cromados en grifería ya que, al tener que aplicar la esponja con la piedra abrasiva, es muy plausible estropear el cromado.
  • Para superficies antiadherentes de sartenes, como ya se ha explicado, ya que podemos estropearlas.
  • En el caso de vajillas con dibujos también corremos el riesgo, al aplicar un producto abrasivo, de que con el tiempo se desgaste su uso.
  • En la mayoría de productos con color, ya que podríamos estropearlo.
  • En superficies y objetos de madera.

¿Qué precio tiene?

Ya hemos explicado que la piedra blanca no es un producto precisamente de bajo precio. Los botes contienen entre 375 y 600 gramos y el precio medio por kilo es de 21,56 euros.

No obstante, es un producto que funciona muy bien con poca cantidad, por lo que un bote puede dar para bastantes usos y al final salir a cuenta, siempre y cuando se utilice para superficies relativamente pequeñas y suciedad de detalle.

Según un estudio de la OCU, entre unas marcas y otras hay una gran diferencia de precio. “Mientras que Chubb cuesta 7,10 euros/kg (3,55 euros el bote de 500 g), La Fantástica Piedra Blanca tiene un precio de 28,17 euros/kg (16,90 euros el bote de 600 g) y La Auténtica Piedra de Arcilla de 29,92 euros/kg (17,95 euros el bote de 600 g)”, explica la organización de consumidores.

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